Para el próximo curso se termina de implantar como normal la FP Dual, una nueva modalidad que implica más explotación para los docentes y estudiantes, así como un recrudecimiento en las políticas privatizadoras en la Comunidad de Madrid. Más precariedad, más beneficio para las empresas y un sistema educativo insostenible. Para profundizar sobre esta cuestión, nos entrevistamos con dos docentes de FP: María y Sara.
Viernes 12 de julio
La FP Dual: otro ataque a la pública
Desde su creación la FP es el principal bastión de preparación del alumnado para el sector productivo del Estado Español, sobre todo en lo relacionado con trabajos técnicos y de oficio. Miles de jóvenes se forman de una manera teórico-práctica, para adentrarse en un mercado laboral cada vez más precario. Antes de 2011, sin ser duales, ofrecían la formación de saberes generales (de su rama) que debían permitir al alumnado desenvolverse en cualquier entorno laboral de su sector, proceso que duraba alrededor de un año y seis meses, para luego completar su formación con tres meses de práctica (Formación en Centro de Trabajo o FCT). Dicho sea, estas prácticas eran siempre sin remunerar, a pesar de que muchas veces los estudiantes realizaban trabajos equiparables a los de cualquier trabajador.
A partir de la reforma educativa llevada a cabo por el Ministro Wert en 2011, se añade una nueva modalidad: la FP Dual. Con la excusa de potenciar la formación práctica de los estudiantes y su integración rápida al mercado laboral, se aumentaban a 1.000 horas mínimas de práctica en segundo curso (antes eran de 370 horas), al tiempo que se atribuía a las empresas la impartición de algunos contenidos del currículo. Además de suponer en su momento un recorte de gasto público (recordemos que la ley surgió en plena recesión económica) al tiempo que se derivaban fondos a las privadas, esto implicaba, como nos explica María, una dislocación dentro del sector educativo que sólo servía para mermar la calidad educativa, ya que los contenidos que antes se daban en el centro de estudio pasan a ser competencia de las empresas, perdiendo horas los docentes: «básicamente consiste en alargar el periodo de prácticas en la empresa. Pero no sólo eso, sino que saca resultados de aprendizaje de lo que hacemos en el instituto y lo tienen que hacer las empresas. De manera que las empresas tienen que impartir de alguna manera esos conocimientos, y evaluarlos incluso. Esto produce un problema de devaluación de la calidad de la enseñanza, porque se pierden horas de aprendizaje en el centro y se ceden a las empresas. Al final lo que está consiguiendo la empresa son trabajadores precarios». De hecho, a partir de la FP dual se aceptó que los estudiantes cobraran un salario mínimo, pero que sigue siendo miserable si consideramos el nivel de vida y que, en muchos casos, cumplen con su labor como cualquier trabajador de la empresa.
Esta nueva modalidad surgía en un momento de ofensiva neoliberal de privatización en todo el sector educativo, pero que impactó con especial violencia en la FP. En la última década, ha aumentado la oferta privada un 1.523% en grados medios y un 854% en superiores, hasta el punto de que la concertada y privada ya supone más del 50% de la oferta en la Comunidad de Madrid. La FP Dual es una profundización en esta tendencia: los centros de estudio se ven despojados de contenido que pasa a ser parte de la empresa. María nos señala que uno de los principales problemas de esta derivación ya no es solamente la nula capacidad pedagógica de las empresas en muchos casos: «Algunas veces lo único que quieren es mano de obra barata, que rota año tras año con pagas miserables», añade María. La poca formación que pueda haber se hace sin atender necesariamente al currículo y se forma para ser trabajador de la empresa de prácticas. En otras palabras, la práctica te enseña el funcionamiento de una empresa, y no una formación general dentro de un sector.
Esta política se impulsa en dos niveles. En el autonómico, hemos vivido los sucesivos ataques que los gobiernos de la Comunidad de Madrid PP (ahora con Ayuso) han llevado contra lo público, y más en concreto contra la educación pública y la FP. De sobra son conocidas sus políticas para desviar dinero a la privada ofreciendo ayudas para la privada, recortando constantemente en el sector público para mermar la educación o cediendo terreno público a empresas. Hay que recordar que desde el 2020 se ha hecho una inyección de 6.000 millones de euros en las FPs que, según CGT, se han derivado prácticamente hacia la privada y las empresas, ya sea en forma de subvenciones o de forma indirecta (cheques disfrazados de beca, recursos, etc.).
