Historia del movimiento obrero, mujer trabajadora, reforma laboral y desafíos del movimiento obrero, fueron los tópicos de las jornadas.
Domingo 4 de febrero de 2018
Durante la jornada del recién pasado viernes y sábado, se llevó a cabo en el auditorio del Museo Regional de Antofagasta, la Escuela Sindical convocada por la CONSTRAMET.
Historia del movimiento obrero
La mañana del primer día fue dedicada a un recorrido por la historia del movimiento obrero, en manos de Gabriel Muñoz, profesor de historia y militante de la agrupación de pofesores Nuestra Clase. Partió relatando los principios de la organización de los trabajadores en mutuales, donde organizarse no era legal y suponía una gran molestia para la clase burguesa de la época, revisó los detalles más importantes de las huelgas y paralizaciones, cuya respuesta en los primero años era la represión policial. El ejemplo más brutal es la matanza acontecida en la Escuela Santa María de Iquique, sin embargo, según el profesor, son muchas las matanzas que ocurrieron en el país, entre ellas la de la Plaza Colón de Antofagasta, y también en Talcahuano.
Uno de los aspectos más interesantes del desarrollo de Muñoz sobre la historia del proletariado mundial, es el análisis sobré qué estrategia se encontraba bajo los diferentes organismos que se fueron levantando, como la Federación Obrera de Chile (FOCH), Central de trabajadores de Chile (CTCH), Central Unitaria de Trabajadores (CUT), de manera que dejó al descubierto una verdad trascendental: es necesario un programa socialista de ruptura con el capitalismo, que no sean solo letras escritas sino que sean puestos en marcha.
Uno de los personajes destacados dentro de la ponencia, fue Luis Emilio Recabarren, un obrero tipógrafo socialista, que se encargó de impregnar el espíritu anticapitalista en el primer organismo que agrupó a los trabajadores, la FOCH. Cuestionaba también los vicios en que caían los obreros, vicios que nacían de la burguesía, como el alcoholismo o el machismo, identificándolos como una piedra como una piedra de tope para que las mujeres creyeran en el socialismo que pregonaban los obreros de entonces, quienes producto de estos vicios perpetuaban la opresión y la violencia de género. Dividiendo de esta manera las filas de la clase obrera, dejando como único ganador al sistema capitalista. Por eso entabla esta crítica a modo de poder superar estas contradicciones.
Además de esto destacó el rol que tuvieron los periódicos que en sus primeras ediciones reflejaban las denuncias obreras contra el capitalismo, las ideas socialistas, y también eran fundamentales en la coordinación de las huelgas, reivindicando el ímpetu que tenían los trabajadores en esos tiempos de leer ávidamente los periódicos y utilizarlos como un gran medio organizador y para su propia formación política en miras de convertirse en un sujeto. Es decir, los periódicos obreros se convirtieron, a mal pesar para el capitalismo, en la voz de una clase que se alza contra la explotación y opresión.
Una de las experiencias obreras más importantes en nuestro país, fueron los cordones industriales, en que frente al paro patronal los trabajadores decidieron tomar las fábricas bajo su control y coordinación, y continuar la producción evitando la crisis que pretendían imponer los patrones, que solo perjudicaría a los obreros y sus familias. Experiencia que fue aniquilada con el golpe de estado y la dictadura militar que se encargó de desaparecer a toda la vanguardia obrera.
Reforma laboral
La segunda parte de la jornada estuvo en manos del militante del partido comunista Jorge Murúa, parte de la dirección nacional de la CONSTRAMET. Luego de una extensa revisión técnica sobre la reforma laboral, se debatió con los asistentes el rol que debía jugar el sindicato, frente a lo que Murúa sostuvo que debido a las repercusiones que puede tener la movilización de los trabajadores, no son estos quienes deben ser los actores en la realidad de ir a cerrar las fábricas, sino que solo los dirigentes sindicales, posición fuertemente rebatida por otros dirigentes que se encontraban en la escuela, como Lester calderón, presidente del sindicato N°1 de Orica, y militante del Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR), para quién son los mismos trabajadores los que tienen que llevar adelante las huelgas, y que son las luchas lo que los van a empujar a profundizar su conciencia como sujetos políticos. Para Calderón limitar el accionar de los trabajadores por las arremetidas que pueden tener los patrones en contra de la organización y movilización de los trabajadores, solo empuja a sindicatos altamente burocratizados, que no se proponen como primer objetivo lograr elevar las conciencias de sus compañeros de base para que sean ellos quienes tomen su destino en sus propias manos.
Mujer trabajadora
Cercano al mediodía del sábado se dio inicio al segundo día de la escuela sindical, esta vez en voz de la profesora de historia y militante de la agrupación de mujeres y diversidad sexual Pan y Rosas, Galia Aguilera, quien planteó la interrogante de si el movimiento de mujeres se encontraba o no en una curva ascendente en su lucha contra la opresión.
