Franco murió hace más de 40 años, pero su sombra de terror y dictadura aún sigue proyectada en Régimen del 78. Las estatuas y símbolos de la dictadura son otra manifestación de ello.
Sábado 9 de abril de 2016
Cada tanto sale en las noticias que retiran un monumento de Franco o que cambian el nombre de las calles de tal o cual personaje del franquismo. En estos días hemos asistido, en Santander, a la aprobación por parte del Consistorio de un cambio de nombre en algunas calles por ser de líderes franquistas.
En Catalunya el cambio de nomenclatura se hizo a finales de los 70 y principios de la década siguiente. Aun así quedan muchos rastros del régimen fascista. El mes pasado, gracias a una moción de la CUP, se votó retirar una cruz de 12 metros en Tortosa. En Nou Barris, barriada obrera de Barcelona, las chapas con el símbolo de la falange nos recuerdan los casi 40 años de terror vividos en todo el Estado.
A finales del mes pasado, Carles Mulet de Compromís denunció en el senado la existencia de cientos de calles con el nombre de Franco o el fundador de la falange Primo de Rivera. Más de mil preguntas presentó el senador valenciano al Gobierno de Rajoy (en funciones) para ver si iba a cumplir con la Ley de la Memoria histórica.
Algunos medios de difusión dan cuenta de éste lento y constante cambio de la “obra artística” legada por el dictador. Los medios de la derecha suelen defenderlos como si fueran una obra de arte o por la memoria. De todas maneras, tenemos la máxima obra realizada por Franco que es el Valle de los Caídos. A poco más de 40 años éste sitio de procesión fascista perdura, incluso en el Madrid de la “nueva política”.
Pero, si Franco murió hace ocho lustros, su régimen se acabó con él, y quienes lo defienden lo hacen en voz baja o en la intimidad, ¿por qué cuesta tanto sacar todos sus símbolos?
Franco murió pero el búnker continúa
Lo que demuestra todo este lentísimo proceso de sacar la simbología fascista de la calle, es que Franco no murió del todo, que la dictadura no se acabó totalmente, ya que ésta democracia estuvo “presidida” por el Rey que nombró Franco (en la sombra). Precisamente, el nieto del Rey que fuera desalojado en abril del 31 mediante la movilización de las masas trabajadoras y del pueblo en las calles.
Esta “democracia” tan restringida fue pactada ente los franquistas “reformistas”, el Rey y la izquierda PCE-PSOE. Gracias a los Pactos de la Moncloa y la corrección del Tejerazo en el 81 se construyó un “Reino” que no reconoce las nacionalidades existentes en su territorio; un Reino que mantuvo el personal del franquismo, salvo las Cortes; un Reino que conservó todo el personal de represión de la dictadura.
Para algo tan sencillo como retirar bustos, estatuas, escudos, o una simple chapa con los símbolos de la falange, hay que acabar con la resistencia de todo el poder institucional llamado Régimen del 78. La Monarquía y el poder Judicial, intactos desde entonces. La reaccionaria Constitución del 78 que trata de ocultar la existencia de diferentes nacionalidades dentro del Estado Español. El Ejército, la Guardia Civil que son los guardianes de esos acuerdos. El Partido Popular, heredero directo del franquismo y creado por Fraga de Iribarne, junto al PSOE.
Incluso para resolver algo tan sencillo hay que quebrar la resistencia de todas estas instituciones que han defendido por activa o por pasiva esos símbolos de la peor dictadura que azotó al Estado Español. Y lo que es peor aún, los Pactos de la Moncloa y esta democracia para ricos.