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Red Internacional
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[24E] Entrevista a Hernan Perriere. Experiencias del movimiento estudiantil bahiense en año 2000

Hace un poco más de un mes que asumió el gobierno de Javier Milei anunciando un plan de medidas salvajes contra el pueblo trabajador, las mujeres y la juventud mediante un decreto de necesidad y urgencia (DNU) y la “Ley Ómnibus” que están siendo debatidos en el parlamento. Paralelamente, crecen los sectores de trabajadoras, trabajadores y estudiantes que se suman al paro general convocado por las centrales sindicales para este 24 de enero. Para saber más sobre las luchas del movimiento estudiantil entrevistamos a Hernán Perriere, historiador y docente en la UNS.

Martes 23 de enero 22:13

Milei congeló el presupuesto educativo, es decir que para el 2024 la educación va a recibir la misma plata que en 2023, con una inflación por encima del 200%. Así solo alcanzaría para pagar los sueldos docentes hasta los primeros 6 meses del año. Todo el presupuesto universitario se verá afectado. Frente a esta ofensiva derechista del gobierno, sostenemos cómo hipótesis que el movimiento estudiantil resurgirá como una fuerte oposición retomando las mejores experiencias de lucha en unidad con el movimiento obrero.

Para saber más sobre las luchas del movimiento estudiantil, desde la Juventud del PTS entrevistamos a Hernán Perriere, historiador y docente en la UNS. Integra el PTS hace más de 20 años, colabora en la sección historia de La Izquierda Diario y es parte fundadora de la regional Bahía Blanca.

Hernán, distintas personas han escrito sobre la conflictividad que hubo en nuestra ciudad durante ese período ¿Cuál es tu hipótesis sobre el rol que jugó el movimiento estudiantil bahiense durante el año 2000?

Si, diversas investigaciones sobre el movimiento estudiantil en Bahía Blanca abordan los diversos procesos de lucha destacando su organización en tres importantes momentos: en 1995, 1999 y en el 2001 que coincidimos. Pero para mí el año 2000 marcó una etapa histórica del movimiento estudiantil bahiense.

Veníamos de importantes luchas en los años anteriores, resistiendo las políticas neoliberales del menemismo, el FMI y el Banco Mundial que veían a la universidad, y a la educación en general, como variable de ajuste para pagar la deuda externa. Si bien la Ley de Educación Superior de 1995 no consiguió su objetivo máximo de privatizar y arancelar las universidades públicas, logró imponer un avance en la mercantilización de la educación superior gratuita. Se implementaron medidas restrictivas como posgrados arancelados, acreditación y evaluación de las carreras con fines competitivos, la precarización laboral en las carreras docentes, la restricción al ingreso como la carrera de Medicina en la UNS, por ejemplo.

En el 99’ se desarrolló otra gran lucha del movimiento estudiantil contra el recorte presupuestario a las universidades que logramos derrotar organizando asambleas, tomas y movilizaciones. El ejemplo más importante fue “Interfacultades” en Buenos Aires y otras universidades del país que expresó la autoorganización de miles de estudiantes frente a la política burocrática de Franja Morada que dirigía la Federación Universitaria Argentina (FUA) cuya intención era llevar al movimiento estudiantil detrás de la política de apoyo a la Alianza como alternativa al menemismo.

En el año 2000, ya con el gobierno de la Alianza, comenzamos a notar que había una continuidad con las políticas neoliberales del menemismo. En ese año, sectores de estudiantes que habíamos derrotado el intento de recorte a las universidades y seguíamos organizada/os en asambleas, unimos nuestras demandas con las del movimiento obrero. Sectores del movimiento estudiantil mostramos solidaridad con la lucha de los trabajadores.

Creo importante retomar las peleas del movimiento estudiantil bahiense en un contexto de emergencia obrera durante el año 2000, primer año del gobierno de la Alianza, porque se articularon las demandas estudiantiles con el apoyo activo a los tres primeros paros generales al gobierno de De la Rúa, peleas que no estuvieron exentas de las discusiones y balances de estrategias de las agrupaciones que dirigieron el movimiento estudiantil.

