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Red Internacional
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Educación Pública. Examen COMIPEMS, ¿un derecho aplicable a todos?

Los y las estudiantes se enfrentan, hoy, al examen COMIPEMS para ingresar a la educación media superior, pero ¿por qué deben “ganarse” lo que por derecho les corresponde?

Sábado 22 de junio de 2019

Como profesora de nivel secundaria, con grupos de tercer grado, el 90% de mis estudiantes presentará dicho examen sin que la mayoría se quede en su primera ni segunda opción, incluso, algunos quedan fuera.

Sabemos que en otras escuelas sólo el 70 % de alumnos lo realizará; entre algunos motivos, el principal es que el examen cuesta $370.00, cantidad que muchos mexicanos no pueden pagar.

El CENEVAL obtiene jugosas ganancias si pensamos en los miles de aspirantes cada año (que van en aumento) con el cobro de un examen que, además, es totalmente injusto, pues por la vía de los hechos, no sólo obstaculiza a los jóvenes que provienen de contextos muy precarios, sino que atenta directamente contra su derecho a la educación.

El registro de miles de aspirantes no es exclusivo de los habitantes de la Ciudad de México, sino que acuden personas de otros estados para realizar un examen que les permita estudiar en alguna institución de nivel media superior de acuerdo con el INEA. Al menos, treinta mil son del interior del país, mientras que existe una concentración mayor tan sólo en la Ciudad con 300 mil, sin contar el incremento de 3 mil a 4 mil estudiantes anuales.

Entre las escuelas con mayor cantidad de solicitantes están las ENEP y CCH de la UNAM, los CECYT del IPN, la DGETI, que deben “aperturar” esos espacios (o más), pero que terminan con las aulas saturadas por la insuficiencia de escuelas dedicadas a satisfacer esta demanda.

Por otra parte, los negocios de “cursos de preparación” para que los alumnos no se queden fuera son todo un éxito empresarial; la idea que les inculcan a nuestros jóvenes es que deben “competir” y “ganar” en el ámbito académico e, incluso, “defender” una ventaja frente al resto de los aspirantes. Todos términos de la política neoliberal.
Pero, ¿en realidad tienen elección para decidir escuela, turno, cercanía a su hogar, gratuidad, laicidad?

Los profesores y las maestras de Nuestra Clase les deseamos todo el éxito posible para que logren su meta a sabiendas de que debemos luchar para que todos consigan un espacio dentro de alguna institución sin restricción alguna, pues los derechos no se ganan, se exigen y se defienden.

¡Por la defensa de la educación pública, gratuita, laica y científica!
¡Exigimos que se destinen recursos necesarios y espacios suficientes para que ninguno se quede sin estudiar!

*Diana Bruja Palacios es maestra de secundaria de la Agrupación Magisterial Nuestra Clase.


Diana Palacios

Profesora egresada de la Normal Superior, colaboradora en IdZMx