Se largó el ciclo de charlas y debates en la quinta del PTS en el Frente de Izquierda de San Miguel, Jose C Paz y Moreno. Esta vez, sobre el clásico de Lenin “El Estado y la Revolución” con Marcelo Ortega, trabajador de la Madigraf bajo gestión obrera.
Viernes 31 de enero de 2020
Al costado de la pileta, mate listo y libro en mano, se armó una ronda de 30 jóvenes para leer y debatir acerca del libro de Lenin “El Estado y la Revolución”. Esta jornada fue parte de la iniciativa del PTS en el Frente de Izquierda de impulsar quintas de verano en distintos puntos del conurbano sostenidas por el aporte de sus militantes y colaboradores para armar un espacio de ocio, estudio y organización. Lejos de los ojos vigilantes de los patrones, la yuta y los delegados.
El lugar fue San Miguel en una quinta con mucho pasto y árboles ubicada sobre la Avenida Mayor Irusta. Marcelo Ortega, el pollo, trabajador de Madigraf fue el coordinador de este grupo de estudio.
Proletariado y Burguesía, la verdadera grieta
Lenin dice ya en su capítulo 1 que el Estado es el “producto del carácter irreconciliable de las contradicciones clase”. Pero ¿qué clases? ¿cuáles son esas contradicciones? ¿por qué el Estado surge a partir de ellas? Es más, ¿siempre existieron las clases sociales? ¿y el Estado? Algunes decía que si, otres que no. Otres de les pibes que seguían la lectura con atención, escuchaban.
Dijimos que no siempre. Que el Estado surge en sociedades que pueden producir un poco más de lo que comen y eso que sobra, lo cuidan los que tienen las armas. Que la lucha por ese botín hecho con el trabajo de muches y disfrutado en el ocio de pocos, representa intereses que no pueden vivir en equilibrio, son intereses irreconciliables. Y la clase social es la forma en la que las personas se agrupan –sean o no consientes de esa pertenencia- sean o usurpadoras de esa riqueza social o bien las productoras de ella. Difícil hacerse amigue del que disfruta de la vida a costa del trabajo de millones de personas. ¿Vos que pensás?
Pero… ¿Qué hace la burguesía (los patrones)?
Ya Marx había dicho en el Manifiesto Comunista de 1848 que “el Gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios de la burguesía” Pero ¿cómo hace eso el Estado? ¿Cómo “administra los negocios” de una minoría que no trabaja oprimiendo a las mayorías trabajadoras? Ayer, leyendo el capítulo 1, se llegó a una de las principales conclusiones acerca del carácter del Estado: que su núcleo duro no es otra cosa que “destacamentos especiales de hombres armados que disponen de cárceles y otros elementos” y que “el Ejército regular y la Policía son los instrumentos fundamentales del poder del Estado”. Que esto es condición irrenunciable si de lo que se trata es que una minoría que no trabaja pueda vivir, rodeada de lujos y sin trabajar, a costa del trabajo de las mayorías trabajadoras. Y que eso es así, acá y en la China. Así, pensando un ejemplo de esto, Ludmila dijo “como en la Dictadura”.
¿Y el proletariado (los trabajadores)?
Más adelante, en el capítulo 1, Lenin sostiene que el Estado es un instrumento para la explotación de la clase oprimida. Esa clase qué es oprimida y explotada es la clase obrera, proletaria, les trabajadores. Los que hacemos el mundo.
La burguesía, con sus partidos políticos, garantiza que la cosa sea así. Basta ver como el FdT acaba de votar el saqueo del FMI al pueblo trabajador. Para nadie es sorpresa que los funcionarios del Estado cobran abultados salarios para votar las leyes que, en el caso de la deuda con el FMI, atentan contra la vida de las grandes mayorías. Diego, un joven trabajador del barrio, decía muy acertadamente que los sueldos de los funcionarios no son sueldos sino sobornos. Todes nos acordamos de que mientras Mariano Arcioni, gobernador de Chubut que reprime maestras, no pagaba sueldos a docentes y estatales enviaba un proyecto a la legislatura provincial para aumentar un 100% su sueldo y elevar el de sus secretarios de gobierno que DE PISO cobraban $170 mil.
Cuando el Frente de Izquierda levanta la campaña de que todo funcionario cobre igual que una docente, nos inspiramos en las medidas de los comuneros de París de 1871.
Hay que ajustar las cuentas con el patrón, ¿no? Bueno, para terminar porque también ya había bajado el sol, Lenin escribe también en este excelente primer capítulo que “la liberación de la clase oprimida es imposible, no sólo sin una revolución violenta, sino también sin la destrucción del aparato del poder del Estado creado por la clase dominante” Pero ¿cómo? Marx decía “la liberación de la clase obrera será obra de la clase obrera misma”. Y aunque el martes 3 de febrero la seguimos, te adelantamos un spolier: los y las trabajadores necesitamos nuestra propia organización política, nuestro partido para convencer a todos los lastimados por el capitalismo y sus secuaces que hay que tomar el poder del Estado para terminar con la explotación, con las clases sociales y así la humanidad poder , al fin, ver extiguirse al Estado.