¿Qué balance haces de la lucha estudiantil de 1999 y del surgimiento de la agrupación En Clave Roja?

El balance de la lucha estudiantil de 1999 fue decisivo para que a fines de ese año surgiera la agrupación estudiantil En Clave Roja en la UNS, hoy Tesis XI (Juventud del PTS + independientes).

En la UNS la dirección del conflicto contra el recorte de 1999 quedó en manos de Acción Universitaria, agrupación que yo integraba, y del FEUT-PC (Frente Estudiantil Universitario Terciario-Partido Comunista). Acción Universitaria había surgido como consecuencia de la resistencia a la aplicación a la Ley de Educación Superior y la refundación de la FUS (Federación Universitaria del Sur) que impulsó la constitución de muchos centros de estudiantes y su articulación en la federación. Acción fue un agrupamiento de decenas de estudiantes con distintas tendencias políticas opositoras al menemismo bajo la dirección de la CEPA (Corriente Estudiantil Popular Antiimperialista) que respondía a la Juventud Comunista Revolucionaria del PCR. Otra línea que influenció en menor medida en Acción fue la Corriente Agustín Tosco, con poca inserción en el movimiento estudiantil nacionalmente, y que en la UNS impulsó la reconstrucción histórica de las consecuencias que la dictadura había dejado, junto a otras políticas de Derechos Humanos.

Retomo. Como te decía, la lucha contra el recorte de 1999 en Bahía Blanca, fue dirigida por la CEPA y el FEUT. Ambas agrupaciones a nivel nacional, pero acá también, tenían la estrategia de organizar un gran frente opositor al menemismo y esta política traía explícitamente un seguidismo a sectores de la burguesía que luego apoyan al gobierno de la Alianza como la FUA dirigida por Franja Morada y la CTA de Marta Maffei quién llamó abiertamente a votar a la Alianza entregando la lucha docente en la famosa “Carpa Blanca”.

En Bahía Blanca esta estrategia de conciliación de clases de estas agrupaciones llevó a que en la lucha de 1999 impulsen acciones comunes con sectores que apoyaban el recambio aliancista. Me refiero con el rector Ricardo Gutierrez, la lista Blanca de profesores, la lista Unidad de estudiantes y un sector de la lista Integración de profesores que veían en la Alianza un cambio en la perspectiva de Derechos Humanos por la figura de Graciela Fernández Meijide.

Recuerdo que en el mes de mayo, hicimos una asamblea en las escalinatas de Humanidades que estaba tomada y votamos participar de una movilización a la Municipalidad. Una importante columna salió del playón de Alem encabezada con una bandera de la FUS hacia la plaza Rivadavia. Cuando llegamos vimos que estaban esperando el rector y el intendente radical Jaime Linares quienes en una maniobra astuta usurparon la cabecera de la marcha detrás de la bandera de la FUS con el beneplácito de la dirección de Acción Universitaria. En ese momento muchos no entendíamos por qué la bandera de la FUS marchaba junto a los sectores aliancistas que desde la aplicación de la Ley de Educación Superior habían adecuado los estatutos de la UNS a pedido del FMI y el Banco Mundial. Quizás una pequeña muestra de lo que vendría después con la Alianza en el gobierno.

En síntesis, la política de conciliación con partidos patronales y la adaptación de estas agrupaciones a sectores del régimen universitario y de sus camarillas fue un límite para que se desarrollara un cuestionamiento profundo a quienes fueron la/os aplicadores de las políticas neoliberales en la UNS y a la vez que permeó, en un sector de los estudiantes en lucha, una confianza en la Alianza cómo malmenorismo frente al menemismo.

Al calor de este proceso de lucha surgió en Bahía Blanca a fines de 1999 la agrupación estudiantil En Clave Roja-PTS (ECR-PTS) recuperando a “Interfacultades” como ejemplo de autoorganización estudiantil para enfrentar de manera independiente a las camarillas del ajuste y a la burocracia estudiantil como la Franja Morada y Unidad.

