¿Cuál fué el rol de estudiantes, docentes y trabajadores del sector psi? ¿Cuáles fueron y son hoy impactos en la psicología y la terapia? ¿Qué enseñanzas nos dejaron? Son preguntas que desde Tesis XI creemos importante hacer de cara a esta fecha, como parte de poder pensar nuestra carrera de manera crítica y discutir nuestro rol como futuros trabajadores de la salud.
Martes 23 de marzo de 2021 11:18
Si reconstruimos la historia podemos ver que fue un plan organizado por los sectores del poder y el imperialismo estadounidense para apagar las revueltas y procesos revolucionarios que luchaban contra el capitalismo, y por nuevas bases para otro tipo de sociedad. También, que el terrorismo de Estado y las desapariciones comenzaron antes del ´76, con la Alianza Anticomunista Argentina a la cabeza, comandada por la derecha peronista.
Los ’60 y ’70 fueron décadas marcadas por grandes gestas de trabajadores y estudiantes que dieron una fuerte pelea en todo el país contra los planes económicos que empeoraban las condiciones de las grandes mayorías trabajadoras y populares. La más emblemática de todas fue el Cordobazo, insurrección que derrotó al gobierno de facto de Onganía.
En el campo psi, la gran radicalización social y política se expresaba en debates alrededor de las teorías y prácticas psicoterapéuticas. Se discutía la importancia que las condiciones socioeconómicas tenían a nivel de la salud mental, y por lo tanto, introducían el debate de la necesidad de transformar la sociedad, puesto que las enormes desigualdades que la sostenían eran fuente de enormes padecimientos. Los hechos más emblemáticos son bien relatados por Alejando Vainer en Los desaparecidos de la salud mental, publicado en la revista Topia.
En el psicoanálisis, en el año 72 y 73 los Grupos Plataforma y Documento se iban de la Asociación Psicoanalítica Argentina justamente por cuestionar la perspectiva individualizante que primaba en la organización. Mientras tanto, diversas experiencias como las comunidades terapéuticas (por ejemplo la del Hospital Estévez en Lomas de Zamora), el tratamiento en los hospitales generales de los padecimientos mentales (como el Hospital de Lanús) comenzaban a demostrar que existían modelos para atender el padecimiento mental que respetasen los derechos de les usuaries y apostasen a su mayor autonomía, y que a su vez cuestionaban fuertemente las perspectivas conservadoras y manicomializantes que pensaban la salud mental dentro de los marcos del modelo médico hegemónico. De esas valiosas pruebas se tomaron elementos para crear la Ley de Salud mental en el año 2010. Es decir, que más de 40 años después, peleamos por recuperar algo de lo que estos trabajadores habían logrado en los ´70.
A la par, se organizaban psicólogos y psicólogas junto a psiquiatras y trabajadores sociales, trascendiendo las barreras de prestigio o jerarquía entre las diversas profesiones, creando la Coordinadora de Trabajadores de Salud Mental, que organizaba a trabajadores de los distintos hospitales del país en la pelea por sus condiciones laborales, pero ante todo, porque la salud fuese realmente un derecho para todes.
En las facultades, les estudiantes eran sujetes actives que discutían el carácter y los contenidos de la formación en sus planes de estudio para que estos estuviesen orientados hacia las grandes necesidades sociales. Además, comprendían que era fundamental su compromiso con las causas sociales que se daban en las calles, y así es como confluían en las grandes luchas populares con les trabajadores de la salud, la educación, la fábrica, etc.
La dictadura genocida se encargó justamente de destruir todas estas experiencias y combatividad, desapareciendo a todos los actores que las llevaban adelante, entre ellos, Beatriz Perosio, Marta Brea y Juan Carlos Risau.
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Por eso, son 110 les desaparecides del campo de la salud mental, 67 estudiantes y docentes de la Facultad de Psicología de la UNL, y 44 en la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Pero además de personas, se persiguieron y desaparecieron las teorías y prácticas comunitarias en salud mental. Al prohibir las reuniones de más de tres personas, las comunidades terapéuticas no pudieron continuar. Con la dictadura, se implantó el modelo alienante para disciplinar los padecimientos psíquicos, de la mano del gran negocio de los laboratorios, con el uso indiscriminado de psicofármacos y la patologización del sufrimiento.
Se atacaron enormemente los presupuestos en salud pública, y comenzó a avanzar el sector privado de la medicina, que contempla el acceso a la salud solo para clientes que pueden pagarla, es decir, unos pocos. Se atacaron fuertemente las condiciones de trabajo en hospitales y centro de salud, con legislaciones que implantaron la precarización laboral en el personal de Salud como modo de sostener la salud pública con escasos recursos.
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Se desarticularon todos los movimientos progresivos y posteriormente, como detalla Alejandro Vainer, se desprestigiaron todas las prácticas y saberes que tuvieran en cuenta los condicionamientos sociales en la subjetividad y los sufrimientos, y finalmente se los arrastró al olvido.
