A más de tres semanas de bombardeos israelíes sobre la Franja de Gaza conversamos con Melisa Trad, periodista especializada en Seguridad Internacional, quien trabajó siete meses como corresponsal desde Palestina y que tuvo que ser repatriada recientemente en medio de su labor.
Santiago Montag @salvadorsoler10
Miércoles 1ro de noviembre de 2023 02:33
Van más de tres semanas desde que militantes de Hamas cruzaran el muro de separación para atacar posiciones militares pero también civiles israelíes. Ese 7 de Octubre parece muy lejano a partir de la respuesta que está dando Israel a ese acontecimiento. Para entender las raíces recientes de los hechos actuales, para conocer en profundidad la situación de los palestinos pasada y presente, y también cómo es tratado este tema en los medios de comunicación, nos contactamos con Melisa Trad. Ella es periodista especializada en Seguridad Internacional y conocedora de primera mano de Palestina.
S.M.: Van más de 24 días de ofensiva de Israel sobre Gaza. Queremos que nos cuentes qué balance tenés hasta el momento de la situación.
M.T.: Lo que estamos viendo es que hace tres semanas Israel bombardea sin parar la Franja de Gaza. Está cometiendo crímenes de guerra, asesinando más de 8000 palestinos, más de 3000 niños. Cuando decimos esto es para entender que Israel no está atacando a Hamás. O sea, Israel está barriendo Gaza. Está asesinado a periodistas, trabajadores de la ONU, mujeres, niños. Entonces estamos en un momento de mucha urgencia de frenar esta masacre de Israel más allá de todos los eventos del 7 de octubre, que por supuesto condenamos y que fueron realmente una barbarie. Un ataque terrible a la población israelí. Una población que se merece justicia. Pero lo que estamos viendo en este momento no es justicia, es venganza y un castigo colectivo al pueblo palestino.
S: Estuviste ahí el último tiempo. Como esto no nació el 7 de octubre hay que conocer la película. ¿Podés contarnos qué pasaba en Cisjordania y los llamados territorios del ’48 que está ocupando Israel hoy en día?
M: Sí, estuve cubriendo desde el lugar como periodista unos siete meses en total. Estaba ahí cuando ocurrió el ataque de Hamás. Fui por primera vez a la región, era licenciada en Comunicación, me acaba de recibir, estaba viajando por Medio Oriente. Llegué al lugar. Yo había estudiado el conflicto y, sin embargo, a mí eso me pegó una cachetada en la cara. O sea, entender que por más que uno haya leído y que uno entienda qué es lo que establecieron los acuerdos de Oslo, cuáles son las áreas A, B y C, todo eso uno lo puede leer. Pero me parece que al llegar ahí y ver los chequeos militares, ver cómo se trata a la población palestina, ver lo que significa vivir bajo ocupación, a mí realmente me enfureció.
En Cisjordania la ocupación se hace ver en muchos sentidos. No es el nivel de crisis humanitaria de la Franja de Gaza, pero en CisJordania creo que uno, sobre todo yendo como corresponsal, puede tener los ojos frescos frente a la cantidad de cosas que se normalizan en esa región. Nosotros, que venimos de un país que es vanguardia en Derechos Humanos, es algo que te choca un montón. O sea, a mí me ha pasado, por ejemplo, de tener que subirme a un colectivo que pasa de Cisjordania a Jerusalén. Hay palestinos que nacieron en Jerusalén y a los que Israel no les permite llegar ahí.
Hay un checkpoint militar en el medio que te demora bastante. Se suben jóvenes del servicio militar de Israel que tienen 18, 19, 20 años quizás, súper armados, intimidando a toda la población. He visto como le gritan a alguien que no es un riesgo de seguridad para Israel sino a una viejita que quiere cruzar con su bolsa de naranjas. O sea, esa es la imagen que uno ve cuando cruza esos chequeos militares. Era muy gráfica esa sensación de lo que muchas organizaciones de Derechos Humanos denuncian. A pesar de que muchos gobiernos no quieren reconocer que Israel establece un sistema de Apartheid en ese lugar. Y no hay nada más tangible que decir soy una extranjera, estoy aquí con una visa de turista y yo puedo continuar mi viaje en un colectivo mientras hacen bajar a toda la población palestina del colectivo.