Hablas de un salto en la conflictividad durante el año 2000 ¿Qué podes contarnos sobre las huelgas generales contra el gobierno de De la Rúa?

Mira, lo primero que hay que decir es que el gobierno de la Alianza fue una continuidad de las políticas de ajuste ordenadas por el FMI y el BM para asegurar el pago de la deuda externa. A pocos meses de asumir De la Rúa muchos sectores sociales pasaron a la oposición al gobierno.

Me acuerdo que una de las primeras acciones de ECR fue repudiar los asesinatos de Mauro Ojeda y Francisco Escobar, dos jóvenes que se manifestaban en el puente que une Chaco y Corrientes y fueron reprimidos por Gendarmería a los siete días de asumido el gobierno el 17 de diciembre de 1999. Creo que acá hicimos un acto frente a Gendarmería. Nada distinto mostraba la Alianza, fue una continuidad de la política represiva y asesina del menemismo y que continuaron los gobiernos posteriores a la caída de De la Rúa, por ejemplo en Masacre de Avellaneda en el año 2002 bajo el gobierno de Eduardo Duhalde.

Como te decía, en el año 2000 comienza un nuevo proceso de auge del movimiento obrero, cuyo punto más álgido será el 19 y 20 de diciembre de 2001. En el año 2000 se desarrollaron tres huelgas generales (5 de mayo, 9 de junio y 23 y 24 de noviembre) con gran acatamiento. En estas huelgas, la clase obrera desplegó distintas herramientas de lucha: huelgas sindicales, manifestaciones; corte de puentes, rutas, calles; tomas de lugares de trabajo y levantamientos populares en la provincia de Salta. El compañero Manolo Romano refiere a los “tres embates de la clase obrera”, una caracterización que es buena para pensar la conflictividad en el año 2000.

Describe que el primer embate comenzó en los meses de marzo y abril con movilizaciones al Congreso contra la reforma laboral que culminaron en el paro nacional del 5 de mayo. Paralelamente se produjo el levantamiento de los desocupados en Salta, en Tartagal y Mosconi expresando los cortes de rutas y los piquetes como herramienta militante de la/os desocupados. El segundo, incluyó diversas medidas de lucha e incluso paro por ramas o sectores: ceramistas de Zanón, choferes de La Internacional, obreros del pescado en Mar del Plata y sobre todo la lucha de estatales nacionales que sufrieron el recorte de 10% de sus salarios que desembocará en la huelga general del 9 de julio.

Pero sin duda, el hito más importante del año 2000 fue el paro del 23 y 24 de noviembre que significó un salto en la lucha de clases en Argentina. Miles de desocupados cortaron rutas a lo largo del país exigiendo planes de empleo, cortes de puentes, piquetes obreros en la Panamericana. Al mismo tiempo, en Tartagal se desarrolló el segundo levantamiento de desocupados donde es asesinado Aníbal Verón lo que provocó una de las acciones de masas más radicales con la ocupación de comisarías, toma de rehenes y enfrentamientos con la policía y la gendarmería…

El 5 de mayo fue el primer paro general ¿Qué decía sobre eso la incipiente agrupación En Clave Roja?

Si, el 5 de mayo del 2000 se convocó al primer paro nacional contra la reforma laboral que pretendía avanzar en la flexibilización laboral y que venía siendo resistida desde 1996. El gobierno de la Alianza llevó a cabo esta tarea, a principios de abril se aprobó en la cámara de senadores en aquel hecho conocido como “Ley Banelco” en el que se denunciaron sobornos del oficialismo a la oposición del partido justicialista. Este fue el comienzo de la crisis de la Alianza. Por este hecho renunció el vicepresidente Carlos “Chacho” Alvarez a menos de un año de su asunción.

La reforma laboral finalmente fue aprobada en diputados a pesar del contundente paro del 5 de mayo que no continúo en un plan de lucha para tirar abajo el plan de ajuste a los trabajadores. Más bien la oposición del PJ mostraba a Eduardo Duhalde y a Carlos Ruckauf como futuros candidatos del recambio y de la “unidad nacional" y a la burocracia sindical como la contenedora de la grave crisis social que afectaba a millones de familias trabajadoras.