En las facultades de Psicología, los planes de estudio cambiaron, se quitaron los contenidos más progresivos y se instaló una perspectiva individualizante para pensar el psiquismo y la intervención del psicólogo, desde las lecturas más conservadoras del psicoanálisis lacaniano.
A su vez, se despolitizaron los espacios de organización estudiantil antes combativos, y se reemplazó un modelo de Centro de Estudiantes pensado para luchar y cuestionar por uno de gestión de servicios, a la par que se fue instalando una noción de estudiante como consumidor pasivo de conocimiento, con la ayuda de las agrupaciones estudiantiles radicales: Franja Morada.
Así se fue vaciando de participación el espacio universitario y los centros de estudiantes al perder la independencia política de las autoridades y los gobiernos de turno, permitieron el modelo antidemocrático con el que se gobierna la facultad, instalando el mando de las autoridades con más fuerza.
Pero este recorrido no se realiza con el fin de recordar los hechos y lamentarse por su desenlace sino que es justamente para reivindicar esas valiosas luchas y experiencias, para continuar hoy con lo que elles dejaron ya planteado, y sobre todo, para tomar una de las enseñanzas más valiosas: la de dar las peleas en las calles y confluir con trabajadores. Además, para tenerlos presente al momento de luchar contra la impunidad de ayer y de hoy, para que se sepa la verdad de lo que hicieron con todes elles y se castigue a los culpables.
Actualmente continuamos bajo una pandemia que dejó claro lo más miserable de este sistema, que elige la ganancia por encima de la vida de millones, y producto del enorme desfinanciamiento de la salud durante décadas, ya generó miles de muertes evitables. Nos encontramos con el problema de las vacunas, donde 2⁄3 de la población mundial no podrá ser vacunada y será arrastrada a enfermarse debido a la enorme especulación y rapiña de los países imperialistas, y de las empresas privadas que tienen las patentes de las vacunas, que hacen negocio con un derecho elemental.
Mientras tanto, la crisis social aumenta y en el país el 50% de les niñes son pobres, y el 40% de les adultes son desempleados. Los padecimientos mentales aumentan, las consultas se multiplican en hospitales que no tienen presupuesto, y trabajadores que se encuentran agotades luego de un año de estar en la primera línea.
La pregunta es qué sucede con la salud mental en un contexto en el que hay millones de desocupados y en la pobreza, trabajan precarizados y en las peores condiciones, con los peores sueldos, donde la violencia policial y el gatillo fácil aumentan cada día. Donde se desalojó a miles de familias en Guernica que peleaban por tierra para vivir para beneficiar a los que quieren hacer countries y canchas de golf.
Venimos hace semanas de ver la impunidad policial frente a un nuevo femicidio, el de Úrsula Bahillo y todos los que le siguieron también en manos de la policía y encubierta, felicitada por el gobierno nacional. Donde los desaparecidxs en democracia como Julio Lopez, Miguel Bru, Santiago Maldonado, Luis Espinoza y Facundo Astudillo Castro muestran que el aparato represivo de la dictadura sigue intacto, y que todos los gobiernos la mantienen impune.
En su nota Vainer plantea que todos esos luchadores que peleaban por otro sistema dejaron dos huellas "(...)por un lado, esas huellas que nos han marcado y constituyen el núcleo de nuestra identidad. Por otro, las huellas son un camino para seguir. Porque sin huellas en cualquier campo o terreno estamos perdidos". Retomar las conclusiones de aquellos que dieron su vida es la conclusión de que la única pelea para pelear contra la impunidad es SIEMPRE EN LAS CALLES.
Hoy denunciamos el silencio de las conducciones de los centros de estudiantes y las federaciones universitarias que no convocan a movilizar, y exigimos que lo hagan, porque no se trata solamente de hacer memoria simbólica, sino de hacer una memoria activa porque la pelea continúa hasta el día de hoy, porque los padecimientos que sufrimos, que tienen su impacto directo en la salud mental de las grandes mayorías, es una herencia directa de la dictadura cívico-eclesiástico-militar, y esa pelea tiene que ser en las calles porque: fue en las calles donde se echó a patadas a la dictadura.
Fue en las calles donde las madres y abuelas dieron y dan enormes pasos para recuperar a sus hijos y nietos a pesar de que ningún gobierno hasta la fecha de hoy abre los archivos para dejar de contarlos a cuenta gotas. Fue en las calles donde logramos encarcelar a los genocidas que hoy quedan muchos en las fuerzas policiales y de civiles. Fue en las calles donde nos plantamos contra el 2x1 y las cárceles domiciliarias. Y a 45 años del golpe genocida este 24 de Marzo es en las calles donde nos vamos a plantar contra la impunidad de ayer y contra la impunidad de hoy.
Por eso te invitamos a ser parte de esta pelea sumandote con tu foto/video/producción que contenga la frase “SIEMPRE EN LAS CALLES” para demostrar que somos miles les estudiantes que hoy retomamos esas banderas de lucha, y sumandote a marchar este 24 de Marzo con el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia.
¡30.000 compañeres detenides desaparecides, presentes!