Y eso es algo chiquito y tangible de lo que uno ve en el día a día. Porque después claro, podemos escalar las cosas y hablar desde las situaciones de mayor violencia, las situaciones con los colonos, la demolición de los hogares palestinos. O sea, hay tanta tragedia en esta historia y hay tanta tanta oscuridad que a mí me parece muy triste que estemos dejando este lado de la historia de lo que está pasando.
S: Además de la que comentaste recién de los checkpoint ahí de entre Jerusalén y Cisjordania, ¿querés contar alguna otra anécdota?
M: Había un hombre que me mostraba que tenía una pequeña macetita con una partecita de un cactus. Me decía que su padre había sido desplazado. Cuando se creó el Estado de Israel [en 1948] tuvieron que irse de su pueblo natal, tuvieron que irse a otro lado dejar todo. Muchas madres palestinas tienen una frase que le dicen a sus hijos, que es “se lo llevaron amoblado”, que significa que los israelíes no solamente se llevaron tierras, no solamente conquistaron su territorio: se quedaron con las casas como estaban, con los muebles, con las cosas que usaban. Esa gente tuvo que huir de esa manera. Este señor que me mostraba esa plantita me decía que hacía muy poco, por primera vez, había podido ir al pueblo, hoy en día es territorio controlado por Israel, que había conseguido un permiso. Que había podido finalmente llegar ahí a donde su papá había sido desplazado y se había traído un pedacito de cactus que era de lo poco que quedaba.
Bueno, en los pueblos árabes se usaban mucho en esa época, en vez de dividir las casas con paredes muchas veces ponían como hileras de cactus. Muchas veces estos pueblos que han sido desplazados, vos podés ir y a veces no queda nada, son ruinas o a veces ni siquiera eso, pero una forma de darte cuenta que hubo un pueblo árabe ahí es porque hay fragmentos de hileras de cactus.
S: Es muy interesante. Me acordaba de haber estado, por ejemplo, en el campo de refugiados Aida en Belén donde está la llave más grande del mundo. Un símbolo enorme de los palestinos, porque guardan las llaves de las casas cuando fueron desplazados y las van pasando de generación en generación…
M: Sí, literalmente, la llave es el símbolo del derecho a volver. O sea, es el símbolo del retorno porque son todas estas familias que fueron desplazadas desde la creación del Estado de Israel. Recordemos que cuando eso sucedió, en 1948, más de 750 000 palestinos tuvieron que irse de sus hogares. Los echaron, huyeron, sus vidas corrían peligro, tuvieron que irse de estos pueblos y muchas veces lo único que se pudieron llevar fue esa llave que se pasa de generación en generación con la esperanza de que algún día van a volver a sus casas. Tan es así que la llave es como el símbolo a la entrada del campo de refugiados de Aida. Porque para ellos tiene que ver con ese derecho al retorno. Que además es un derecho establecido también por el derecho internacional. O sea, hay una cuestión más allá de que se reconoce al Estado de Israel, aunque bajo los límites previos a la guerra de 1967, no bajo los límites de los territorios que ocupa después de eso. El derecho internacional también establece que toda esa gente que fue expulsada de sus tierras, lo que los palestinos llaman la Nakba, en 1948 con la creación del Estado de Israel, tiene un derecho a a volver. Y que si ese derecho no se cumple al menos tienen el derecho de ser compensados.
No estamos ni cerca de ver que eso se vaya a cumplir.
S: Justo te quería preguntar cómo manejan lo que pasa en Cisjordania los medios de comunicación, donde mientras los bombardeos y la avanzada terrestre en Gaza se llevan con razón todos lo ojos, hay una avanzada en estos días mucho más grande en Cisjordania. O sea, creo que se profundizó mucho más desde que volvió Benjamín Netanyahu al gobierno con Ben G’vir, que es un tipo de extrema derecha religioso, mucho más agresivo, un colono muy nacionalista. Pero que en estos días, se avanzó mucho más de lo que ya se estaba haciendo.
M: Ahí hay que empezar por decir que es una de las fuertes realidades del conflicto hoy. Es una de las grandes estrategias de ocupación de las últimas décadas es la construcción de asentamientos israelíes. Estos asentamientos son una especie de barrios o ciudades en el territorio que es hoy Palestina.
