En las últimas semanas hemos visto como el gobierno de Evo Morales ha emprendido un nuevo giro en sus políticas internacionales, buscando limar las asperezas de años anteriores y tendiendo puentes con grandes capitalistas de EE.UU., Europa y China alentándolos a invertir en el altiplano.
Jueves 12 de noviembre de 2015
Fotografía: EFE
Este giro pragmático del gobierno del MAS, obedece a las caída del precio del petróleo y del gas que amenazan reducir drásticamente las recaudaciones estatales con las que se financian no solo grandes obras carreteras sino los bonos y subsidios que han permitido mantener la pasividad del tradicionalmente agitado movimiento de masas boliviano.
Semanas atrás el gobierno de Evo anuncio que Bolivia había contraído una deuda con el gobierno chino equivalente a 7.200 millones de dólares destinados a obras de infraestructura, principalmente carreteras, que serán realizadas por empresas y personal del país asiático. La deuda que sobrepasa con creces los 4 mil millones que se debía al Banco Mundial y al BID, convierte a los capitalistas chinos en los principales acreedores del país andino. Así mismo, no siendo suficiente este colosal endeudamiento, el gobierno de Evo con la colaboración del Financial Times, organizaron una ronda de negociaciones con más de 130 empresas interesadas en invertir en Bolivia, ofreciéndoles no solo seguridad jurídica para sus inversiones sino incluso realizando ofertas de concesión de áreas protegidas y de recursos naturales, que no envidiaría ningún neoliberal de la década de los ‘90.
Estas medidas, que el vicepresidente intentó justificar con los tomos 34 y 35 de Lenin en la mano y en plenas negociaciones, se completaron con la reciente gira europea de Evo Morales firmando acuerdos con empresas alemanas y francesas para obras ferroviarias y acuerdos bilaterales de cooperación. La antesala de estas negociaciones “antimperialistas” fueron las conversaciones realizadas en La Paz entre el representante norteamericano para los asuntos hemisféricos y el gobierno del MAS con miras a restablecer las relaciones diplomáticas entre ambos países interrumpidas el 2008 con los conatos de guerra civil de aquellos años.
Atrás van quedando las bravuconadas antimperialistas para dar lugar a un comportamiento “serio y responsable”, que aliente los negocios mientras los despidos ya se van acelerando en algunas empresas estatales, como Huanuni, el proyecto minero metalúrgico del Mutun o los despidos en diversas empresas. La caída de precios de materias primas termina la bonanza y el verso populista del proceso de cambio, preparando nuevos ataques al salario y al empleo de los trabajadores. Aunque el gobierno de Evo es uno de los que aun esta mejor posicionado ante la decadencia de los progresismos argentino, brasilero o venezolano, no puede escapar a las leyes del mercado capitalista, y ha optado por empezar con los ajustes amortiguando la caída con endeudamiento masivo.
Se hace urgente para los trabajadores prepararse de para enfrentar estas medidas y defender el salario y las fuentes de empleo, recuperando en primer lugar a la COB y los sindicatos, hoy convertidos en mero apéndice del ministerio de trabajo.
Javo Ferreira
Javo Ferreira nació en La Paz en 1967, es fundador de la LOR-CI en Bolivia. Autor del libro Comunidad, indigenismo y marxismo y parte del consejo editorial de La Izquierda Diario Bolivia. Fue docente de la Universidad Obrera de Siglo XX en Potosí e impulsor del PT de la COB el 2013.