El partido “amistoso” fue suspendido, pero el primer ministro quiere que la AFA cambie su decisión. Polémica diplomática y también dentro del gobierno israelí. La influencia de Messi y Mascherano en la decisión.
Ulises Valdez @CLAVe
Martes 5 de junio de 2018 21:13
El hecho se ha convertido en unos de los grandes temas la prensa mundial de las últimas horas. La selección argentina ha decidido suspender el partido programado para este sábado contra su par israelí. Según trascendió, por el mismo ingresarían a las arcas de la AFA 3 millones de dólares. Se iba a jugar en Jerusalén, tras semanas de matanzas en protestas palestinas, lo que había generado un movimiento de rechazo de futbolistas de ese país y organizaciones sociales y de derechos humanos.
Finalmente el partido fue suspendido. Además de las protestas, en la decisión habrían influído jugadores de peso en el plantel como Mascherano, Higuaín y el propio Messi.
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Sin embargo, parece que la resolución no ha conformado a las máximas autoridades del Estado de Israel, que quería convertir el partido en otro de los eventos que recuerdan los 70 años de su fundación, pero también una reivindicación de su política de ocupación sobre las tierras palestinas.
Según informó el diario Jersualem Post, la ministro de Cultura y Deportes Miri Regev mostró toda su furia asegurando “espero que el equipo nacional argentino no ceda al terrorismo".
Todos los diarios israelíes confirmaron que el primer ministro Netanyahu llamó dos veces a Macri al enterarse de la noticia. Según aseguran el Haaretz y el Israel Hayom, “las fuentes en la oficina de Netanyahu dijeron que los dos habían decidido volver a hablar, y al final de la segunda conversación, Macri le dijo al primer ministro que no tenía la capacidad de influir en la decisión”.
En el medio habría habido conversaciones con dirigentes de la AFA, pero la decisión ya habría estado tomada y pesaba la posición de varios jugadores.
El escándalo ocupa en estos momentos la tapa de todos los diarios israelíes y de otros países. Pero además ha generado debates internos en el propio gobierno israelí. Allegados a Netanyahu habrían responsabilizado a Regev de generar la polémica con su decisión de que el partido se traslade a Jerusalén, para jugarse sobre un estadio llamado Beitar Trump construido sobre lo que fuera una aldea palestina.
Las gambetas de Messi no podrán verse en las tierras ocupadas por el Estado de Israel. Parafraseando a Regev, el fútbol no cedió al terrorismo.