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Red Internacional
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Jujuy. Estudiar en terciarios: “No podemos estudiar cuando nos aprieta la realidad económica y laboral”

Después de casi tres meses de cuarentena las y los estudiantes seguimos enfrentando el desafío de la virtualidad en el marco de muchas incertidumbres. No sabemos qué sucederá con nuestra cursada, pero muchos tampoco sabemos qué pasará con nuestras propias condiciones de vida.

Jueves 21 de mayo de 2020 16:11

Las preocupaciones cotidianas sobre la cursada, los prácticos y las clases virtuales no son lo único que compartimos los estudiantes terciarios; muchos también están preocupados porque han perdido sus trabajos, porque les adeudan meses, porque se rumorean rebajas salariales o suspensiones. Las declaraciones del gobernador Gerardo Morales y su ministra de Educación Isolda Calsina, hace unas semanas, sólo nos generaron más incertidumbres.

Entre las clases virtuales, la pandemia y cómo llegar a fin de mes

Pablo, un joven de segundo año del IES 10, sede Fraile Pintado contaba “la cuarentena no me favorece, yo trabajo en negro en un rubro de servicio de casa en casa. Se me cerraron las puertas por prevención y me cancelaron trabajos para contar con ese dinero para insumos de higiene .Estoy esperando en casa con la incertidumbre de cómo mantener los insumos de limpieza y de alimentos para enfrentar esta cuarentena, no veo tele porque la respuesta no está ahí . Sí salgo esta la policía para multarme y si me quedo, me come la preocupación.”
Natalia es estudiante de segundo año del IES 9 y contaba lo difícil que es cursar cuando te atraviesan muchas preocupaciones y la cuarentena se vuelve cada día más fuerte. Además “en una semana tengo que gastar más de quinientos pesos para poder cursar, no tengo wifi, y necesito los datos para las clases y para poder seguir estudiando después. Mis ojos no dan más. Lo peor, a causa del COVID no puedo salir a la feria, donde vendía para poder tener plata y el IFE no es para todos, ni es suficiente. ¿A cuántos les pasa eso? ¿Acaso las autoridades saben cómo estamos, si tenemos internet, si nos falta algo, si vamos a poder seguir estudiando? ¿A quién se le puede ocurrir que estamos solo para hacer TP cuando no sabemos ni qué vamos a comer mañana o si nos va a llevar la policía por ir a comprar al almacén del barrio sin barbijo?”

Natalia además cuenta cómo sus compañeras madres tienen que lidiar con las tareas del hogar, ese trabajo no remunerado que recae principalmente en las mujeres; con las tareas virtuales de sus hijos y las del profesorado. Y además, todos conocemos de casos en los que se repiten situaciones de no tener acceso a wifi, no poder usar aplicaciones en los teléfonos, o no poder pensar en estudiar cuando la situación económica familiar es la única preocupación. Las becas no alcanzan, y muchas y muchos perdimos nuestro trabajo, o no podemos salir a hacer ni changas. ¿El Ministerio de Educación tiene idea de quién paga el wifi de la casa? ¿A las autoridades les interesa saber nuestra opinión? La respuesta se nos impone en el cotidiano: no.

Fátima, estudiante del IES 5 de San Salvador y empleada de comercio, ella nos comenta que muchos están cursando pero sin saber si les van a reconocer o nos las materias, porque varios “se tienen que asimilar” a los nuevos planes. “La vicerrectora mandó un mail diciendo que todos nuestros problemas van a ser solucionados, pero la verdad, me suena a chamuyo”. Además agrega “no pensaron en los que tenemos que laburar. Yo curso mientras trabajo, y atiendo a la gente mientras las profes dan la clase.” Como muestra el caso de Fátima, si antes era difícil cursar, ahora las cosas se complican más para muchos y muchas; ella también nos comenta sobre un compañero suyo que es ingresante “ayer se perdió la clase, la semana pasada también. Encima labura en negro haciendo instalaciones eléctricas, pero no le dan todo lo que necesita para trabajar, entonces tiene que dejar de comprar cosas para cursar y comprar cosas para trabajar, o sea el problema es ese para muchos, porque en nuestras casas la plata no alcanza. Y amigos que también estudian me dijeron que tienen clases por el chat de whatsapp ¿cómo se puede aprender algo así?”

En el marco de la cuarentena, y a partir del irregular inicio de clases sólo de a poco vamos conociendo las demandas más sentidas en cada curso de las distintas carreras de los IES de la provincia. Pero aunque de a poco va llegando información el aislamiento social obligatorio dejó más que demostrada la desigualdad que existe para acceder a la educación. “Es verdad que aquí se abrieron las inscripciones y se organizaron las clases on line; pero hay cursos que hasta ahora ni profes tienen. Por eso creo que no estamos en un marco de posibilidades para el inicio de clases, porque además muchos no están relajados como para estudiar en momentos difíciles donde nos aprieta la realidad económica y laboral” resaltaba Pablo.

