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Red Internacional
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ENTREVISTA. “Es un gobierno neoliberal que no tiene un proyecto de desarrollo industrial”

La Izquierda Diario conversó sobre el estado de la industria y el plan del macrismo con Guillermo Gigliani, integrante del colectivo Economistas de Izquierda.

Mónica Arancibia

Mónica Arancibia @monidi12

Jueves 18 de agosto de 2016

En la primera parte de la entrevista a Guillermo Gigliani dio su opinión sobre las posibilidades de crecimiento de la economía y las perspectivas para el año próximo.

En esta oportunidad, nos brinda su visión sobre el estado de la industria, la herencia del kirchnerismo en materia de política industrial y los planes del macrismo.

Sectores industriales denuncian el aumento de las importaciones de bienes de consumo. Según el Indec, los bienes de consumo en el primer semestre de 2016 aumentaron 10,2 % con respecto a los primeros seis meses del 2015 por caída de precios y suba en las cantidades. ¿Se trata de una política de apertura indiscriminada de importaciones por parte del Gobierno? ¿Qué tipo de productos aumentaron la importación?

Hace una semana apareció en el diario el Cronista una explicación de la Fundación Pro Tejer que es un argumento que maneja el Gobierno.

La Secretaria de Industria se la dieron a la Unión Industrial Argentina (UIA). Macri colocó en esa área de gobierno a los cuadros políticos de la UIA.

En la primera o segunda semana de gestión la Secretaría de Comercio hizo una liberación de Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI) que estaban trabadas por el gobierno anterior, una liberación grande e indiscriminada que los hombres de la UIA no supieron, no quisieron o no fueron capaces de controlar.

Eso es lo que está entrando en cantidades grandes porque son bienes de consumo como juguetes, textiles, calzados y afecta directamente a esos sectores productores. Por supuesto que esto agrava la rentabilidad de esos sectores, en condiciones de recesión cae la rentabilidad y existen problemas serios como denuncian esas cámaras. De todas maneras, una de esas cámaras (se refiere a Pro Tejer, nde) hizo pública esa aclaración.

Usted afirmó en el último taller del EDI que la industria está protegida y en parte va a seguir protegida durante el gobierno de Macri. ¿Por qué opina esto? ¿Cuáles son los sectores industriales que están protegidos?

En líneas muy generales se siguen aplicando medidas de monitoreo del comercio exterior y hay un listado, que viene de la época del último período de Menem cuando Brasil devalúa, que se llaman productos sensibles que son: juguetes, calzado, textiles.

Esto no quiere decir que son productos que no entren porque bajo el kirchnerismo en un momento hubo importaciones irrestrictas, pero cuando se aplicaron los controles empresas como Falabella o Zara seguían importando, pero con controles.

Eso es algo que subsiste, pero ahora hubo una liberación muy grande de bienes de uso porque en tres o cuatro años se habían acumulado muchos permisos no autorizados y aparte los importadores tenían la práctica de saturar con pedidos. Por este motivo, se acumularon las importaciones.

Mi impresión es que la Secretaria de Industria va a seguir con ese monitoreo, sino habrá conflictos pronto porque esos sectores no aguantan las importaciones. En especial, los productos que vienen de China.

Al mismo tiempo, trascendió la existencia de un “plan productivo” para promover “sectores competitivos”, entre los cuales se encuentran los vehículos, electrónica de consumo de Tierra del Fuego y textiles.

¿Qué quiere decir que son competitivos? No es una cosa clara, porque en el sector automotriz seguramente lo que haya son negociaciones con Brasil para aumentar el componente nacional, pero eso es una cosa sobre la que ya se viene trabajando hace quince años, es decir no es una novedad.

La electrónica de consumo constituye una armaduría de piezas importadas radicada en Tierra del Fuego, que Cristina Kirchner impulsó sin ningún tipo de previsión en términos de su balanza de divisas y cuya reestructuración es muy difícil.

En Tierra del Fuego hubo una introducción permanente de nuevos productos como notebooks y tablets. Eso aumentó la cantidad, generó incremento de las importaciones en esa zona aduanera y provocó también la suba del costo fiscal porque esa área tiene una protección fiscal grande.

Estimo que habrá algún racionamiento, que se tratará de limitar el número de productos. Algunos se seguirán manufacturando como televisores, refrigeradores, celulares y otros se importarán con racionamiento.

En el caso de textiles si hay algún plan, ese plan lo único que puede hacer es racionamiento. Es decir, control.

En cuanto al plan productivo que dio a conocer el gobierno las mayores incógnitas aparecen en los restantes sectores, como el complejo metalmecánico de limitado desarrollo tecnológico y con una importante dotación de asalariados. Es un sector integrado casi totalmente por empresas medianas o pequeñas y que hoy se encuentra fuertemente afectado por la caída de ventas y por los elevados costos del crédito. Los mismos interrogantes se abren para otras ramas fabriles.

Para mí, cuando el gobierno está hablando del largo plazo está hablando de las ventajas comparativas, de sectores con recursos naturales como el agro, la agroindustria, la minería, el petróleo. Incluso en proyectos de comunicaciones también. Pero, no así sobre la industria.