Cuenta Pablo Becher en su libro sobre el movimiento de desocupados que en Bahía Blanca el paro fue acatado por los docentes nucleados en SUTEBA, SADOP y CTERA. A estos se sumaron los camioneros, choferes de ómnibus, bancarios y judiciales. En el mismo día del paro el sindicato de Camioneros y la CGT realizaron una volanteada explicando la situación a los conductores en la ruta. No tengo presente si desde el movimiento estudiantil se organizaron acciones específicas para acompañar el paro específicamente, pero si participamos como ECR con un volante que decía: “Flexibilizar a los trabajadores y elitizar las universidades son dos objetivos del FMI y el BM. Plantemos la unidad de obreros y estudiantes luchando bajo un mismo programa y contra el mismo enemigo” (“Fuera la Reforma Laboral Esclavista. Obreros y Estudiantes contra los planes del FMI”, ECR, mayo 2000).

Un mes después, se decreta otro paro general para el 9 de Junio ¿Qué podes decirnos sobre ese segundo hecho y cómo repercutió en el debate de las agrupaciones universitarias?

Si, el 9 de junio se realizó una segunda huelga general en repudio a la política socioeconómica, contra el ajuste y la desregulación de las obras sociales dispuestos por el gobierno. Becher describe que fue convocada por la CGT de Daer aunque sin movilización ni cortes, por la CGT de Moyano que sí llamó a movilizar junto a la CTA y la Corriente Clasista Combativa (CCC-PCR) en el marco de un Plan de lucha. Cuenta lo que ya es un clásico cuando hay huelgas generales, el gobierno, cuestionó la legalidad del paro, lanzó una ofensiva de propaganda para garantizar la libertad de trabajo de los que no adhirieron y el funcionamiento de los servicios esenciales.

En Bahía Blanca convocaron la CTA regional junto a SUTEBA, ATE y la Federación de Estudiantes Secundarios. En este paro acompañaron un conjunto numerosos de sindicatos de la CGT, lo que significó una adhesión de un 90%. El paro fue contundente, no abrieron las escuelas, universidades, comercios, bancos, judiciales y estatales, y se paralizó la circulación aérea y terrestre. Fue nulo el funcionamiento de la terminal de ómnibus de larga distancia. Adhirieron pescadores y remolcadores.

Lo nuevo fue que sectores del movimiento estudiantil debatimos cómo sumarnos al paro para acompañar a los trabajadores en huelga. En una asamblea la dirección de Acción Universitaria (JCR y adherentes) propuso participar en el contexto del paro de un acto común entre estudiantes y sectores sindicales y de desocupados que adherían. Por supuesto que apoyamos esta moción que fue la que ganó en la asamblea.

Pero el día del paro no me lo olvido más. Nos reunimos en la universidad y fuimos a la plaza Rivadavia donde se realizaría el acto. Cuando llegamos nos dimos cuenta que no era un acto conjunto de “unidad obrero estudiantil” sino un acto del PCR y la CCC. Esto generó un repudio y un sector de estudiantes nos retiramos del acto. El balance de esta experiencia fue profundo y fue el golpe que azotó a Acción Universitaria y al PCR en la UNS después de ambas traiciones, la del 99 y esta.

Ante esto, en un volante desde En Clave Roja hicimos un balance de la acción y llamamos a la autoorganización del movimiento estudiantil, a construir organizaciones democráticas desde las bases, impulsando asambleas y cuerpos de delegados con mandato de cursos y revocables.

Durante el 23 y 24 de noviembre hay otra huelga, esta vez de 36 horas. ¿Qué expresión nacional y local tuvo este hecho?

