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Red Internacional
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Elecciones y mujeres. Evelyn Salgado, candidata a gobernadora de Guerrero por Morena ¿A quién representa?

Luego de las disputas políticas entre Morena y el INE tras negarle la candidatura a gobernador de Guerrero a Félix Salgado Macedonio, los intentos de cooptación por parte de los partidos del régimen hacia el movimiento de mujeres continúan.

Marisol FN Agrupación de mujeres y disidencias Pan y Rosas

Jueves 13 de mayo de 2021

La candidatura a cargo de Felix Macedonio Salgado generó fuertes cuestionamientos dentro y fuera de MORENA. Ahora anuncian a su hija para perpetuar a toda costa el dominio de los Salgado frente a los intereses que se disputan en dicha entidad, sin importar las denuncias de violaciones sexuales y vinculación con el crimen organizado que se han presentado contra este político ex perredista. Esta decisión volvió a cuestionar los principios políticos de Morena, así como su compromiso con el movimiento de mujeres y sus demandas, tras varias semanas de choques y disputas políticas entre Morena-4T y la derecha-INE.

En el caso de MORENA y la 4T, la insistencia de la dirección del partido para sostener un candidato con demandas penales de violación sexual, dejó al descubierto las disputas internas hacia las presidenciales de 2018 y una crisis política alentada desde diferentes sectores, particularmente desde el movimiento de mujeres. Para subsanar esto, la dirección de Morena busca seguir explotando su discurso “feminista” y del “mal menor”, proponiendo cómo nueva candidata a gobernadora en Guerrero a la hija de Salgado Macedonio, Evelyn Salgado Pineda “la Torita”.

El cambio de candidata no ha significado un cambio en el programa que levanta Morena en Guerrero y el resto del país, pues siguen sin reconocer el derecho al aborto legal de las mujeres y las personas con capacidad de gestar y tampoco proponen medidas de emergencia para la violencia feminicida, como la construcción de más refugios para víctimas así como guarderías y comedores comunitarios. Tampoco representa un cambio sustancial para las condiciones de vida y trabajo de mujeres campesinas, indígenas y trabajadoras que son mayoría entre la población desocupada, precarizada y que vive en condiciones de pobreza de Guerrero.

La candidata a gobernadora por Morena nada ha dicho sobre el injusto encarcelamiento de luchadoras sociales como Kenia Hernández, presa política desde octubre del año pasado, ni se ha pronunciado por medidas concretas de justicia a los responsables de las desapariciones y asesinatos en la entidad, mucho menos se ha pronunciado por esclarecer lo sucedido con los 43 normalistas de Ayotizinapa.

En la caso de la derecha del PRI, PAN, PRD y su influencia política en los consejeros del INE, estos buscaron nuevamente apropiarse de las demandas y reclamos legítimos del movimiento de mujeres —principal oposición al gobierno de AMLO y la 4T—, con el fin de capitalizar el descontento hacia el gobiernista actual y desviarlo en “votos de castigo”. Sin embargo, estos partidos están igualmente cuestionados, pues cuando gobernaron también fueron parte de la violencia y negligencia del Estado hacia las mujeres, las clases trabajadoras, las disidencias y los pueblos originarios. Los responsables del aumento del feminicidio y la militarización, así como de la tortura sexual hacia campesinas y maestras en Atenco y Guerrero en años pasados, hoy afirman ser el “partido más feminista de México”, mostrando así su oportunismo electorero y menosprecio a la memoria política del movimiento feminista.

Tanto la derecha agrupada en el frente “Sí por México” cómo Morena y los aliados de la 4T, buscan sacar provecho político tanto del escándalo por las demandas de violencia sexual contra Salgado Macedonio, como de las sanciones electorales con sesgo político del INE a candidatos de Morena. Mientras los partidos y políticos del régimen se pelean en las alturas por votos y poder político, la violencia por abajo continúa azotando a las mujeres y disidencias en razón del género y clase a la que pertenecen. Así también, la lucha del movimiento de mujeres que desde hace años viene cuestionando no solamente en México sino a nivel internacional, las raíces estructurales de la violencia y opresión patriarcal así como la clase social que se beneficia de ella.

¿Qué alternativa política para las mujeres?

El movimiento de mujeres, así como el resto del pueblo trabajador, nada tenemos que ver con las disputas políticas entre los partidos del régimen en temporada electoral. No hay un “mal menor” ni un “voto de castigo” que resuelva de fondo la violencia estructural que vivimos, pues esta tiene su origen en el propio Estado capitalista y sus instituciones misóginas y patriarcales.

La trampa de la democracia burguesa radica justamente en el hecho de simular procesos “democráticos”, cuando en realidad, esos cargos y puestos ya están distribuidos entre los partidos del régimen y en ningún momento se toma en cuenta las decisiones ni condiciones de vida de las mujeres y las clases trabajadoras.

Tampoco los supuestos organismos autónomos como el INE, son defensores de nuestros derechos políticos, pues mientras dicen “defender la democracia” nos niegan el derecho democrático a tener candidatas obreras propias, como denunciamos en el caso de la joven trabajadora estatal y aspirante a candidata federal en la Ciudad de México, Flora Aco.

En tiempos electorales y no electorales, urge que las mujeres en alianza con trabajadores, disidencias, juventud y pueblos originarios levantemos nuestros propios candidatos y organizaciones para la defensa de nuestras vidas y derechos.

En las próximas elecciones de junio, ningún partido representa realmente nuestros intereses de clase, por ello es urgente que nos organicemos de manera independiente en Guerrero y el resto del país, sin confiar en las trampas del “mal menor” o el “voto de castigo” y si, en la lucha de las mujeres, como Kenia Hernández contra la represión del Estado.

Porque no puede haber democracia con presas políticas, exijamos la liberación inmediata de Kenia y todas las presas y presos políticos del Estado mexicano.