Para este martes 22 de octubre desde la CONFUSAM y otros gremios de trabajadores de la salud se está convocando a una movilización en respuesta a la crisis de la salud pública. Pero este es un punto más a conquistar dentro de una situación convulsa: vamos por el fin del Estado de Excepción, fuera los militares de las calles y a organizarnos para enfrentar esta represión heredada de la Dictadura.
Lunes 21 de octubre de 2019
En las últimas semanas se han hecho públicos una serie de situaciones sobre falta de insumos básicos en hospitales como el Barros Luco, Sotero del Rio, Van Buren y Gustavo Fricke, cuestión que ha afectado directamente a la atención de los usuarios y el trabajo de los funcionarios de la salud.
Esto debido a la política que se ha impulsado desde el ministerio de hacienda que ha bloqueado la posibilidad de que los centros de salud puedan generar nuevas órdenes de compras si es que no han cargado a la plataforma digital SIGFE. Pero más que esta situación puntual, tiene que ver con una cuestión estructural del sistema de salud heredado de la dictadura.
La salud pública viene en crisis hace ya bastantes años, ningún gobierno de turno ha podido dar respuesta a las necesidades reales de la población. De igual forma el actual modelo de salud, creado en plena dictadura militar y que está basado en la mercantilización de la salud pública, ha mostrado su peor cara cuando se trata de la atención del pueblo trabajador y pobre, quienes no tienen los recursos necesarios para costear una atención privada, incluso falleciendo en muchos casos esperando una atención.
Esta crisis la vemos reflejada en el colapso que hoy existe en los hospitales y consultorios, teniendo largas listas de espera para poder acceder a una atención. El desabastecimiento que se vive solo entorpece la atención a las y los usuarios, generando que se cancelen constantemente cirugías por no tener los insumos correspondientes. Esta es la consecuencia de los pocos recursos que se destinan a la salud pública y que además son desviados hacia el sector privado, buscando fortalecer el negocio de la salud, llenado los bolsillos de los empresarios en desmedro de la vida de la población.
Las condiciones laborales de las y los trabajadores de la salud no son las mejores, son ellos quienes lideran las licencias por estrés y salud mental, con extensas jornadas laborales de 12 horas diarias, sumado a la sobrecarga laboral por atender a muchos pacientes en un turno, además de los contratos precarios a los que deben someterse la mayoría de los empleados públicos, donde los contratos anuales y los honorarios son pan de cada día generando incertidumbre cada vez que se acerca la fecha de renovación.
Con la entrada de las concesiones hospitalarias se fortalece la precarización y el subcontrato dentro del sistema de salud, precarizando la vida de miles de trabajadores principalmente mujeres, generando trabajadores de primera y segunda categoría.
Pero un escenario no previsto tiene conmocionado al país y el llamado de la CONFUSAM por la discusión presupuestaria no puede olvidarse. Son migajas las que nos ofrece el estado como son $30 per cápita para el AUGE de Alzheimer, no hay mayor presupuesto para palear la falta de oferta de recursos y procedimientos y el per cápita no supera los 7 mil pesos por paciente. Un panorama desalentador para quienes atendemos a la población más necesitada del país.
La magnitud de la crisis de salud pública requiere una respuesta a la altura de las circunstancias, y esta no puede venir desde el parlamento donde anidan los políticos que profundizaron el neoliberalismo en la salud, sino que debe venir justamente de las y los trabajadores, organizados junto a usuarios, estudiantes y el conjunto de la población.
Es por esto que exigimos a las direcciones de los gremios de la salud como la FENATS, FENTESS y CONFUSAM que realicen asambleas amplias (es decir, sin distinción de gremios o territorios) en cada lugar de trabajo para organizar desde las bases un plan de lucha frente, no solo a la crisis de la salud pública y las pésimas condiciones laborales que viven las y los trabajadores; sino para organizarnos frente a la ola de represión de militares, carabineros y la PDI en las calles.
Para esto se hace necesario levantar coordinadoras por centros de estudio y trabajo (hospitales, CESFAM) que reúnan a pobladores y estudiantes de sus sectores que además impulse la exigencia de un sistema de salud público, financiado integralmente por el Estado en todos sus niveles y gestionado por sus trabajadores y usuarios, para acabar con la fuga de financiamiento al sector privado y poner el sistema al servicio de las necesidades de la población.
Finalmente, siguiendo el ejemplo de portuarios y mineros tenemos que organizar una Huelga General para sacar a los militares de nuestras calles, echar abajo este gobierno y avanzar a una Asamblea Constituyente, libre y soberana, organizada desde los trabajos, centros de estudio y territorios, para terminar con este régimen político heredado de la Dictadura e imponer una solución estructural que surja de la mano de los trabajadores y el pueblo.