Así a través de las experiencias que van contando las y los chicos, sabemos que la pandemia ha golpeado de forma negativa en nuestras vidas, en cuanto a lo económico muchos han perdido el único trabajo que tenían. O por estar en negro, hoy no pueden tener ni un mínimo de su sueldo.

En el reino de Morales se trata de calificar y evaluar a cómo dé lugar

Pero los estudiantes tenemos que fortalecernos, tendríamos que tener espacios para participar de las reuniones de los Consejos Académicos y para discutir todas nuestras problemáticas, en clave también de defender el acceso a la educación pública.

Esta es la oportunidad para empezar a discutir que necesitamos que nuestros Centros de Estudiantes se pongan a la cabeza de colaborar con nuestra organización para enfrentar la crisis en curso, que nos afecta en nuestra forma de estudiar, pero también en nuestra vida, y que tiene responsables concretos, que son los gobiernos de turno, tanto nacional como provincial. Y allí dónde no haya deberíamos elegir delegados por cursos, hasta que podamos poner en pie Centros de Estudiantes.
Además, para las y los estudiantes es necesario abrir importantes debates, ya que mientras estamos viviendo una situación histórica, el gobierno esquiva discusiones importantes sobre las calificaciones y la evaluación, que es un tema que nos incumbre profundamente y sobre el que diversos especialistas, psicopedagogos e intelectuales intercambian. ¿A qué se referían Morales y Calsina cuándo dijeron que se va a calificar, aunque de “forma diferente”? ¿Estas definiciones se tomaron en consulta con especialistas, pedagogos, intelectuales o docentes? No. Más bien vemos repetirse la modalidad de ordenar medidas sin ningún argumento científico que estudiantes y docentes debemos acatar sin derecho a réplica.
En un contexto que es completamente nuevo y complejo estas medidas que se hacen sin nuestra participación, ni la de los y las docentes sólo pueden llevar a niveles de deserción muy altos y pérdidas de la escolaridad para miles de estudiantes. Y como dicen los docentes de la Corriente 9 de abril “en ese marco, calificar, evaluar o promocionar a cómo dé lugar, sin atender los contextos concretos y sin garantizar condiciones mínimas para hacerlo, es un discurso muy peligroso que seguramente se puede transformar en políticas que flexibilicen y precaricen aún más la labor docente, como se viene haciendo en otros ámbitos laborales buscando avanzar en una reforma laboral de hecho”.

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Que la crisis no la paguemos con nuestra educación ni nuestras vidas

Pero el debate no sólo es sobre la educación, sino también sobre el rol de los gobiernos en esta crisis. El Gobierno nacional y el provincial deberían ser los garantes del bienestar de todas las y los estudiantes, para que podamos seguir estudiando. Estos días se visibilizó que miles de jóvenes en todo el país tienen trabajos en negro, precarios, y miles más se quedaron sin trabajo. Muchos de ellos somos nosotros o nuestros compañeros y compañeras que han perdido sus trabajos, o en sus familias se agravó la situación económica. Una realidad que se profundiza, mientras la IFE de $10000 apenas alcanza. Entonces nos preguntamos ¿por qué tenemos que soportar esta situación? La cuarentena no es igual para todos y todas, algunos siguen amasando fortunas mientras otros apenas sobreviven. Nosotros te proponemos que nos organicemos por un salario de cuarentena de $30.000 para todo el que lo necesite. Se podría conseguir si el gobierno en lugar de “ayudar” a empresarios millonarios como los Blaquier de Ledesma y los Rocca de Techint, decidiera discutir y votar en el Congreso, como los propuso el diputado del FIT-U, Nicolás del Caño, un impuesto extraordinario a las grandes fortunas. Sólo un 3% sería suficiente para garantizar esos sueldos en el marco del “aislamiento social obligatorio”.

En una situación histórica como la que estamos viviendo, muchas y muchos estudiantes estamos atravesando situaciones particulares. Entonces, en lugar de imponernos trabajos y evaluarnos, las autoridades de los IES deberían llamar a reuniones virtuales, o impulsar un relevamiento de la situación socioeconómica de cada estudiante para así poder abordar medidas que eviten que en el plano académico se sigan reproduciendo las desigualdades sociales, agravadas por la cuarentena obligatoria. También para esto es necesario fortalecer la organización estudiantil, eligiendo delegados o delegadas por cursos, allí dónde los haya, poner los Centros de Estudiantes al servicio de nuestras demandas y necesidades.
La salida de fondo es la organización de estudiantes y trabajadores; tenemos que prepararnos junto a los y las docentes para dar una salida propia frente a los empresarios que vienen imponiendo su agenda a los gobiernos.