Universidad. Estudiantes de UTN impulsan un comité de apoyo a Madygraf y fábricas recuperadas

¿Qué es Madygraf?

MadyGraf es una fábrica recuperada, que se encuentra en la zona norte de Buenos Aires en Garín, y que está bajo control de sus trabajadores. En 2014, la multinacional gráfica Donelley cerró la fábrica de forma abrupta dejando en la calle a más de 400 trabajadores y sus familias, que frente a esa situación, decidieron tomar la fábrica para defender sus puestos de trabajo. Continuaron produciendo bajo condiciones muy difíciles, tratando de competir con grandes empresas mientras eran ajustados con altísimas tarifas de servicios, entre otros obstáculos, que con apoyo de la comunidad y obreros de otras fábricas, lograron sortear para mantener la cooperativa en pie hasta hoy, 8 años después.

Desde ese entonces, transformaron la fábrica en un faro para muchas luchas en la sociedad: la Comisión de Mujeres que surgió en 2015, impulsó el ingreso de mujeres por primera vez a la producción y puso en pie la juegoteca, como espacio de cuidado para los hijos de les trabajadores de la fábrica. Esta Comisión organizó además, una multitudinaria asamblea en apoyo al derecho al aborto; también se realizaron los “cuadernazos”, que fueron la donación de miles de cuadernos para las escuelas de la zona. Otro hito fue en plena pandemia, cuando reconvirtieron su producción para hacer alcohol en gel y máscaras.
También en colaboración con distintas universidades, pudieron bajar el consumo de energía eléctrica reduciendo así las emisiones de dióxido de carbono, uno de los gases de efecto invernadero, entre otras medidas que se tomaron para trabajar sobre el impacto ambiental de la fábrica.
En síntesis, la bandera de MadyGraf está presente en cada lucha del movimiento de mujeres, ambiental y de la clase trabajadora, para quien espera ser un ejemplo de organización.

¿Qué rol podemos jugar los estudiantes?

En la actualidad Madygraf, además de pelear por su expropiación definitiva, tiene otro desafío importante: está llevando adelante un proyecto de reconversión de su producción, para lograr ser una fábrica más amigable con el ambiente y conquistar una eficiencia energética.

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Los estudiantes de carreras orientadas al desarrollo tecnológico tenemos en nuestras
manos el conocimiento para mejorar procesos de producción, implementar sistemas capaces de automatizar tareas tediosas, mejorar la productividad o disminuir el consumo energético. O sea: la tecnología y conocimiento para ser más eficientes, sustentables y mejorar las condiciones laborales ya existe, pero falta ponerla al servicio de las grandes mayorías como se lo plantea Madygraf.

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Desde la agrupación estudiantil En Clave Roja (PTS e Independientes), queremos pelear por una universidad que luche junto a los trabajadores organizados por otra alternativa, así como hicieron estudiantes de la UNSAM y docentes de escuelas técnicas, que ayudaron a producir alcohol en gel en MadyGraf durante la pandemia y colaboraron con el plan energético, mostrando la potencialidad de esa unión o como les estudiantes de Trabajo Social de la UBA, que aportaron desde sus prácticas pre profesionales a la Juegoteca de la fábrica. En el caso de UTN y del INPST, la propuesta es pensar la eficiencia energética para producir en armonía con el ambiente, conformando un comité de apoyo a la fábrica, que vuelque en sus conocimientos para aportar en mejoras y que pelee por otra perspectiva.

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Nuevos desafíos

Agustín Bustos, trabajador de Madygraf, egresado de la Tecnicatura universitaria en Mantenimiento Industrial y docente de la UTN Regional Delta, fue uno de los impulsores dentro de la fábrica junto con otros trabajadores, del plan de eficiencia energética, con el cual mantuvieron la producción en un 19 % menos de energía, con todas las consecuencias económicas y ambientales que eso significa, “nuestra pelea es por una producción con orientación social, lo queremos hacer con la menor huella de carbono posible. A eso aspiramos”, dijo en una entrevista. Esta propuesta al igual que la fabricación de bolsas de papel ecológicas, se decidieron en asamblea. Ahora el desafío es seguir profundizando herramientas para alcanzar una mejora en la producción. ¿Te sumás?