Ni siquiera estamos hablando de los territorios de los cuales fueron desplazados los palestinos con todas las guerras que hubo, que algunas las empezaron los árabes también digamos. Pero estos asentamientos están construidos donde hoy es territorio palestino. Por eso cuando vemos un mapa de los territorios palestinos vemos que Cisjordania tiene un montón de manchas. Y todo eso por ahí es difícil de entender, pero tiene que ver justamente con cómo un territorio, que en teoría hoy debería ser todo palestino, en realidad está empezando a ser ocupado por estos como decía pequeños barrios o ciudades que va construyendo Israel. Donde se traslada población israelí, o sea, son ciudadanos israelíes, muchas veces extremistas de la comunidad judía, que van a esos territorios, porque sienten que tienen algún derecho bíblico, algún derecho religioso de estar ahí. Estos asentamientos son ilegales bajo el derecho internacional. La ONU ha dicho específicamente que los asentamientos israelíes son ilegales bajo el Derecho Internacional.
Además las convenciones de Ginebra dicen que una fuerza que ocupa, es decir Israel, no puede trasladar a su población a territorio ocupado. Específicamente el gobierno de Netanyahu y Ben G’vir son dos personajes muy importantes en esto porque los asentamientos israelíes no son algo nuevo, se fueron expandiendo con el tiempo y últimamente esa expansión ha sido muy grande. Existen estos asentamientos no solamente con la aprobación del gobierno israelí, sino que además con la protección del gobierno israelí. No solamente estamos hablando de colonos que están en esta situación ilegal, sino que hoy en día tenemos a colonos israelíes en el gobierno de coalición de extrema derecha en Israel. Eso obviamente ha fomentado no solamente la expansión sino mucho más violencia.
Porque imagínense que cuando tenemos la creación de estos asentamientos claramente eso trae muchísima atención con los pueblos palestinos que están alrededor. Además, estos colonos israelíes suelen estar muy armados, entonces lo que hemos visto siempre es bastante violencia alrededor de estos asentamientos israelíes. Tanto de parte de colonos que van a amedrentar a la población como de algunos ataques que ha querido hacer algún palestino intentando ingresar a estos asentamientos. Esa violencia, cuando estaba ahí hasta hace un par de días, se venía incrementando antes del ataque de Hamás del 7 de octubre. Veíamos situaciones violentas en relación a los colonos israelíes. Cada cuatro o cinco días había alguna noticia. Por supuesto que el mundo no estaba mirando eso porque tienen a este “conflicto” como una cosa dormida que nadie mira hasta que pasa algo como lo que pasó el 7 de octubre.
Pero venían sucediendo un montón de situaciones y el problema es que, después del ataque de Hamás y la respuesta de Israel bombardeando Gaza, nadie está mirando a Cisjordania porque en este momento no es un frente de guerra. O sea, no hay cohetes cayendo en Cisjordania. Pero lo que sí hay es un aumento muy marcado de la violencia de los colonos israelíes hacia la población palestina. Desde el ataque de Hamás hasta hoy van tres semanas donde hay más de 100 palestinos muertos en Cisjordania. Esto a manos de violencia de colonos israelíes que han ido a matar a población palestina o a manos de enfrentamientos con el ejército israelí. Vemos lo que ha pasado siempre en este conflicto: hace poquito un chico de 15 años le estaba tirando piedras a soldados israelíes y le dispararon y están los vídeos de cómo matan al chico y el padre, que intenta meterse y ayudarlo y auxiliarlo, quedó grave herido en el hospital.
Esas son imágenes no solo terribles, pero son imágenes que veíamos desde antes del ataque de Hamás y que explican por qué hay una tensión tan fuerte entre estas poblaciones y por qué la necesidad de que la salida de esto no sea más violencia y militarizar más la cuestión.
S: Me acuerdo cuando estuve con una organización de israelíes que protegían a los pastores de la violencia, que vos decís, de los colonos. Viste que hay partes que son más ciudad como Hebrón, Nablus, pero después están las aldeas, que están un poquito más apartadas que son en realidad chiquitas. Me acuerdo que íbamos a Masafer Yatta, que está al Sur. Había uno de esos muchachos israelíes que era veterano de la guerra del Líbano, él, bueno, rompió con el sionismo. Me dijo que tuvo una gran crisis porque empezó a ver todo lo que había hecho, lo que hizo él, lo que hace el Ejército, lo que hace el Estado, y que le costó mucho, porque psicológicamente decía que el ejército es como un gran adoctrinador de la sociedad israelí. A mí me chocó mucho porque él hablaba y se notaba que tenía recuerdos de eso. Quería preguntarte a ver si vos podrías contar un poco qué lugar tiene el ejército en ese sentido de formador de ideológico del Estado de Israel.