Si, esa huelga general fue histórica porque la clase obrera mostró toda su fuerza exponencialmente. En Bahía Blanca, el paro fue convocado por las tres centrales sindicales, la CGT de Daer y la de Moyano, el MTD y la CTA que fue la que estuvo más activa organizando acciones junto a la CCC. Se realizaron diversos cortes de calles, empleados de la DGI, Anses, PAMI y el sindicato UPCN en Avenida Colón y Vicente López. El sindicato de televisión cortó en Sarmiento al 700 en su sede sindical. El sindicato de camioneros y sectores de la UOCRA en las vías del ferrocarril de calle Corrientes. Otro corte se realizó en la esquina de la EMUNS con secundarios, docentes y no docentes de la UNS y la UTN. Nosotros participamos de un corte en el rectorado en Colón 80 y desde ahí fuimos a la concentración en la plaza.

Lo más interesante de esa huelga, desde mi punto de vista, fueron los debates que se dieron en la asamblea estudiantil para participar activamente en el paro, nosotros desde ECR hablábamos de Paro Activo Universitario. Ya veníamos participando de diversas acciones, acompañando los paros docentes convocados por ADUNS, las clases públicas, participamos de movilizaciones junto estudiantes secundarios y terciarios. Pero por la experiencia del paro anterior donde el PCR nos había “burocrateado”, desde ECR fuimos más claros en las propuestas y en la participación.

Planteamos la necesidad de apoyar el paro de manera activa y unificar nuestros reclamos como estudiantes con los de trabajadores y desocupados en la huelga general de manera independiente y como resultado de lo votado en la asamblea. A propuesta nuestra, la asamblea votó realizar un paro activo con movilización desde el playón de la UNS hasta Colón 80 con una bandera firmada como “Asamblea de Estudiantes de la UNS” que decía: “Basta de ajuste a los trabajadores y a la educación. Mayor presupuesto para educación, ni un peso al FMI. Basta de represión. Libertad a los presos políticos”.

Las primeras consignas de la bandera expresaban discusiones que ya veníamos debatiendo en las luchas del movimiento estudiantil junto a docentes y no docentes. Propusimos agregar “Basta de Represión” en repudio al reciente asesinato de Anibal Verón en un piquete Tartagal que fue la bandera de ese paro en todo el país. La demanda de libertad a los presos políticos desde ECR la veníamos tomando muchísimo, incluso sacamos un boletín y convocamos a un comité por la libertad de Raúl Castells y de Emilio Alí y por el desprocesamiento de más de 2500 luchadores.

Fue un hecho importantísimo como hito en la historia del movimiento estudiantil bahiense, en el contexto de ascenso de la clase obrera y el despliegue de sus formas de lucha que un sector de estudiantes seamos sujeta/os activa/os unificando nuestros reclamos junto a los de los trabajadores.

En el segundo día de paro se realizaron distintas acciones, un grupo de estudiantes fuimos a las puertas del supermercado Wallmart para realizar un escrache junto a otras fuerzas políticas. La empresa yanqui había obligado a trabajar a sus empleados. Sobre el mediodía se realizó una olla popular organizada por las organizaciones de desocupados que estaban acampando desde hacía unos días en la plaza Rivadavia y luego un acto con organizaciones de izquierda en el que participamos.

¿Qué conclusiones políticas fueron determinantes en ese momento? ¿En qué sentido fue progresivo el proceso hacia adentro del movimiento estudiantil? Y por último ¿Cuáles fueron los límites?

El movimiento estudiantil llegaba al 2000 muy activo, con un ejercicio de debate en asambleas, organizado en la mayoría los centros de estudiantes de la UNS, de confluencia con estudiantes secundarios, terciarios y de la UTN, acompañando los paros docentes. Pero el 2000 entró en escena la fuerza de los trabajadores ocupados y desocupados, aliados imprescindibles para derrotar los planes de ajuste del FMI, el BM y las políticas neoliberales.

En este sentido, marcó para el movimiento estudiantil bahiense un momento bisagra que combinó, desde mi punto de vista, distintos elementos de discusión política. Por un lado, se profundizaron las discusiones en la agrupación Acción Universitaria sobre la postura a tomar con el gobierno de la Alianza porque un sector importante del movimiento estudiantil que había enfrentado las políticas neoliberales del menemismo pasó a apoyar o a depositar confianza en el nuevo gobierno.

