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Red Internacional
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Plan de estudio. ¿Es realmente ‘crítico’ el “pensamiento crítico” cotemplado en la NEM?

Durante este ciclo escolar la SEP ha impuesto una serie de cursos en el Consejo Técnico Escolar (CTE) acerca de los elementos que componen la NEM. Desarrollaremos un primer acercamiento crítico al llamado “pensamiento crítico”, sus principales lógicas y a qué intereses materiales responde.

Miércoles 19 de abril de 2023

El 14 de agosto del año pasado se publicó en el Diario Oficial de la Federación el acuerdo 14/08/22, por el cual se modificó el Plan de Estudios para Educación Básica y así avanzar con la “parte educativa” de la Nueva Escuela Mexicana (NEM), en el marco de la reforma educativa de la 4T del 2019.

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Durante este ciclo escolar, a los más de 1 millón 700 mil docentes que formamos parte del Sistema de Educación Básica nos han hecho tomar cursos durante las sesiones de CTE para conocer algunos pormenores de lo que se presenta como el nuevo plan de estudios. En gran medida, las “actualizaciones” que recibió la política educativa radican -a simple vista- en el terreno conceptual y la reestructuración de sus objetivos, incorporaciones ideológicas y políticas, lo cual se refleja en el reacomodo de algunos contenidos. Así, la NEM aparece como “contrapuesta” al Plan de Aprendizajes Clave par al Educación Integral que se aplicó desde octubre del 2017.

Este aspecto de hecho se menciona literalmente como apertura del acuerdo 14/08/22, el cual dice a la letra que, en nuestro país, “…en los últimos 30 años, el sentido del cambio curricular para la educación preescolar, primaria y secundaria ha tenido una visión instrumental centrada en la aplicación de estándares curriculares homogeneizantes y descontextualizados, lo que ha llevado a considerar a las maestras y los maestros como personal técnico que transmiten información, lo que ha generado exclusión e inequidad, afectando a todas las niñas, niños y jóvenes que cursan dichos niveles educativos…”, lo cual podría interpretarse como una ruptura ideológica con el neoliberalismo imperante aplicado en el terreno educativo.

De este principio, el anexo al Acuerdo anteriormente citado señala la estructuración del Plan de Estudio, dividido en 4 Campos Formativos y 7 Ejes Articuladores, de los cuales dos de ellos hacen hincapié en el pensamiento crítico, desarrollado en distintos puntos del Acuerdo y estableciendo una amplia cantidad de parámetros de los cuales podríamos destacar, por ejemplo, el que hace alusión a la “transformación de la realidad” o el de ver la educación “no solo para formar capital humano” sino para hacer que “Los estudiantes se apropien de forma crítica de los saberes y las reglas de la sociedad para la construcción social de la escuela y su entorno”.

‘Pensamiento crítico’ de la NEM vs conciencia de clase

En uno de los videos “formativos” de la SEP para telesecundaria se muestra un ejemplo de la aplicación didáctica del Pensamiento Crítico en las aulas, el cual queda plasmado como “la capacidad de los estudiantes para poder diferenciar de forma ‘crítica’ los productos que son dañinos para la salud o poder diferenciar las cualidades de una marca con respecto de otra”.

¿Por qué esta “visión crítica” no cuestiona al gobierno que permite que estos productos dañinos se fabriquen y se pongan al alcance de lxs jóvenes, o que pueda mantenerse la propiedad privada de esas fábricas a pesar de que producen eso?

La respuesta a esta pregunta tiene que ver, en primera instancia, con quién realiza los programas de estudios y los intereses materiales a los que sirven: en este pequeño ejemplo, ser crítico solo se limita a “saber tomar decisiones”; en el Plan de Estudios se plasma en el terreno de la “participación y construcción social de la escuela, lo cual es completamente ambiguo, inclusive en la premisa de la transformación social o en la transformación de la realidad, porque reduce esto solo a que se “pueda participar”, pero en el marco de las reglas establecidas.

El tema educativo y este debate sobre pensamiento crítico abarca muchos aspectos. Desde nuestro punto de vista como docentes organizados en la Agrupación Nuestra Clase, va más allá de la educación en si misma, pues este aspecto de la vida pública no está disociado de la sociedad en que se desarrolla, dividida en clases sociales, lo cual convierte a la educación en un terreno en disputa entre la hegemonía burguesa, con sus intereses empresariales y sus “verdades universales e inamovibles”, como la cuestión de la propiedad privada o que la educación en sí misma es liberadora, proyectándose políticamente a través de incidir en la elaboración de los planes educativos; y por otro lado los intereses de las clases trabajadoras, las cuales consiguieron este derecho gracias a la lucha por educación pública durante el siglo pasado.

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En las universidades, aunque todavía en sectores reducidos, el gobierno inclusive ha tenido que rescatar -de forma edulcorada y mutilada- el pensamiento de Karl Marx y su crítica al capitalismo. Pero su teoría no se detiene en la comprensión de las relaciones sobre las que se basa este sistema, sino que constituye una guía para la acción, donde las clases trabajadoras, que “no tienen nada que perder, más que sus cadenas”, en lucha revolucionaria contra los capitalistas y su Estado, puedan tomar en sus manos el mundo y ponerlo a funcionar en interés de todxs y no solo de unos cuantos, liberando con ello al conjunto de la humanidad.

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El debate está abierto, las y los docentes tenemos el potencial para desarrollar la discusión, sobre la base de ir recuperando los espacios que nos han quitado, para hacer realidad la famosa 11va tesis (de Marx) sobre Feuerbach: “…no solo se trata de interpretar el mundo, sino de transformarlo”, pues la tarea de educar en sí misma no cambia el mundo si no se interviene en él.