M: Ellos cumplen un rol tremendo porque en Israel el servicio militar es obligatorio. Entonces todos los jóvenes pasan por esto con algunas excepciones. No creo que eso signifique que todos estén de acuerdo. Pero la realidad es que es una sociedad muy militarizada, hombres y mujeres. Además hacen este servicio militar obligatorio. Y eso obviamente, creo que marca mucho sus vidas. Nos toca ahora hablar de la cuestión más extrema. Pero hay muchísima gente que trabaja por la paz, de los dos lados, tanto del lado israelí como del lado palestino. Esa es la gente que la tiene más complicada cuando pasan cosas como el ataque de Hamás del 7 de octubre y la posterior represalia de Israel. Porque todos sus esfuerzos quedan muy debilitados y sus propias sociedades los presionan justamente para que no puedan seguir tratando de entablar esta paz.
En ese sentido, hay por ejemplo experiencias de escuelas que combinan a chicos de ambos lados, a chicos y chicas de ambos lados. Escuelas internacionales, algunas en Jerusalén otros en Tel Aviv y he entrevistado a gente que se ha graduado de estas escuelas. Decirte que fue una experiencia única, porque en la escuela entablaron una relación con alguien del otro lado, eso obviamente genera todo un lugar para la empatía y entender cómo se ve el conflicto desde el otro lado. Y eso para mí es como el primer paso para la paz. Pero claro, dicen que muchas veces lo que sucede es que después de salir de estas escuelas, por ejemplo, los chicos de Israel y a las chicas les toca hacer el servicio militar. Entonces esas relaciones y esos vínculos que habían comenzado a forjarse con gente del otro lado en la escuela terminan casi que destruyéndose. No siempre, pero en muchos casos, porque de repente es tu ex compañero, el que está en el puesto de control militar que controla quién pasa.
Ni hablar en circunstancias de guerra como las que estamos viendo actualmente. Entonces el ejército israelí... obviamente, Israel tiene una maquinaria que hay que entenderlo en el contexto muy hostil para ellos, entonces claramente han creado a lo largo de los años todo un sistema de seguridad para no ver su supervivencia, como ellos dicen, en riesgo. Pero eso ha llevado a estos límites horrendos donde directamente se deshumaniza completamente al otro. Donde terminamos escuchando del propio ejército israelí, por ejemplo, a ciertas autoridades hace un par de semanas, que decían frente a cámara que los palestinos son bestias humanas y que iban a ser tratados como tales.
Entonces ese nivel de deshumanización es fuertemente parte del ejército, e incluso parte de los medios de comunicación. Mi maestría fue en seguridad internacional, la hice en Europa además, o sea conviví con mucha gente de ese ámbito de la seguridad y del ámbito de los servicios de inteligencia. Entonces si hay algo que me horroriza es como esos sectores, han terminado deshumanizándose. Incluso en Argentina en estos momentos, escuchamos a estos expertos militares, con ninguna capacidad de empatizar con el hecho de que estamos hablando de vidas humanas. O sea, se enfocan en la estrategia para justificar porqué Israel hace hoy lo que hace. Me parece como bloquear tu cerebro a entender que del otro lado hay seres humanos que están sufriendo estas guerras mientras vos opinas en un panel en un canal de Buenos Aires. A mí, eso me horroriza.
S: Te quería preguntar justo eso y solidarizarnos con los que te hicieron en LN+ y América. ¿Cómo se está tratando en los medios? ¿Qué opinión tenés y de qué manera por ahí se puede, de alguna manera, dar algún tipo de batalla? Porque también hay una pelea no en los medios de comunicación y en la propia sociedad en este caso Argentina, pero como decías a nivel mundial.
