Una entrevista con el artista conceptual, poeta y periodista que se exhibe su obra e integró los grupos Esmilodonte, Grupo La Plata, Movimiento Diagonal Cero, Grupo de los 13, CayC y Escombros.

Natalia Rizzo @rizzotada
Sábado 1ro de julio de 2017
El instante y la eternidad
“Una mañana el azar me llevó, una vez más, a un depósito de mármoles. Apenas las vi supe que había llegado el fin de mi búsqueda. Cubiertas de polvo y cicatrices dos planchas de mármol blanco, de 2 metros por 1 metro, aguardaban mi llegaba para volver al mundo. Como todo artista es una mezcla de sanador y exorcista, curé sus heridas hasta donde fue posible, les devolví la belleza perdida, y convertida en doce fragmentos de 40 cm x 30 cm x 4 cm, grabé sobre ellos mis pensamientos. Cuando terminé de hacerlo las planchas ya no eran los testigos mudos de una casa demolida. Eran “esculturas conceptuales” en las que convivían, como un matrimonio indisoluble, la eternidad de la piedra y lo fugaz del pensamiento. La unidad de los opuestos es posible”.
Luis Pazos
“Esculturas conceptuales”, el título que le pusiste a tu muestra, es una especie de categoría que enmarca estas producciones donde los mármoles encontrados, reciben una especie de rescate a través del cincelado de las frases. Una técnica clásica, una obra moderna y una categoría contemporánea. A su vez, en tus pensamientos que se vislumbran en cada una de las frases, y en tu misma trayectoria, aparecen otras categorías: poesía, poema visual, arte y política… Podría decirse, que se establece un cruce de diversas tradiciones. ¿Cómo definirías tu arte?
Ser artista es recorrer todos los caminos posibles. El arte es, antes que nada, un experimento cuyo objetivo es crear nuevas formas de comunicación. La gran dificultad de parte del público pata entender este recorrido es que todavía no está claro que estamos viviendo la era de los géneros híbridos. Hoy toda obra de arte es varias cosas al mismo tiempo, por eso el uso simultáneo de distintos formatos. Un buen ejemplo, en mi caso, es el Proyecto de monumento al prisionero político desparecido; comenzó siendo una heliografía, después fue una performance y finalmente es un objeto.
Mi frase preferida de las que ilustran tus pensamientos es “La normalidad ha muerto”, me traslada a mi a una pulsión de matar lo “normativo” que hace a lo normal en definitiva. Y lo normativo al menos está puesto en cuestionamiento. ¿Cuál es tu frase preferida de las que forman parte de la muestra?
Mi frase preferida es la que cada vez que leo, o simplemente recuerdo, me llena de dudas. Incluso la pienso con angustia. La frase es “El destino es una sociedad secreta”. No puedo dejar de preguntarme, y me lo vengo preguntando desde joven, si realmente las decisiones que tomamos nos pertenecen o se apoderaron de nosotros por su cuenta. Fui y soy filosóficamente existencialista, es decir, en mi mente y en mi cuerpo funciona el pensamiento de filósofos como Martin Heidegger o Friedrich Nietzsche, en ellos y en otros pensadores como Kierkegaardy o Jean Paul Sartre, busqué inútilmente la respuesta a mi duda. Hoy llegué a la conclusión de que la incertidumbre es la condición del artista, es decir, no tengo respuestas definitivas a la gran pregunta: ¿qué es el hombre?
¿Qué rescatarías de tus experiencias del activismo como en el Grupo de los 13, CAYC, en Escombros, Grupo La Plata?
Hay algo que aprendí, definitivamente, al trabajar en grupos, y es que el “nosotros” debe reemplazar al “yo”. Si esto se logra no solo se llega a ser un buen artista, se es, antes que nada, una buena persona. Finalmente, esto último, tendría que ser el sentido de la vida. Lamentablemente no lo es, pero hay que seguir intentándolo.
Hace poco el Museo Reina Sofía adquirió varias piezas de arte colectivas como “La Cultura de la Felicidad” y “La realidad subterránea”, y tus obras individuales “Proyecto de monumento al prisionero político desaparecido” y “Proyecto de solución para el problema del hambre en los países sub-desarrollados según las grandes potencias.” ¿Porqué creés que se dan este tipo de adquisiciones que en cierto punto han sido expulsadas, clandestinas y prohibidas por las propias instituciones que hoy tanto buscan contenerlas?
Para esta pregunta no hay una sola respuesta, es decir, hay distintos motivos para que los países desarrollados adquieran colecciones de arte político latinoamericano. Primero, porque han descubierto que en este lugar del tercer mundo se logran obras que son el resultado de una estética propia. Segundo, que hay artistas que a través de su obra se atrevieron a cuestionar a las instituciones artísticas. Tercero, porque pueden comprar arte a precios irrisorios. Cuarto, porque en determinados centros de poder puede llegar a ser una moda y nadie quiere estar fuera de ella. Quinto, porque saben que estas obras son el testimonio desgarrador e irrefutable de éste tiempo.
En tus bastas experiencias has estado y circulado por diferentes tipos de instituciones como galerías privadas, museos estatales, pero también en las calles, salas alternativas, teatros… ¿cuál te parece el escenario más adecuado y que mejor contexto ha brindado a tus obras?
