Un estudio realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) presenta una estimación de como se distribuye el ingreso laboral a nivel mundial y confirma que la brecha existente entre los más ricos y los más pobres del mundo sigue aumentando.
Sábado 20 de julio de 2019
Uno de los datos más relevantes del informe es que a nivel mundial, la proporción del ingreso nacional destinado a la clase trabajadora ha disminuido de un 53,7% a un 51,4% de 2004 a 2017.
El informe también revela que el diez por ciento de los trabajadores perciben 48,9 por ciento de la remuneración mundial, mientras que los trabajadores de salarios más bajos reciben sólo 6,4 por ciento. También afirma que el 20 por ciento de los trabajadores con ingresos más bajos – cerca 650 millones de personas – perciben menos de 1 por ciento del ingreso laboral mundial, una cifra que apenas ha cambiado a lo largo de los últimos 13 años.
Sin embargo los sueldos millonarios que recibe un pequeño porcentaje de la población a nivel internacional siguen en alza a costa de los más pobres, así lo indica Steven Kapsos, Jefe de la Unidad de producción y análisis de datos de la OIT:
“Los datos muestran que en términos relativos, el incremento de los salarios laborales más altos están asociados con pérdidas para todos los demás, ambos, los trabajadores de la clase media y los que perciben los ingresos más bajos, están viendo disminuir parte de sus ingresos”
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A partir de éste mismo informe, Roger Gomis, economista del Departamento de Estadística de la OIT, señaló: “La mayoría de los trabajadores del mundo subsiste con un salario notablemente bajo y para muchos tener un empleo no significa ganar lo suficiente para vivir. A nivel mundial, el salario promedio de los trabajadores en la mitad inferior de la distribución de los ingresos es de apenas 198 dólares mensuales y el 10 por ciento más pobre tendría que trabajar tres siglos para ganar lo mismo que gana el 10 por ciento más rico en un año”.
En definitiva, el informe de la OIT revela una verdad que es evidente: el desarrollo del sistema económico actual sólo trae consigo más miseria y pobreza para la clase explotada y oprimida del mundo, con el fin de engrosar las ganancias de un puñado de personas que gozan de una vida llena de privilegios, lujos y comodidades. No será una permanente reforma del capitalismo lo que destruirá esta desigualdad, pues es en el crecimiento de esta diferencia que se sustenta, si no será la destrucción del sistema mismo.