M: Sí, yo creo que lo que estamos viendo los medios es muy terrible y te diría que igual en Argentina pasa de manera mucho más fuerte que en otros países. Hay un nivel de violencia mediática con respecto a este tema. Para mí, tristemente, hay una cuestión de no querer mostrar las dos caras. Digamos de lo que estamos hablando porque yo como periodista no creo que venga a decirle a la gente que es lo que tiene que opinar. O sea, no creo que la gente coma vidrio. Creo que uno tiene que poner los hechos sobre la mesa y dejar que la gente genere sus propias opiniones. El problema es que los medios, sobre todo los medios más hegemónicos, están generando una narrativa completamente unilateral completamente de Defensa del Estado israelí. Digo ni siquiera hay matices, no hay maquillaje, no hay nada. Hoy es una cruzada a favor del Estado de Israel, para defender lo que está haciendo Israel en este momento sin la capacidad jamás de condenar una masacre de lo que está cometiendo el Estado de Israel. Sin hablar de los crímenes de guerra del Estado de Israel.
A mí lo que me pasó desde el principio en los medios de comunicación, cuando incluso empecé a hacer notas desde Palestina cuando fue el ataque. Ahí nomás me arrinconaban para preguntarme si condenaba el ataque de Hamás. Y no tenía ningún problema porque para mí era parte, por supuesto decir “lo que acaba de pasar es horrible, estamos horrorizados con las imágenes que estamos viendo el ataque Hamás”, y les puedo decir incluso que muchísimos palestinos también están horrorizados con esas imágenes. Y sin embargo, ahí nomás te quieren arrinconar con eso y no tengo ningún problema porque lo condené desde el primer momento.
Pero nadie los arrincona a ellos para decirles “Israel está cometiendo crímenes de guerra, ¿se justifica la masacre de más de 3000 niños por el ataque de Hamás?”. Me parece que eso no lo estamos viendo, que es muy grave este discurso unilateral y que sobre todo una falta de ética periodística total, más allá de mi situación personal, en las entrevistas donde se me ha faltado un montón el respeto y donde no se me ha tratado como colega muchas veces.
A los periodistas del –mal llamado– interior (soy de San Juan) nos pasa eso con los periodistas de Buenos Aires lamentablemente. Pero en esta situación era completamente abrupta esa falta de respeto. Mucha gente me decía "bueno, para qué vas a esos canales", y me pasa que como periodista creo que también a veces hay que romper las trincheras. Porque si no nos quedamos hablando entre los que opinamos lo mismo, y está bueno llegar a nuevas audiencias. Pero bueno, uno no puede llegar también a nuevas audiencias con estos niveles de falta de respeto en el medio. Donde ni siquiera estás debatiendo ideas. A mí particularmente se me ha atacado personalmente por parte de periodistas que ni siquiera me conocen, que me han tratado de homofóbica cuando soy activista de toda la vida en San Juan por los derechos del matrimonio igualitario, soy feminista de toda la vida. Entonces que alguien que no me conoce me diga a cámara, me ataque a mí personalmente, ni siquiera mis ideas, me parece que habla muchísimo más de ellos que de mí. Pero creo que como periodistas en general necesitamos exigir que haya condiciones básicas de respeto para cualquier debate. Y sobre todo que a la gente se le presenten todos los hechos para que la gente después elija qué opinar, si condena o si no condena. Pero que sepa qué es lo que está pasando y que sepa que esto no arrancó el 7 de octubre.
S: ¡Muy bueno! ¿Querés decir algo más?
M: Gracias por el espacio. Que sigan buscando informarse por fuentes que les sean creíbles. A veces esas fuentes no son necesariamente empresas periodísticas, a veces son periodistas específicamente, los periodistas tenemos mucha más libertad en nuestras redes sociales que en los medios en los que trabajamos, así que si me quieren seguir estoy como Melisa trad en Instagram, Twitter, Facebook. Sigan buscando entender que siempre las cosas son más complejas, desde el momento en que te plantean que esto es un Boca-River, hay algo raro. No hay un blanco sobre negro cuando hablamos de situaciones tan complejas que involucran a pueblos desde hace décadas.
S: Muchas gracias, estuvo muy bueno, la verdad, así que te mando un gran abrazo.
M: Gracias a vos y bueno, ahí quedamos. Quedamos en comunicación, dale.
Santiago Montag
Escribe en la sección Internacional de La Izquierda Diario.