Por otro lado, las políticas laxas, si no abiertamente neoliberales, llevadas a cabo por los distintos gobiernos centrales, incluidos el Gobierno de PSOE y socios (UP antes y Sumar ahora). La Lomloe, por poner un ejemplo, no es más que un retorno disfrazado de progresista de las antiguas leyes del PSOE que ya provocaron huelgas y movilizaciones en educación; una ley que no toca un pelo a las empresas, que siguen interviniendo en la educación tanto económica como ideológicamente, como se ve con el crecimiento de la extrema derecha entre la juventud.
De hecho, en este sentido, se aprobó por el gobierno la Ley Orgánica 3/2022, de 31 de marzo, de ordenación e integración de la Formación Profesional, que este próximo curso terminará por implantarse y que supone la ampliación de la FP Dual que trae fatídicas consecuencias en una educación pública ya mermada por años de privatización y de injerencia de las empresas. Esta aplicación de la dualidad se establecen dos modalidades: la Dual Régimen General, 500 horas repartidas en primer y segundo curso; y la Dual Régimen Intesiva, que suponen 1000 horas repartidas en ambos cursos. Con esta nueva ley, además de conservar las horas de prácticas, se dualizan los módulos, de forma que parte de los aprendizajes como su evaluación pasan a ser responsabilidad de la empresa. Como nos explica María, «con la nueva ley se dualiza todo, ya no va a existir la FP no dual. Y además que lo que ya era dual va a ser más dual todavía; es decir, dual intensivo, todavía más horas en la empresa». Este es uno de los cambios más sustanciales: los módulos son impartidos en parte por las empresas, tanto su impartición como evaluación, lo que a implica una formación que no es homogénea, incompleta y de peor calidad. «Para mí es una privatización encubierta porque muchos de los recursos se derivan a las empresas», remata Sara.
Ante esta situación, les hemos preguntado, para comprender el auténtico impacto en el sector educativo de esta nueva ley, en qué se va a ver influido dentro de un centro y qué consecuencias concretas tiene en la calidad educativa.
Los docentes: recortes y sobreexplotación
Para el cuerpo docente supone, en primer lugar, un empeoramiento de sus condiciones laborales y una incertidumbre insoportable, sobre todo en el caso de los interinos. Nos señalan María y Sara que en FP se van a perder horas lectivas y, por ende, profesores, hasta el punto de que algunos departamentos pueden perder una o dos docentes según la circunstancia y el modo en que se organicen los departamentos. A esto se añade la competencia y división constante entre las docentes técnicas (PT), más enfocadas al ámbito práctico, y las docentes de secundaria (PS), más enfocadas a los saberes teóricos. Sara nos explica que el sistema ya como estaba resultaba injusto y competitivo para los distintos docentes (por ejemplo, las PT cobraban menos que sus compañeras PS). Con la nueva ley se genera una competitividad mayor entre los trabajadores. Ello se debe a que disminuyen las horas lectivas de los módulos al concederlas para las empresas, al tiempo que la atribución docente de dichas horas no está restringida y pueden cubrirlas múltiples departamentos, tanto PT como PS. Esto provoca una pugna constante por intentar conseguir horas lectivas. Esto es un problema en conjunto del cuerpo docente, que queda dividido y enfrentado frente a un ataque contra la totalidad del modelo educativo. Esta situación, además de ser laboralmente insoportable para los docentes, no favorecen el aprendizaje del alumnado, quien ve reducidas sus horas de preparación antes de ser arrojados, con unos conocimientos básicos y sin un pensamiento crítico y profundo a la explotación del mercado laboral.
