Michel Temer ya dejó convocada una reunión de gabinete de ministros para cuando termine la votación en el senado que consumará el golpe institucional.
Miércoles 31 de agosto de 2016
En la pautada reunión de gabinete, una vez confirmado como presidente de Brasil, Temer va a discutir los primeros pasos de su gobierno.
Además del presupuesto para el 2017, discutirá el programa de privatizaciones, que anunciaría a mediados de septiembre. Las privatizaciones alcanzarían a los sectores de petróleo y el gas, saneamiento, infraestructura, energía y transporte urbano.
De conjunto, a pesar del desbocado reaccionarismo de las declaraciones del tipo de Janaina Poschoal, el pronunciamiento de la cámara de senadores tuvo un tono más equilibrado que el de los diputados.
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Pensando en el día después, muchos senadores ensayaron un discurso de moderación y “unidad nacional”. Por un lado, se trataba de intentar conferir alguna legitimidad jurídica para el impeachment. Por otro, las referencias en los discursos a la situación económica, buscaban aparentar un supuesto interés por las grandes masas de la población que sufren las consecuencias de la crisis económica.
El “día después” promete nuevas dificultades para los golpistas para estabilizar la situación política. Hasta aquí estuvieron todos unidos en torno al objetivo común de interrumpir el mandato de Dilma, ahora tendrán que enfrentarse con la realidad de un gobierno ilegítimo, sin apoyo popular, apoyado en un Congreso que no pasa de ser una cueva de ladrones, con lo cual intentará aplicar una agenda de ataques en toda la línea a las condiciones de vida y los derechos democráticos de los trabajadores.