El mundo se estremece entre la victoria de Trump y la muerte de Castro. Una alternativa obrera y socialista es necesaria
Domingo 27 de noviembre de 2016
Hace pocas semanas la victoria de Trump alertaba sobre la enorme crisis del bipartidismo norteamericano y que colocaba en el gobierno a un outsider de derecha que representaba el racismo, la misoginia y la cara más rapaz del capitalismo.
La “era de Trump” no solo demostrado la fuerte inestabilidad social dentro de la principal potencia imperialista mundial donde se han desarrollado multitudinarias manifestaciones de mujeres, negros e inmigrantes, sino que también las tensiones geopolíticas en el mundo entre las potencias imperialistas en un momento de perdida de la hegemonía norteamericana. El ascenso de Trump marca también un punto de apoyo para los nacionalismos de derecha que surgen en una polarizada Europa.
La muerte de Fidel Castro, uno de los rostros centrales de la revolución cubana junto con su hermano Raúl y el Che Guevara ha vuelto a poner en velo el debate sobre el socialismo.
La derecha ya hace un festín con su muerte soñando con volver a los 90’ y declarando muerto al “comunismo”. Pero no es el escenario de sus sueños. A diferencia de lo que quieren la derecha y los empresarios de marcar la muerte de Fidel como la muerte de la lucha de los explotados, la clase obrera y la juventud viene en un ascenso que no pretende cerrarse y en luchas alrededor del mundo que apenas comienzan.
Por otro lado, reaviva en la izquierda el debate sobre la estrategia necesaria para hacer la revolución. Fidel fue una figura controvertida, amada por sus seguidores y odiada por el imperialismo. Ocupa sin lugar a dudas un lugar en la historia de Nuestra América. Deja como legado el haber resistido todos y cada uno de los intentos del imperialismo por derrocarlo, pero también una Cuba asfixiada por una burocracia privilegiada y amenazada por la restauración capitalista que avanza sobre las conquistas que obreros y campesinos lograron con su revolución en 1959.
En un escenario internacional tan inestable es necesaria una tercera vía. Un ejemplo es el Frente de Izquierda en Argentina que hace pocos días realizó un gran acto que convocó a 20.000 personas. El acto expresó la emergencia política y crecimiento de una izquierda obrera y socialista en Argentina.
Desde hace ya algunos años que el FIT se ganó un espacio dentro del tablero político del país trasandino. La conquista de diputados nacionales, decenas de cargos en las legislaturas y el fenómeno político que representó Nicolás del Caño, dirigente del Partido de Trabajadores Socialistas (PTS) y ex candidato presidencial del FIT; lograron darle visibilidad a un proceso profundo de fortalecimiento de la izquierda trotskista dentro de la clase trabajadora, el movimiento de mujeres y la juventud. Un acto que es expresión de la lucha contra el ajuste del gobierno de Macri en perspectiva por un gobierno de los trabajadores