Para sentar una base partió definiendo lo que llamó “los 4 conceptos fundamentales para entender la historia de la mujer trabajadora”. Explotación: que se enmarca en el plano económico donde la clase dominante (empresarial) se aprovecha del trabajo de la clase obrera para poder obtener sus ganancias, opresión: desarrollada en el plano cultural y que supone la dominación de un sector sobre otro por causa sexual, racial o cultural, capitalismo: sistema económico basado en la explotación del hombre por el hombre y patriarcado: sistema social y cultural donde la mujer es subordinada al hombre en todos los planos de la vida. A partir de este análisis, se pueden establecer dos premisas claras. La primera que “todas las mujeres son oprimidas, pero no todas son explotadas”, es por eso que Pan y Rosas sostiene que “ el género nos une, pero la clase nos divide ” y la segunda que “el capitalista se beneficia de la labor doméstica que históricamente recae en los hombros de las mujeres” significando para ellas una doble o a veces triple jornada laboral, donde el trabajo que realizan en sus casas no es remunerado, pero que sin embargo, es uno de los soportes vitales para la continuidad de la producción capitalista. Podemos ver entonces, porque el capitalismo y el patriarcado mantienen un matrimonio bien avenido, donde un sistema se apoya en el otro para mantener y profundizar la opresión y explotación de las mujeres sacando el mayor provecho posible para ambos.
Buena parte de la exposición cumplió el rol de reivindicar el papel que diferentes mujeres jugaron en la historia, siendo motor de distintas luchas que dieron como fruto los derechos con los que contamos hoy en día. Un gran ejemplo es la Revolución Rusa, donde las mujeres cumplieron un papel fundamental en prender la chispa que encendiera la llama de la revolución que daría paso al primer gobierno obrero. Fue durante este periodo histórico donde la mujer y también la diversidad sexual, alcanzo grandes avances en sus derechos, pero que fueron abolidos cuando Stalin llego al poder.
La lección es que para que la mujer pueda liberarse de sus cadenas, debe ser sujeto de sus propias batallas, sin embargo, estás deben darse junto a la totalidad de la clase trabajadora. De otro modo es imposible romper con el sistema actual.
Perspectivas actuales de Movimiento Obrero
Para finalizar la escuela, el joven dirigente revolucionario, Pablo Muñoz, presidente del Sindicato de embarcadores del FCAB, llevó al auditorio a una profunda reflexión sobre un cuestionamiento sencillo: ¿Existe hoy un movimiento obrero? ¿Es lo mismo sindicalismo que movimiento obrero?
En sus palabras, el sindicalismo no es más que “la división de la renta nacional”. Es decir, solo un “tira y afloja en los marcos de la Ley, que busca lograr mejores condiciones de vida, pero dentro de este mismo sistema de explotación”. El movimiento obrero, en cambio, cuestiona la relación entre capital y trabajador conscientemente como sujeto, y se propone de esta manera además, hacerse del poder.
Apunta entonces a lo que reconoce como la primera razón de que no pueda haber un movimiento obrero, la burocracia sindical, ya que “no es solo un problema democrático sino que estratégico, que impide la constitución de la clase obrera como sujeto”.
Se refirió además a la unidad de los trabajadores planteando que “uno siempre tiende a intentar convencer a los trabajadores de planta a unirse con sus compañeros contratistas, pero si no logramos que el contratista se considere trabajador de la empresa, y no trabajador de segunda clase como quiere el empresario que se piense, no podremos romper con la subjetividad de ese contratista que de lo contrario, podría exigir a su compañero de planta que se unan, organicen y movilicen. Eso tenemos que salir a romper, cambiar la subjetividad”.
El desafío para Pablo Muñoz es a lograr ganar la conciencia de los trabajadores hacia reconocerse como sujetos políticos, y lograr la convergencia de los elementos más avanzados de los obreros en una herramienta social y política que los dirija al enfrentamiento con el capitalismo, por la construcción de una nueva sociedad. “El problema de movimiento obrero es la construcción de partido. Si el sindicato es realmente democrático, en él se expresarán distintos sectores, y estos deben chocar. Para que la consciencia del trabajador madure, tiene que ver un choque de estrategias, que lo lleven a reflexionar sobre qué es lo que hay que hacer. El problema con los cordones industriales es que sí habían obreros conscientes, una vanguardia, pero no construyeron partido revolucionario de la clase trabajadora independiente de los partidos reformistas, y sin dirigencia, fueron aplastados por la dictadura militar”.
Frente a esto el gran desafío de la clase trabajadora, es la construcción de una herramienta social y política, un partido revolucionario de los trabajadores. En este camino es fundamental la unidad de los trabajadores, con todos los explotados y oprimidos. Sin olvidar que la construcción de éste partido debe vencer en el camino todo obstáculo impuesto y beneficioso para la clase dominante, como es la opresión de la mujer, que solo puede significar una ganada para el capitalismo, dividiendo a la clase trabajadora, alejando al obrero y obrera de reconocerse como sujeto, y en consecuencia, del proyecto revolucionario.