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Red Internacional
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Provincia de Buenos Aires. Esenciales bonaerenses que no son prioridad: "Aún no tengo turno asignado para vacunarme"

Mientras crece la lista de "amigos del poder" que ya se vacunaron, trabajadores que están en la primera línea de la pandemia siguen esperando por la vacuna.

Sábado 27 de febrero de 2021 10:00

El escándalo de la “vacunación VIP” puso al descubierto el abanico de privilegios con los que cuenta la casta política gobernante y los amigos del poder. Todo el pomposo relato de “primero los de abajo” y de que “al virus lo combatimos entre todos” se desmoronó de un cimbronazo con las declaraciones de Horacio Verbitsky sobre el vacunatorio VIP en el Ministerio de Salud de La Nación. Desde entonces, día tras día se conocen nuevas listas de personas que fueron vacunadas a pesar de no ser esenciales...mucho menos estratégicas.

Descaradamente, la oposición de Cambiemos se aprovecha del escándalo para echar más leña al fuego, como si no hubieran sido ellos los mayores saqueadores del sistema de salud en los últimos años.

El Gobierno intenta excusarse y quedar bien parado, reconociendo el “error” pero lo cierto es que, no casualmente, siempre “se equivocan” para el mismo lado. Los “errores” nunca benefician a un trabajador de la construcción, a una empleada doméstica o a una maestra. Cuando se trata de perpetuar los privilegios, no hay grieta.

Mientras tanto y en el llano, después de dos meses de arrancada la “campaña de vacunación más grande de la historia” , muchos son las y los trabajadores de la salud de la Provincia de Buenos Aires que a pesar de estar en la primera línea y ser indiscutiblemente esenciales, no han recibido su vacuna.

Desde La Izquierda Diario charlamos con diferentes trabajadoras y trabajadores de la salud bonaerenses, para hacer sonar la campana de quienes todos los días, desde hace un año, se enfrentan al virus en los Hospitales y Centros de Salud. La de quienes tuvieron que adaptar sus vidas y la de sus familias a una nueva modalidad de trabajo y para quienes el barbijo, el camisolín, las gafas y el incontable veces lavado de manos, es moneda corriente.

Paola es enfermera del Hospital José Ingenieros de La Plata, ubicado en la zona oeste de la ciudad, en un barrio de enorme extensión y vulnerabilidad, con calles de tierra y casas de chapa. Trabaja allí hace 10 años, en atención primaria de la salud, con una profunda mirada social y comunitaria. Además, realiza atenciones domiciliarias porque, como ella misma cuenta, “lo que cobramos no alcanza para vivir”.

Paola fue una de las primeras que se organizó para conseguir donaciones de barbijos y elementos de protección personal, porque “los del gobierno no llegaban y la salud no podía esperar”. Pao, como le dicen sus compañeres, también fue parte de la Posta de Salud que se organizó en Guernica, para ofrecer atención sanitaria a cientos de familias que peleaban por un pedazo de tierra.

Ella no cuenta con la “suerte” de Duhalde, ni de Solá, ni del hijo de Moyano. “No tengo ni la primer dosis. Me registré la primer semana de enero en cuanto habilitaron la página. Después de algunas semanas y como no me daban el turno, mandé un mail de reclamo. Me dijeron que mi turno estaba pendiente y que tenía que seguir esperando. Luego me dijeron que estaba cancelado por un posible error de sistema, que me iban a mandar un nuevo turno por mail. Al día de hoy, casi dos meses después de haberme registrado, no tengo asignado mi turno para vacunarme.” Y agregó, “Me dan mucha bronca los privilegios de los de arriba. Yo nunca dejé de trabajar. En mi familia hay personas con muchos factores de riesgo y estoy con mucho miedo de contagiarlos. No solo pasaron por encima de todos nosotros trabajadores de la salud, pasaron por encima también de nuestros pacientes y sus familias.”