Fue muy importante poder analizar estos cambios porque se había roto el “todos contra Menem” y la estrategia que sostenían el PCR y el PC como direcciones del movimiento estudiantil. Habían sido muy notorias sus políticas de seguidismo a sectores de la burguesía y de la burocracia sindical y estudiantil que apoyaron a la Alianza. Como planteó el investigador Fernando Romero Wimer, estas discusiones llevaron a la disolución de la lista Acción Universitaria, y también de la FUS lamentablemente.

Por esto, cuando comenzamos a militar en la UNS, recuperamos la consigna de “Interfacultades” que decía: “PJ=Alianza=Ajuste”. Porque para nosotras/os expresaba una posición independiente de las burocracias sindicales, estudiantiles y de los partidos patronales. También queríamos expresar de algún modo la consigna de unidad de obreros y estudiantes, entonces empezamos a discutir la necesidad de que los estudiantes cumpliéramos un rol activo en las huelgas generales y la solidaridad activa con las luchas de los trabajadores. A pesar de ser un pequeño grupo, estas peleas sentaron las bases para fusionarnos con otra/os jóvenes que salían a luchar contra el gobierno de De la Rúa.

Por último ¿Por qué desde la juventud tenemos que recuperar esta experiencia política? ¿Qué desafíos siguen vigentes para el movimiento estudiantil en la actualidad?

Las y los estudiantes no constituyen una clase social, sino una capa que actúa como caja de resonancia de las distintas clases en que se encuentra dividida la sociedad. En países como la Argentina que las universidades y la educación superior terciaria son públicas y gratuitas acceden las clases medias y en menor medida sectores de la clase trabajadora, aunque hoy en día la juventud universitaria que trabaja está mucho más precarizada que en el año 2000.

Pero en momentos de crisis sociales agudas el estudiantado suele dividirse y expresar una polarización en su interior. Por ejemplo, como te decía luego de la aplicación de la LES, fue la lista de estudiantes Unidad la que diseñó junto a la lista Blanca de profesores y los rectores una universidad más restrictiva, al servicio de las grandes empresas del polo petroquímico, una casta universitaria que mantuvo por mucho tiempo a colaboradores de la dictadura como docentes.

Pero también, sectores de estudiantes pueden radicalizarse por sus demandas y protagonizar importantes luchas, por ejemplo contra los recortes en el presupuesto, el arancelamiento, o los intentos de privatización de la educación y protagonizar luchas políticas que expresen los intereses de los sectores más explotados como sucedió en el Cordobazo o el Mayo Francés.

Recuerdo que en el año 2000, las políticas neoliberales de ajuste a la educación fueron resistidas en toda América Latina. En México, autoorganizados y con 10 meses de huelga pararon el intento de subir el arancel, en Brasil también estudiantes, docentes y no docentes enfrentaron el ajuste. En Venezuela los profesores reclaman con paros y movilizaciones un aumento salarial y en Uruguay, estudiantes secundarios y universitarios hicieron huelga para reclamar mayor presupuesto y rechazaban la reforma educativa.

Actualmente en la universidad también se expresan otras demandas como las del movimiento de mujeres, de la diversidad sexual o las demandas socioambientales.
La tarea en la actualidad es articularlas con las específicas del movimiento estudiantil en defensa de la educación pública y gratuita en alianza con los sectores de trabajadores que también enfrentan el ajuste y las políticas del FMI. En este contexto, un desafío muy importante es cuestionar a las agrupaciones universitarias de la gestión que terminan constituyéndose como sujetos pasivos y rutinarios al servicio de los decanos y el rector, dejando de lado el debate de ideas, permitiendo que se instale el individualismo y la apatía hacia otros grupos sociales. Otro desafío es articular todas estas demandas que son atacadas de conjunto por el DNU y la Ley Omnibus que quiere aplicar el gobierno de Milei en la perspectiva estratégica de la unidad obrero estudiantil de manera independiente de los gobiernos, los partidos patronales, la burocracia sindical/estudiantil y las camarillas universitarias.