La hija del genocida Ricardo Lederer y la nieta recuperada por Abuelas de Plaza de Mayo se encontraron en el hotel Bauen en el marco de la reunión de solidaridad y organización de los trabajadores de PepsiCo.
Alan Gerónimo @Gero_chamorro
Domingo 16 de julio de 2017 05:26
Erika Lereder es abogada, pero algo que siempre le apasionó es la filosofía, carrera que casi tuvo que hacer a escondidas y no pudo terminar. Su padre Ricardo Lereder, quien se desempeñó como segundo jefe de la maternidad clandestina del Hospital Militar de Campo de Mayo durante la dictadura y fuera partícipe de la apropiación de bebés, entre maltratos le prohibía estudiar esa carrera para “zurdos”.
Como hija de un genocida decidió un día poner un “stop” y decir bien fuerte “yo repudio a mi papá”. Muchas fueron las voces del otro lado, de los que visten fajina y usan el “palito de abollar ideologías” que la trataron de traidora y ella con un coraje enorme los enfrenta cotidianamente.
Apenas terminó la represión en PepsiCo, Erika mando un mensaje: “Mucha fuerza compañeros, están dando una batalla heroica, no los tenemos que dejar pasar, ahí la vi a Vicky en el techo, me llena de orgullo”
Victoria Moyano Artigas, hija de militantes desaparecidos, sin dudarlo con Alejandrina Barry subieron al techo de la fábrica PepsiCo con los trabajadores en la larga espera que terminó en un brutal desalojo por parte de la maldita Policía Bonaerense.
De pequeña estatura pero con un ímpetu gigante resistió junto a los trabajadores hasta el último momento.
Si de poner el cuerpo se trata, Vicky tiene larga data, así lo hizo en 2014 en la autopista Panamericana cuando enfrentó al "gendarme carancho" Torales mientras el cordón policial avanzababajo las órdenes de Sergio Berni.
Ayer se cruzaron. Ya se habían visto en otras situaciones entre mates y charlas, pero esta era la primera vez que las encontraba en el Hotel Bauen recuperado por sus trabajadores. ¿El motivo? Defender los puestos de trabajo de las más de 600 familias que trabajan en PepsiCo.
Un pedido especial antes de la corta entrevista. “Por favor nombrá al colectivo, yo no estoy sola, somos muchos los que estamos organizándonos en contra de lo que hicieron nuestros padres”, manifiesta Erika.
Por momentos entre risas y por momentos la seriedad que amerita la situación, las respuestas fueron contundentes.
¿Cómo ven la lucha de las obreras y los obreros de PepsiCo?
Erika Lereder -Somos “Historias Desobedientes por la Memoria, la Verdad y la Justicia”, hijos de genocidas que no reivindicamos el accionar de nuestros padres, al contrario lo repudiamos. Esto hace que apoyemos cada lucha por la reivindicación de derechos, principalmente por los sectores que en la dictadura fueron desaparecidos.
El gobierno y los empresarios están pretendiendo aplicar la misma política económica que en aquellos años de la dictadura cívica – eclesiástica – militar, por ende lo cierto es que nosotros no podemos no estar en estas luchas que se van a dar ir dando mucho mas seguidas, porque la política de hambre que está aplicando este gobierno nos va a llamar cotidianamente.
La lucha que están dando las obreras y los obreros de PepsiCo y de cada obrero que lucha por sus derechos laborales, es la misma lucha que daban los 30.000 detenidos desaparecidos. Entonces para nosotros la lucha que dan los trabajadores es continuar la lucha que nuestros padres les impidieron dar.
Ellos les quitaron la vida a los obreros y nosotros como colectivo queremos continuar la lucha de los 30.000.
Vicky Moyano – La pelea de PepsiCo es la lucha de los obreros. Muestra la fuerza que tienen los trabajadores cuando se levantan y luchan por su derecho al pan y no querer resignarse a quedarse en la calle.
Además expresa años de organización contra condiciones de trabajos terribles, muchas son mujeres cabeza de familia que a esta multinacional no les interesa las hernias de disco, las operaciones, la cantidad de problemas de salud que tienen por años y años de fábrica, así y todo ellas, que son mayoría dentro de la fábrica, están en primera línea de la resistencia contra el ajuste de este gobierno.