Nos explica Sara que con la nueva ley se introducen, a su vez, nuevos módulos (sostenibilidad, digitalización y se añaden optativas de distintos tipos). Estos módulos, en principio adscritos a los departamentos técnicos, aparecen y quitan horas de los módulos que había antes, al tiempo que pueden ser adjudicados tanto a PS, como a PT o al departamento de Formación y Orientación Laboral (FOL) o de Idiomas, lo que, en último término, sigue fomentando esta competitividad entre los docentes. Esta adjudicación la decide el equipo directivo, lo que fomenta que puede presionar a los docentes usando este poder como moneda de cambio. Pero, además, suponen una nueva injerencia de las empresas dentro de la FP porque, como nos apunta María, detrás de algunos de estos módulos están empresas concretas. Por ejemplo, el nuevo módulo de sostenibilidad está impulsado, ni más ni menos, que por Naturgy, una empresa denunciada por Ecologistas en Acción por ser una de las más contaminantes junto con Repsol y Endesa.
Un ejemplo de esta intervención de las empresas en FP nos lo da María cuando nos explica la situación de FOL, un departamento que lleva a cabo módulos trasversales para la formación del estudiante en materia laboral. María nos describe cómo FOL pasa a llamarse Itinerario Personal para la Empleabilidad: «el módulo pierde contenidos laborales para pasar a enseñar al alumno a ser empleable; es decir, que si no encuentra trabajo es porque él no se ha ofrecido bien a la empresa. Es un módulo con una lógica individualista y que te prepara para la precariedad mientras se habla de emprendimiento. Parte de la formación relacionada con derechos laborales se pierde, y pasa a hablarse de orientación porque a una empresa lo que le interesa es un trabajador dócil que haga cualquier cosa por ser empleable. Se vuelve algo más parecido al coaching empresarial. A esto podría verse reducido el módulo».
Con la reducción de horas lectivas aumenta la sobrecarga de trabajo dada la pérdida de puestos docentes y que conlleva que se den más módulos diferentes en menos horas, al añadirse módulos de una y dos horas semanales. Las docentes tienen que hacerse cargo de más módulos diferentes en menos horas, con la ratio de alumnos correspondiente y la carga burocrática asociada a ello (convenios, programas formativos, etc.). A esto se añade la tutorización de la Formación de Prácticas en Trabajo (que con la nueva ley pasa a ser Fase de Formación en Empresa o FFE). Esta labor implica, además de su carga lectiva, buscar las empresas que acojan a los alumnos, organizar todas las prácticas, hacer un seguimiento y evaluarlas. Antaño tenían seis horas asignadas para estos trámites; en la actualidad se limitan a dos o tres horas dependiendo de si tiene más de 15 estudiantes. Dos o tres horas que, como nos cuenta Sara, no se cobra en el caso de las tutoras de segundo curso a pesar de ser las que siempre se hacen cargo de las FCT. Sólo las tutoras de primero de forma extraordinaria cobran por ser tutoras, aunque no tutoricen las prácticas de la empresa.
En cualquier caso, añade, son muy pocas horas para la cantidad de trabajo requerida para cubrir esa tutorización; sobre todo si tenemos en cuenta que se añaden las prácticas de primer curso. Esto hace que haya que buscar un mayor número de empresas, muchas que no tienen interés en formar tantos alumnos. ¿Cómo pretenden que en dos horas a las semanas las docentes busquen empresas, hagan un seguimiento, evaluar y realizar toda la burocracia asociado ello, al tiempo que imparten y preparan sus clases y realizan el resto de tareas de docencia? ¿Y cómo se encaja esto si añadimos, además, la conciliación familiar? La conclusión es docentes saturados, mal pagados, y una educación de peor calidad para los propios alumnos.
Esto supone una gran carga de trabajo para el profesorado para buscar prácticas. Hay que recordar que este anterior curso cientos de estudiantes de Formación Profesional fueron a la huelga porque la competitividad de plazas los había dejado fuera (los centros privados pagan hasta 500 euros por alumno para que tenga prácticas en empresa, a pesar de que está denunciado y es ilegal). Ahora que se suman los de primero, el riesgo de no poder titular por no obtener prácticas ha aumentado. María nos responde: «Ahora hay que buscar prácticas para estudiantes de primero, aparte de los de segundo. Imagínate la cantidad de empresas que nos vemos abocadas a buscar, cómo nos obligamos a competir entre los diferentes centros públicos y privados. Y los privados ya sabemos que antes han pagado por sus estudiantes. Esto afecta a la calidad de las FFE y es una presión constante. En esa tesitura ¿cómo puedes negarte a trabajar con determinada empresa que no cumple con su cometido a nivel académico, si realmente no tenemos empresas con las que trabajar?». Además, apunta Sara, que para la FP dual intensiva las docentes «tenemos que andar en nuestros departamentos decidiendo qué resultados de aprendizaje vamos a ir cediendo a la empresa, y lo tienes que decidir antes de saber a qué empresa va a ir el alumno» y, al final, toda la enseñanza pública depende de un encaje de bolillos con el mercado laboral, algo que ya ocurría con la antigua FP Dual, pero que se recrudecerá con la FP general e intensiva el curso que viene.
