Libros de texto. Escuelas privadas, entre la censura y la precarización

En las últimas semanas, uno de los temas más discutidos a nivel nacional han sido los Libros de Texto Gratuitos (LTG). Desde su escandalosa presentación en un noticiero de Tv Azteca, donde se les denominó “virus del comunismo”, comenzó un intenso debate entre docentes, padres de familia y población en general, pues muchos consideran que los LTG hacen propaganda a las políticas de la 4T, así como de otros temas, como la ideología de género. Una de las páginas que más circulación tuvo en redes sociales representaba los diferentes tipos de familia, incluyendo familias homoparentales o familias donde la crianza recae en abuelos o tíos.

La distribución de los libros en las escuelas ha sido atropellada. La oposición a la 4T ha interpuesto amparos para evitar que los textos lleguen a manos de los alumnos. Más por una lucha entre partidos que por una genuina preocupación por la educación de los niños y jóvenes. No hablan, por ejemplo, del recorte de contenidos educativos, sino de la “peligrosidad de las ideas comunistas”, cuando en realidad no hay nada de eso en los materiales, ni el gobierno de AMLO tiene nada que ver con el comunismo, sino que sirve a los intereses de los grandes capitalistas.

A pesar de ello, todo parece indicar que los libros llegarán a las escuelas, al menos a las públicas.

¿Qué sucede con las escuelas privadas?

Hasta el 2023, el INEGI tenía registro de cerca de 50 mil escuelas privadas en el país, lo que representa aproximadamente un 17% de las escuelas a nivel nacional. Cantidad bastante considerable.

A estas escuelas acuden alumnos de familias que pueden costear un estilo de vida superior al de la mayoría, a veces en busca de una educación de mayor calidad o gracias a las actividades extras que se ofrecen (idiomas, deportes, música, etc). Pero también asisten alumnos cuyos padres consideran que solo de esta manera podrán tener buena educación, aunque hagan esfuerzos extraordinarios para cubrir las cuotas mensuales, que suelen llegar a los miles de pesos.

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Otro aspecto de estas escuelas somos sus docentes, que resentimos en mayor grado el avance contra el magisterio. En la mayoría de los casos no se cuenta con prestaciones laborales de ningún tipo. Las horas son mal pagadas (hay escuelas que ofrecen hasta $50 por hora) y la carga laboral es mayor, pues suelen contar con plantillas más reducidas de maestros, por lo que los maestros multi grado y multi nivel son bastante comunes. Y no hay una modalidad estable de contrato, por lo que podemos ser despedidos sin ningún miramiento.

Este tipo de escuelas o colegios suelen ser establecidos por medianos empresarios que ven la educación como un negocio y le apuestan a elitizar un derecho básico para todas las infancias. No es de sorprender que la mayoría de los dueños de estos centros pertenezcan al sector conservador de la sociedad.

A pesar de todo esto, los maestros de privada, al igual que los docentes de pública, tenemos compromiso con nuestro trabajo. Por lo que la discusión de los libros de textos no fue ajena a este sector, con la particularidad de que las escuelas privadas no suelen usar los libros de la SEP.

Sin embargo, los dueños de las escuelas no se abstuvieron de pronunciarse al respecto, abordando los temas más polémicos, como la ideología de género y el lenguaje inclusivo. No solo oponiéndose tajantemente a su uso dentro del centro escolar, sino también amenazando con despedir a aquellos docentes que lo usaran en sus clases. Escudándose en que no había forma de contener a un alumno que tuviera alguna duda sobre su género y citando a la ya cuestionada RAE para justificar el lenguaje normativo.

Esto no solo da muestra de la censura presente en este tipo de instituciones, además por supuesto de los abusos a los que somos sometidos los maestros de escuelas privadas, que podemos ver amenazado nuestro trabajo simplemente por no seguir las políticas conservadoras de nuestros centros laborales, sino también va contra el propio sentir de los alumnos, que naturalmente utilizan este tipo de lenguaje con sus amigos. Y tienen posturas a favor del derecho a decidir de las mujeres y la comunidad LGBTQ+. Pues si bien no dejan de pertenecer, en su mayoría, a familias acomodadas, son más sensibles a las problemáticas actuales y no se inclinan, en algunos temas, por la visión conservadora.

La educación debe ser pública y gratuita. Las escuelas de gobierno deberían contar con todas las actividades que tienen los colegios privados, de libre acceso para la recreación y desarrollo de los alumnos. Los docentes de escuelas privadas deberíamos estar integrados al SNTE (en una perspectiva de lucha por su democratización) y contar con todos los derechos laborales que tienen los maestros de la SEP, así como luchar de la mano con nuestros compañeros para hacerle frente a la degradación de la educación que también se ve reflejada en el avance contra los derechos laborales.

También tendríamos que ser capaces de dialogar con nuestros alumnos sobre los temas que les interesan, lejos de los tabús y censuras que tienen los jóvenes en sus casas.

Desde la Agrupación Magisterial y Normalista Nuestra Clase, hacemos un llamado a todos los docentes de escuelas privadas y públicas a organizarnos juntos para pelear por nuestros derechos. Contáctanos en nuestra página de facebook.

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