No siempre participar de un concurso literario implica la posibilidad de demostrar nuestro talento y ser reconocidos, a veces, puede ser la peor de las pesadillas cuando de lo que se trata es de atacar nuestros anhelos más profundos.
Miércoles 2 de octubre de 2019
Muchas veces los que tenemos el oficio de la escritura pensamos en la posibilidad del libro propio y entonces recurrimos a concursos literarios para dar a conocer nuestro trabajo tras la búsqueda de una oportunidad.
Lamentablemente la realidad nos muestra en algunas oportunidades la cara más oscura y somos estafados, en nuestra apuesta a creer que podemos llegar más allá, al generarnos expectativas o al estar atados a una ilusión.
Así cuenta Victoria, escritora y trabajadora de la TV Pública, que se presentó a un concurso organizado por un “Grupo de escritores” promocionado en varios medios, donde después de su participación, vía mail, la invitaban a una reunión por ser una de las finalistas.
“El asunto ya empezó a sonarme turbio –explica Victoria- porque por lo general cuando sos seleccionada te llega un correo o te llaman para avisarte que en tal fecha se anunciarán los ganadores. De todas formas decidí ir”.
A pesar de las inseguridades que le generó la propuesta, las ilusiones de la escritora estaban intactas. Se presentó entonces en una oficina céntrica y fue atendida por el supuesto director del Grupo.
“Así empezaron Alfonsina, Julio y Alejandra”, le explicaba con pomposidad esta persona tras argumentar que ellos eran “pioneros en la Argentina” y que se proponían “dar a conocer a autores nuevos”.
Luego de montar un despliegue fotográfico en su escritorio, como puesta en escena, donde se mostraba la magnitud de los eventos literarios que organizaban, vino la propuesta de rigor y hablaron de dinero. Ahí este tal director mencionó cifras de entre 3500 y 4900 pesos para conseguir una o dos páginas de publicación y obtener dos o cuatro ejemplares.
Como dice Victoria: “imagino a un montón de personas escuchando sus propuestas, con la esperanza en los ojos y el dolor en el estómago, y a unos cuantos, año tras año, aceptando participar”.
Otro de los damnificados `por este “Grupo de escritores”, Daniel, afirma: “cuando descubrí el fraude, la alegría que había experimentado al haber sido seleccionado se convirtió en una decepción enorme, quizá más grande que si nunca hubiese sido elegido, me hizo dudar de todos los concursos y poco tiempo después dejé de escribir”.
Este tipo de procedimientos también son comunes en las ramas del canto, el baile y el teatro, donde después de ganar un concurso, el “triunfador” tiene que llenar el auditorio con familiares y amigos vendiéndoles las entradas.
Un curro disfrazado de evento cultural, y por si esto fuera poco ya existen en Internet blogs que contienen “tips” para detectar posibilidades de engaño en concursos literarios, que dan pautas y pasos a seguir para no ser presa de estos sujetos.
Una verdadera estafa a la ilusión, cuando el talento vale tanto como “dale, si a vos te sale fácil” y no se tiene en cuenta lo trabajoso del arte de crear que, como oficio, requiere una ardua labor de tiempo y esfuerzo personal.