Los legendarios Rolling Stones ofrecerán un recital gratuito en La Habana, cuatro días después de la visita de Obama a la isla. ¿Cuál es el trasfondo de este evento?
Jueves 10 de marzo de 2016 00:12
Es histórica la visita de un presidente yanqui (tras 88 años) a la isla que en 1959 protagonizó una revolución que expropió y nacionalizó las tierras y grandes empresas como las petroleras Esso o Texaco, por ejemplo, y que destacó a la figura del Che Guevara como estandarte. La llegada de los Stones a la Habana también es histórica, al menos a escala cultural. Intelectuales como el escritor Leonardo Padura la califican como “una cuenta pendiente” y un “acto de reparación histórica” para fanas de los Rolling en Cuba.
¿Por qué se concreta recién ahora? Por un lado, Cuba ya no es aquella de las nacionalizaciones que inspiró a generaciones enteras de jóvenes que ansiaban una revolución. Si bien se mantienen muchas de las conquistas obtenidas (como la salud y educación públicas) y es muy necesario defenderlas, la casta dirigente con Raúl Castro al frente, viene implementando reformas de apertura al capital extranjero que están destruyendo las conquistas que quedan; la reapertura de una embajada yanqui y la visita de Obama son parte de ese curso, a la vez que los yanquis buscan avanzar económicamente sobre Cuba ablandando su política criminal del bloqueo.
Por otro lado, los Stones que en sus inicios se ganaron la fama de rebeldes actualmente son habitué de despachos presidenciales como el de Macri. El recital en La Habana –aunque no está relacionado directamente con la presencia de Obama- puede entenderse como la frutilla del postre del combo de acercamiento entre Cuba y EE.UU.
Cuando empezaron en 1962, el repertorio de los Rolling Stones estaba compuesto por temas de Blues, Soul y Rythmn & blues que expresaban lo más profundo de la música negra norteamericana, actitud artística valiente y arriesgada para chicos blancos de Londres. El sello discográfico Decca aprovechó la imagen desafiante de los Stones para mostrarlos como los “chicos malos” que competían con los prolijos Beatles.
Cuando los Stones crecieron artísticamente componiendo sus propios temas, crearon himnos del Rock como “Satisfaction”. En grandes discos como “Beggars banquet” de 1968, encontramos temáticas universales que identifican a jóvenes de cualquier época: en “Factory girl” (Chica de fábrica) cantan “Espero a una chica que no tiene dinero, tomamos colectivos por todas partes” o en la genial “Street fighting man” (Peleador callejero), inspirados en el revolucionario Mayo Francés, dicen “Creo que es el momento ideal para una revolución en el palacio (…) ¿qué puede hacer un pobre chico aparte de cantar en una banda de Rock?”.
Ese año la burocracia del PC cubano condenaba el levantamiento de la “Primavera de Praga”, aprobaba su aplastamiento y tomaba distancia del Mayo Francés. Censuraba cualquier posibilidad de cuestionamiento por izquierda y se perseguía la homosexualidad, el consumo de drogas y la música en inglés como la de Beatles o Stones.
Los Stones de hoy siguen tocando esas canciones con las que varias generaciones se identificaron. El 80 % del repertorio de su tour 2016 corresponde a los ´60 y ´70. Saben cómo mantener la fidelidad de su público para seguir vigentes, aunque en su ocaso se muestran gustosos de pasear por palacios y despachos. Para la burocracia castrista, el recital gratuito en La Habana permite dar otra muestra de “apertura” como guiño al imperialismo. Para la juventud, más allá de las posturas políticas de los Stones y de la maniobra del gobierno cubano, es una oportunidad para luchar por el derecho inalienable a la libertad cultural, artística, de pensamiento y orientación sexual.