Esto sería sencillo si no fuera porque la FP pública compite constantemente con la privada. «La privada paga a las empresas para que los alumnos tengan prácticas, lo que hace que, a la larga, el alumnado de la pública no tenga acceso o, si lo tiene, no sea de las empresas adecuadas. Las docentes tenemos que buscar enloquecidamente empresas que acepten a los alumnos. Y, al haber esta competición y al enfocar las prácticas al mercado laboral y a formar a trabajadores en las empresas, éstas nos piden el currículum de los alumnos para valorar si los cogen de prácticas. Como decía antes, este tipo de FP es un ataque a la educación pública en toda regla. Son las empresas las que eligen a nuestras alumnas, lo que implica que la enseñanza pública se supedita al mercado laboral».
Alumnos condenados a la precariedad sin formación
La realidad de los estudiantes de FP ya era, de principio, tan asfixiante como para cualquier estudiante de instituto: clases saturadas, un ritmo de aprendizaje ineficiente y frenético, falta de recursos y, en su caso, con muchísimas menos plazas ofertadas (hay que recordar que el pasado curso más de 30.000 jóvenes se quedaron sin plaza en la pública y se vieron obligados a trabajar sin formación o a pagar una privada).
Por otro lado, los estudiantes también son gravemente afectados por la dualidad de la FP. Como si no se vieran lo suficientemente afectados por la dificultad para encontrar una plaza en la pública, ahora también se suma el problema de que, con la competencia entre centros, tanto públicos como privados, deja a los estudiantes sin prácticas y, por ende, sin posibilidad de titular. Es una competencia desigual en el que «la privada paga a las empresas para que los alumnos tengan prácticas», dejando a la pública sin prácticas. ¿Qué les queda a los alumnos de la pública? ¿Qué herramientas tiene el estudiantado para defenderse de estos abusos?
Este fue el brete en el que se encontraron los alumnos de la rama sociosanitaria, quienes llevaron a cabo una ejemplar huelga autoorganizada este pasado curso. Los estudiantes denunciaban este problema de la falta de prácticas, y además ponía sobre la mesa, otras muchas cuestiones que se enfrascan en el marco del plan neoliberal de desmantelamiento de la formación profesional pública: falta de material, de docentes y de cómo las becas se van a la privada. Incluso hay becas que son exclusivamente para la privada, que en la práctica funcionan como cheques para las empresas.
Este panorama se recrudece con la FP dual. La realidad no es solo que con la dualización de la FP se vea mermada la calidad educativa, sino que, como explica Sara, el sistema actual obliga a competir entre los propios estudiantes por conseguir una mejor empresa donde realizar sus FFE. Las docentes tienen que vender a sus propios alumnos, «segregando a los alumnos de lo que son las clases, porque a aquellos que se les está dando mejor, por así decirlo, los mandas a unas empresas que son mejores que les puedan facilitar quedarse después en esas empresas, y los que van peor los envías a empresas peores. Es decir, te obligan a funcionar como si fueras una ETT en el propio centro».
Al final esta situación no lleva a otro camino que la saturación de los profesores y de los propios estudiantes. En el caso de los docentes debido a la incapacidad de llevar a cabo la tarea sin comerse horas dedicadas a la conciliación de su vida personal y, por parte, del alumnado porque lo obliga a tener una formación pobre para luego estar a merced de las patronales como bien dicen estas docentes: «la realidad es que la mayoría de las empresas no dan esa formación general, ni les evalúan. ¿Qué herramientas tiene el profesorado para garantizar que se cumplen esos resultados de aprendizaje en la empresa?». Ante tal realidad, la única herramienta para evitar la venta de nuestro futuro como estudiantes, como quedó demostrada con la movilización de este último año, es ante todo la autoorganización y la lucha desde los centros de estudio.