Tatiana trabaja como personal administrativo de un Centro de Atención Primaria Provincial, en la periferia de la ciudad de La Plata. Es mamá de dos niñes en edad escolar y en el 2020 le tocó ser maestra también. En su tiempo libre, vende ropa y tiene algunas “changas” para llegar a fin de mes. Durante todo el año de pandemia, realizó la recepción inicial de todas las y los pacientes que llegaban al centro de salud. “Esperé la campaña de vacunación con mucha esperanza y entusiasmo como todos. Me anoté en la página oficial ni bien salió la vacuna pensando que tendría prioridad por ser personal de salud. Nunca recibí ninguna notificación en mi mail, pregunté en mi lugar de trabajo y hasta hice un reclamo en la página del Ministerio pero jamás recibí respuesta. El esfuerzo que hicimos todo este año para sostener la atención y el estrés que hemos pasado es muy grande, entonces cuando de repente ves que hay personas que levantan el teléfono y no solo se vacunan ellas sino toda la familia, da muchísima bronca. Es muy injusto. A mi también me encantaría que se vacune toda mi familia.”

Nicol es Trabajadora Social y trabaja precarizadamente en un Centro de Salud en Bernal oeste, Quilmes. En el municipio de la kirchnerista Mayra Mendoza las cosas no parecen ser muy diferentes. "Me anoté por la página pero nunca me llamaron. Le pedí a la directora de mi Centro de Salud si podía gestionar nuestras vacunas pero no recibí respuestas. Que espere el turno."

Leila es acompañante terapéutica y concurre semanalmente a un Hospital de Salud Mental, en donde asiste a personas con múltiples factores de riesgo, exacerbados por el contexto de encierro. “No me dieron la vacuna, porque no somos considerados personal de salud, aunque trabajamos en los hospitales. Somos monotributistas y dependemos de las obras sociales, por eso nuestro reclamo desde hace años es la reglamentación de la figura del acompañante terapéutico y la apertura de cargos con esta figura para que podamos trabajar dignamente y en condiciones". Sobre la vacunación VIP Leila también manifestó su indignación y bronca y agregó, "Además de los privilegios hay falta de transparencia, toda la información al respecto de las vacunas, registros, turnos, etc. debería ser pública. Somos las y los trabajadores de la salud quienes deberíamos controlar y llevar adelante la campaña de vacunación. En este sentido, y como se viene planteando desde varios sectores, es urgente liberar las patentes. Las ganancias de los laboratorios no pueden estar por encima de la salud pública.”

El destrato como regla

Si bien el Ministro de la Salud bonaerense, Daniel Gollán, puntualizó que en la Provincia de Buenos Aires ya se han aplicado 350 mil dosis de la vacuna Sputnik V y que “se está llegando prácticamente al final la vacunación del personal de salud que se registró, que está en torno del 85 por ciento", los testimonios dan cuenta de que hay incontables irregularidades en la metodología de aplicación de las vacunas.

Para el personal de salud este destrato por parte del gobierno, no es la excepción sino la regla. Sin ir más lejos, en la enorme mayoría de los casos cobran sueldos que no alcanzan a cubrir la canasta básica, y algunos incluso están debajo de la línea de pobreza.

Laura Cano es médica generalista en el Hospital Cestino de Ensenada, y referente de la Corriente de Izquierda por la Salud Pública. Actualmente encabeza la Lista 5 hacia las elecciones en el gremio CICOP, y desde allí expresaron su repudio a la "vacunación VIP", a la vez que propusieron una salida desde las y los trabajadores de la salud. “Necesitamos abordar profundamente este tema con el conjunto de las y los trabajadores del sector. En nuestro país tenemos todas las competencias técnicas y científicas para poner en pie la producción pública de sueros y vacunas. CICOP se debería poner a la cabeza de una campaña por la liberación de las patentes, por la publicación de los registros de vacunación, denunciando los enormes negociados que realizan los laboratorios en medio de una situación tan crítica como la que estamos pasando. A días de una nueva elección de CICOP, la consigna de recuperación de los sindicatos y de independencia política de los gobiernos de turno, cobra especial vigencia, porque no se puede estar de los dos lados del mostrador".

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