El mejor escenario es, sin lugar a dudas, la calle. Un escenario ideal en una ciudad como La Plata, donde yo vivo, porque aquí funciona el boca a boca, no es necesaria una gran publicidad para atraer a la gente, basta con anunciar el hecho. Existe el vecino, es decir, el barrio, las tardes en las plazas, el encontrarse naturalmente en un mismo lugar. En la calle la obra es para todos y todos pueden participar. Suceden hechos inolvidables para un artista, porque la gente participa de muchas maneras. Algo que me sorprendió y me sigue sorprendiendo, es que el participante al irse suele decir “gracias por haberme permitido expresarme”. Por supuesto no es así, nosotros no permitimos nada porque simplemente no somos dueños de nada, pero los espectadores sienten que han ejercido su libertad, más no se puede pedir a la obra de arte.
Es interesante cómo has abordado a lo largo del tiempo el concepto de libertad: que específicamente para esta muestra se esboza como: “La libertad es insaciable” o en aquella conferencia que dio Jorge Romero Brest en los años ´70 donde hiciste una acción de arrojar panfletos con la frase: “El arte no es una teoría sino un acto de libertad”. ¿Cuál creés que es el mayor acto de libertad que pueda cometer un ser humano?
Morir y matar por una causa justa.
¿Cómo ves la relación que se establece en el capitalismo entre arte y mercado? ¿Qué rol creés que cumplen las instituciones en la legitimación de un cierto tipo de arte y el discurso hegemónico que se conforma alrededor?
La relación entre el artista y el mercado, al menos en el caso de los artistas de vanguardia, es compleja. En realidad habría que decir, injusta. Creo que costumbres ya establecidas tendrían que modificarse. Es decepcionante para el artista que el galerista se lleve el 50% de la venta. Es muy duro que tenga que hacerlo todo, y no me refiero solo a hacer la obra de arte, sino a todo lo que lo rodea; desde la publicación del catálogo al transporte de la obra. Creo que hay que cambiar radicalmente el rol del galerista. Y no hay que olvidar que la calle es el lugar perfecto para no depender del mercado.
En los ´70 parecería haber habido un cruce entre las vanguardias artísticas y las acciones revolucionarias, donde muchas producciones estuvieron ligadas a los programas políticos concretos para conquistar un cambio radical en las condiciones de existencia y explotación reinantes en el capitalismo. ¿Cómo pensás la relación entre el arte y la política a partir de tus propias experiencias?
En el Grupo Escombros, en el que trabajé durante más de veinte años, tomamos la decisión de común acuerdo, en no participar de ningún partido político para no tener que recibir órdenes de ningún secretario general. Mantuvimos nuestra libertad en forma absoluta, a pesar de las ofertas que recibimos. Si tengo que dar una definición de qué éramos políticamente debo decir que éramos anarquistas, hombres y mujeres libres. Jamás nos arrepentimos de la actitud tomada. Cada exposición, cada día, y hasta cada minuto de nuestras vidas, fuimos libres. Es decir, cumplimos con lo que nosotros creemos que debe ser el artista.
"Esculturas Conceptuales" puede visitarse en:
Arcimboldo Arte Contemporáneo, Reconquista 761 PB 14 CABA
lunes a viernes 16 a 19hs.
Cierre: 14 de julio
Otros horarios con acuerdo previo al 4311 3373
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Luis Pazos, Bio
Nació en La Plata el 5 de agosto de 1940. Artista conceptual, poeta y periodista. Integró los grupos Esmilodonte, Grupo La Plata, Movimiento Diagonal Cero, Grupo de los 13, CAYC, Escombros. Autor de los libros objetos: El dios del laberinto y La corneta en el año 1967. Entre 2013 y 2015 expuso en las muestras colectivas: Subversive Praktiken/Practices - Wurttembergischer Kunstverein, Stuttgart (2009), Fundación PROA, Buenos Aires (2011), América Latina Photographs 1960-2013 - Fondation Cartier, París (2013), Resistance Performed - Migros Museum fur Gegenwartskunst, Zurich, Suiza (2015). Fernando Davis escribe el libro Luis Pazos. El “fabricante de modos de vida”. Acciones, cuerpo, poesía en el año 2013.
Sus obras forman parte de las publicaciones Vanguardia y revolución. Arte e izquierdas en la Argentina de los sesenta-setenta de Ana Longoni (2014), Terra Incógnita Vol/3 del Museu de Arte Contemporanea da Universidade de Sao Paulo de la curadora Cristina Freire (2015), El mundo tal como es y el mundo como podría ser de Julieta González (2015), Punto Ciego. Antología de la Poesía Visual Argentina de 7000 a.C. al Tercer Milenio de The San Diego State University Press de los autores Perednik, Doctorovich y Estévez (2016), Maestros. El bosque y el árbol de la fotógrafa Gaby Messina (2016). Publica los libros de poesía tradicional y experimental El cazador metafísico. Poesía reunida I, Letra suelta y Del silencio como mirada junto a Claudio Mangifesta, Poema inconcluso para Luisa Pazos (edición impresa acompañada de un cd de audio recitado por el autor). En el año 2017 el Museo Reina Sofía (España) adquiere las obras colectivas La Cultura de la Felicidad y La realidad subterránea, y sus obras individuales Proyecto de monumento al prisionero político desaparecido y Proyecto de solución para el problema del hambre en los países sub-desarrollados según las grandes potencias.

Natalia Rizzo
Artista Visual, nacida en 1980, oriunda de Villa Luro. Es profesora Nacional de Bellas Artes y realizó la Maestría en Artes Electrónicas de la UNTREF. Miembro de Contraimagen y del equipo de diseño e ilustración de Ideas de Izquierda.