¿Cómo se organizan los y las docentes?
La implantación de la FP Dual no ha sido sólo un programa impulsado por gobiernos abiertamente neoliberales y conservadores, sino que la última ley fue promulgada por el gobierno del PSOE. Ante esta situación, las docentes nos hacen ver su desamparo por parte del gobierno “progresista”: «Al final esta nueva reforma sigue una lógica neoliberal. Se están aceptando unas lógicas que impone el capitalismo y en estos puntos concretos no se está tratando de cambiar el sistema ni cambiar la lógica. Creo que un gobierno progresista no debería llevar a cabo esta privatización encubierta y esta situación», nos dice María. Los gobiernos del PP en la Comunidad de Madrid, hoy en día Ayuso, en última instancia, no suponen más que una profundización exagerada de un marco legal que fomenta la privatización desde múltiples ángulos.
En este panorama, hemos preguntado por cómo los sindicatos han enfocado estos ataques constantes contra la FP. Desde su punto de vista, más allá de cuestiones más administrativas, no consideran que los sindicatos de la mesa sectorial (ANPE, CCOO, CSIF y UGT) hayan planteado un horizonte de lucha para frenar la FP Dual. Por el contrario, piensan que la aplicación de estas leyes ha tenido, aunque sea por pasiva, el beneplácito de las direcciones sindicales. Sara nos explica que otros sindicatos más horizontales y asamblearios sí han tratado de levantar la lucha por la FP. Ella pone el caso de la CGT, el sindicato en el que está afilada y participa activamente, que sí ha llevado a cabo durante años una fuerte campaña denunciando la FP Dual, pidiendo su derogación y organizando a los trabajadores para combatirla.
No obstante, tanto María como Sara nos hacen ver que la situación es complicada por los años de pasividad social y división entre docentes, además de la absurda sobrecarga de trabajo. Sara nos dice que «dentro de una especialidad, se pueden tener un abanico de hasta 35 módulos diferentes. Cada año nos vemos impartiendo distintos módulos nuevos, lo que implica mucha preparación. Además, hay que tener en cuenta la toda la carga burocrática, la tutorización de FFE, etc. Tenemos poco tiempo material para reunirnos en nuestros centros para hablar de estas cosas». De algún modo, ello ha limitado la lucha en las FP.
No obstante, esa situación ha cambiado este último curso. En este sentido, además de la campaña de CGT, nos señalan el impacto positivo que tuvo la Asamblea Menos Lectivas en su centro. La Asamblea Menos Lectivas es el movimiento asambleario, también compuesto por los sindicatos CGT, STEM y CNT, creado por los docentes en este último curso y que, a través de autoorganización y de lograr un frente común, asambleario y horizontal, consiguieron levantar cinco exitosas jornadas de huelga que rompieron la pasividad de la educación de los últimos doce años. Algunas docentes de FP se están organizando en este espacio y eso, como nos señala María, lo ven muy positivo, porque plantean una nueva perspectiva de lucha. En el marco de Menos Lectivas han creado una asamblea en su centro, así como están conformando un grupo de trabajo que permitirá articular la lucha en la FP a partir de septiembre. Dentro de Menos Lectivas han dado cuenta de la situación y se han podido poner en contacto con otros docentes de FP para mejorar la situación en esta etapa educativa en específico: «Creo que Menos Lectivas está sirviendo de plataforma para suavizar fricciones entre los docentes, crear una unidad perdida y atraer gente de FP, y organizar a los docentes». Y añade Sara: «En Menos Lectivas hemos creado ya un grupo de Whatsapp con más de 50 personas. En septiembre pretendemos crear un espacio propio en Menos Lectivas para unificar y expresar nuestras reivindicaciones y poder crear un movimiento más sólido dentro de los centros de FP, poniéndonos en contacto con otros centros que, quizá, se sienten aislados sin saber que somos muchas las que queremos luchar contra esta privatización y esta situación en la educación pública, y más en concreto en FP».