La pelea que dan, es también una demostración de la lucha que cotidianamente dan los trabajadores por defender sus puestos de trabajo. Hoy hay 200.000 despidos y PepsiCo puede ser una punta de lanza para que todos aquellos que quieran pelear por su puesto de trabajo lo hagan codo a codo, a diferencia de las burocracias sindicales que sistemáticamente traicionan a los trabajadores.
Esto no empezó de un día para el otro, desde el año 2001 venimos como Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (Ceprodh) participando de la organización de los obreros.
Por eso vemos importante la defensa de los puestos de trabajo y acompañar con todas nuestras fuerzas a los trabajadores.
Ya que se demostró que las empresas tienen el aval del gobierno para hacer lo que quieran con los trabajadores de forma ilegal, fraudulenta y con represión. Nosotros no lo vamos a permitir.
¿Qué les pareció la reunión de organización y solidaridad con esta lucha?
V.M- La reunión de solidaridad fue muy importante. Estuvieron sindicatos, comisiones internas, organismos de derechos humanos, figuras públicas, diputados y agrupaciones que no dudaron un momento en ser solidarios con la lucha.
Esto debe plasmarse en una nueva fuerza que salga a las calles a combatir contra estas patronales saqueadoras y este gobierno que solo quiere hambre para el pueblo.
Por eso el martes tenemos que ser miles en las calles, contra los despidos, contra el ajuste y contra la represión del gobierno.
E.L- La reunión por suerte tuvo mucha convocatoria y compromiso, esperemos verlos a todos en las calles de manera efectiva el día martes.
¿Qué relación ven entre la lucha de los organismos de derechos humanos, de ex detenidos desaparecidos y de familiares de víctimas del genocidio con las luchas obreras actuales?
E.L- La relación es casi la misma, donde hay un Estado que defiende al capital y va a reprimir todo tipo de reclamos y derechos de los sectores más vulnerados.
Como dijo María Carmen Verdú estamos volviendo a la bota, a los palos, si bien había mermado en los últimos años la represión, vuelvo a lo mismo, cuando uno intenta parar los movimientos de patrón en el sentido de una mejor distribución del ingreso, el capital va a saltar con las armas y con represión, eso fue así y así va a seguir siendo siempre.
En un punto son las mismas botas las de antes que las de ahora porque se quiere aplicar la misma política económica. Cuando empieza a haber hambre, desempleo y demás hay represión, así se demostró por ejemplo las jornadas del 19 y 20 de diciembre.
Hay agentes que llevan a cabo esa represión que podrían ser nuestros viejos, entonces, si como colectivo no recordamos lo que pasó en la dictadura militar, el hambre y las políticas neoliberales que aplicaron con Aleman y toda esa gente en su momento no aprendimos nada.
V.M – Las peleas por los puestos de trabajo, por las condiciones de trabajo, en definitiva es una pelea por un mundo donde seamos socialmente iguales, es una pelea por los derechos humanos.
Por eso los organismos de derechos humanos no solo vienen acompañando a los trabajadores de PepsiCo, si no, también a los de Kraft, a los de Madygraf y a los de Lear que tuvieron que enfrentar una dura batalla.
Lamentablemente no son todos los que apoyan, pero tenemos personas y organismos muy valiosos como Nora Cortiñas, Elia Espen de madres línea fundadora, al premio nobel Pérez Esquivel y otros tantos que siempre están al lado de las luchas obreras y nosotros somos parte de esa defensa desde un primer momento, y vamos a seguir al pie del cañón en todo lo que decidan los trabajadores.
Como decía Erika, las mismas botas que hoy le pegan a los trabajadores de PepsiCo, son las mismas botas que se llevaron a mi papá y a mi mamá, fue un orgullo enorme resistir con los trabajadores de PepsiCo en la terraza y ver a mis compañeros resistiendo el desalojo abajo.
Pero también es un orgullo que Erika y el colectivo decida poner su fuerza para que los ataques que estamos sufriendo no pasen.
Por eso, este martes a las 17 horas en el Obelisco vamos a estar todos juntos presentes en la marcha por los trabajadores de PepsiCo, por todos los despedidos y por los 30.000 que dieron su vida para cambiar a este sistema de raíz.