El gobierno es un gobierno neoliberal que no tiene un proyecto de desarrollo industrial y lo más probable es que intente medidas de racionalización limitadas sobre todo para no tener un conflicto grande con el capital industrial y por la resistencia de los amenazados, de los trabajadores. Pero la industria argentina va a seguir ese curso declinante que tiene de largo plazo, de ser una industria atrasada tecnológicamente, con déficit estructural de divisas que la conduce a crisis.

¿Cómo evalúa la política industrial durante el kirchnerismo? ¿Hubo cambios durante la década pasada o siempre fue la misma política? ¿Cuáles son los cambios que observa con el macrismo? ¿Cree que mantendrá la política de promoción en Tierra del Fuego?

La política industrial del kirchnerismo se basó en una gran expansión de la producción, del empleo, incluso del salario real, sobre la base de un aparato industrial cuyo funcionamiento no difiere del que tuvo en la década del 90. Es decir, un funcionamiento sostenido en divisas del campo y con una gran propensión a la crisis.

Hubo un déficit de divisas del sector de Manufacturas de Origen Industrial (MOI), pero el empleo creció. El salario real también. El salario aumentó, incluso es una de las pocas ramas de la economía que llegó a los picos históricos de la industria, no así el salario promedio, que no llegó a los picos del 73, 74, 75.

Sin embargo, es una industria con una gran propensión a la crisis, sin integración de ningún tipo. Con esto no hago referencia a que sea una industria globalizada o en manos de empresas multinacionales porque aún una industria globalizada y en manos de empresas multinacionales podría mantener la enorme propensión a la crisis que tiene la industria en la Argentina o por ejemplo la que está adquiriendo en Brasil.

Una industria sin integración productiva con sectores que aparecen como la nave insignia como la electrónica de consumo que es una industria muy atrasada o el caso de la industria automotriz que es relativamente atrasada con respecto a Brasil porque los proveedores no están en Argentina. Los proveedores no terminan nunca de desarrollarse.

Yo veo esa continuidad y ese cambio importante porque la política de Menem fue de shock y de apertura drástica que dejó afuera de la producción a algunas ramas importantes como la maquinaria agrícola, maquinaria eléctrica, que fueron borradas del mercado. Hubo racionalización. La privatización de Somisa provocó ola de despidos en el área industrial. Estrictamente ahí hay una diferencia importante.

En el kirchnerismo hubo una política expansiva hasta que llegó la restricción externa, el control de importaciones y, a partir de ahí, una industria completamente estancada.

Eso en cuanto al funcionamiento y en cuanto a la estructura industrial, una industria con muchos problemas sin que nadie tenga idea de cómo reestructurarla.

En cuanto al gobierno de Cambiemos, una cosa es lo que el macrismo quisiera hacer y otra es lo que pueda hacer porque de vuelta estamos con un dólar bajo. Eso es algo que crea insatisfacción en el capital industrial, incluso en los estratos más concentrados porque hace a la rentabilidad. De manera que ahí el macrismo va a estudiar la situación.

Por otro lado, yo no descartaría que si hay una crisis derivada del crecimiento industrial que empiecen a faltar dólares y el macrismo sale fortalecido de las elecciones, puede ser que se animen a ser más activos. En el sentido de racionalizar y concentrar la industria, elevar la productividad de esa manera con concentración y también castigando las espaldas de los trabajadores con la intensificación del trabajo.

El macrismo va a salir fortalecido de las elecciones, no en una situación de vacío político sino con el massismo relativamente robusto. Son políticos que ven la reconversión capitalista como el único camino posible para la industria.

La política de promoción de Tierra del Fuego creo que sí la mantendrán. Todos lo han mantenido salvo dificultades. Es un puñado de multinacionales y la ley vence en el año 2023. Así, que ahí los podrían asustar. Pero yo creo que no pueden determinar que una provincia viva solamente de la pesca. Ahí todo recae en el parque industrial.

Puede ser que hagan alguna reconversión, pero no veo algo que Cavallo sí hizo. Cavallo y también la crisis alfonsinista.

¿Cómo afectará a las Pymes un proceso de concentración?

Todo proceso de concentración hace que franjas de pymes se contraigan, pero son franjas. Hay sectores que están basados en Pymes como la metalmecánica. Incluso si uno mira los sectores más dinámicos, como los fabricantes de maquinarias para el campo, son también Pymes donde emplean aproximadamente entre 50 a 300 obreros.

Los procesos de concentración tendrían que darse en industrias competitivas, industrias con recursos naturales, porque no tiene mucho sentido hacer un proceso de concentración en maquinaria para el campo como tractores y cosechadoras por el contenido importado.

No está en la perspectiva de Macri, no estuvo en la perspectiva de Cavallo tampoco, salvo en el sector automotriz.

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Mónica Arancibia

Nacida en Bs. As. en 1984. Es economista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas. Coedita la sección de Economía de La Izquierda Diario.

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