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¿Qué se puede leer? Experiencias periodísticas en la historia nacional

Una selección de lecturas para explorar las experiencias del periodismo en el país, que abarcan distintos momentos y tradiciones.

Liliana O. Calo

Liliana O. Calo @LilianaOgCa

Lunes 19 de junio de 2023 00:06

“Mujeres de Prensa” de Luisa Borowsky analiza cien años iniciales de periodismo escrito por mujeres; “Historia de una investigación” de Enriqueta Muñiz, crónica de la investigación que culminaría en “Operación Masacre” y un clásico indispensable de Mirta Zaida Lobato sobre los orígenes de la prensa obrera del país. Pasen y lean.

👉🏼 Un siglo de periodismo hecho por mujeres. De eso trata Mujeres de Prensa. Las primeras periodistas argentinas 1820-1920, (Editorial Adriana Hidalgo, 2021) al cuidado y compilación de la editora Luisa Borowsky. Son ocho capítulos en los que resuenan los nombres de periodistas menos citadas y otras tal vez visibilizadas desde la emergencia del reciente movimiento feminista en programas, documentales, libros y ensayos. A través de la recuperación de las publicaciones a cargo de estas mujeres, la autora analiza las condiciones de su creación, incluyendo testimonios y extractos de sus notas y sus preocupaciones.

La selección comienza con la publicación “Doña María Retazos”, realizada en Buenos Aires en 1821, heterónimo del sacerdote Francisco de Paula Castañeda quien busca con esta gaceta levantar un muro de opinión contra los sectores liberales ilustrados de la época y su avance sobre valores tradicionales coloniales. Una reacción en voz femenina a los cambios que introdujo el gobierno de Martín Rodríguez, o más precisamente su ministro Rivadavia, de secularización eclesiástica que habilitaba tareas hasta entonces bajo potestad parroquial pasaran a ser gestionadas por el estado. No es casual por esos años, la creación de la Universidad de Buenos Aires (1821) y otras instituciones como la Sociedad de Beneficencia (1823), reservada a las mujeres de la elite, a cargo de la educación de sus niñas y de caridad.

Se vislumbra la tensión inaugural del primer recorrido elegido por Borowsky: la aparición de la prensa dedicada a un auditorio femenino que defiende la continuidad de las labores “naturalmente” asociadas a este público y convive con su presencia ahora “fuera del hogar”. Así, más allá de la trampa autoral y aparente paradoja, “Doña María Retazos” se emparenta con las publicaciones que le suceden. Éstas además dan cuenta del clima de enfrentamiento civil y politización que atraviesa todo el período posindependentista. Las mujeres de la elite van conformándose como un público lector e influyente que presiona para que se las incluya. En el capítulo siguiente analiza “La Aljaba”. (1830) “dedicada al bello séxo Argentino” [sic], cuyo título evoca la caja con flechas de la diosa Artemisa, símbolo de poder femenino, a cargo de Petrona Rosende de Sierra, que asume la misión de resguardar los principios y la moral para formar “hijas obedientes, madres respetables y dignas esposas” frente a una ciudad como la porteña que se moderniza. Anima a sus lectoras “a amar a la Patria”, a tomar la palabra en los destinos del país. El tercer capítulo explora “La Camelia”, publicada en 1852, a cargo de Rosa Guerra y autoría plural, que pregona la “igualdad entre ambos secsos” [sic] dentro del orden instituido de esposas y madres, tomando partido militante por el antirosismo. Son años también en los que el paradigma de la modernidad positivista estaba en boga, asociando a un “orden natural” y jerarquizado el rol de mujeres como madres y esposas.

La escritora Juana Manso, periodista y educadora sigue en la lista. Editora de “Álbum de Señoritas” (1854), de corta existencia, los temas mundanos son disparadores de discusiones más amplias, como cuando habla de moda “esto de imitar un figurín, parece una cosa, así como la de hacer una muñeca a imitación de la gente, aquí es al revés, es la gente que se torna muñeca”, con otras en las que busca inspirar en las mujeres una nueva manera de pensar sobre sí mismas, anota Borowsky. Manso patrocina la idea de que si la instrucción es la base de la emancipación del país y el “progreso”, y esto incluye a las mujeres. Juana se convertió en una figura central en el campo educativo, editando unos años después con Marcos Sastre Anales de la Educación Común.

“La Alborada del Plata” (1877) fundada por Juana Manuela Gorriti, heredera del prestigio paterno, y “Búcaro Americano” (1896) de la escritora Clorinda Matto de Turner comparten un ideario de unidad americana y el amparo y legitimación de la elite política ilustrada. El primero convoca a escritoras latinoamericanas a las que une un pasado común y el segundo a impulsar la profesionalización de una nueva generación de escritoras y a “la educación de la mujer” para que pueda cumplir “el rol que le depara el movimiento del progreso universal”. “Búcaro Americano” excluye de este campo a las mujeres trabajadoras, y contempla este destino para las instruidas.

Un segundo recorrido cambia el registro, se reparte en los capítulos finales destinados a “La Voz de la Mujer” (1896), semiclandestino, a cargo de Josefa Calvo y A. Barcla y “Nuestra Causa” (1919) publicaciones que persiguen la ampliación de los derechos femeninos desde posicionamientos políticos e ideológicos nuevos: comunista-anárquico el primero (“Ni dios, ni patrón, ni marido”) y socialista el segundo, cuenta con aportes de Alicia Moreau de Justo, Julieta Lanteri, Cecilia Grierson y Elvira Rawson y abraza la causa sufragista y propuestas programáticas de mejora del mundo laboral de las mujeres, el divorcio y educativas. “La Voz de la Mujer”, escribe Borowsky, encuentra en las reivindicaciones originadas en la desigualdad sexual el núcleo de sus preocupaciones pero lo más relevante en esta crónica, es que surge de las mujeres de la clase trabajadora la iniciativa de escribir un periódico para sus pares.

Este periodismo femenino, que se despliega en las primeras décadas del siglo XX, plantea de conjunto una agenda política nueva: el ya no más “de la maternidad, Dios, y la Patria” sustituido por el cuestionamiento al sistema capitalista en un momento en el que imperan los gobiernos oligárquicos y se afianza el modelo agroexportador, cuyos efectos políticos y sociales encuentran pronto entre los sectores medios y obreros focos de impugnación. Mujeres de Prensa… propone una recopilación cuidada de la mano de Borowsky para conocer un siglo de periodismo y mujeres de prensa, de sus estilos, problemas y temas y la poética de una época en la que son los nombres masculinos los que mayormente han trascendido.

👉🏼 Para comenzar podría decirse que Historia de un investigación. Operación Masacre de Rodolfo Walsh: una revolución de periodismo y (amor), de Enriqueta Muñiz (Planeta, 2019) es un texto un tanto difícil de clasificar. Se trata del rescate de los dos cuadernos escritos por la autora (Historia de una investigación I y II), a modo de diario, de puño y letra (se reproducen exactamente las páginas escaneadas), en los que llevó registro de la investigación que junto a Rodolfo Walsh realizaron sobre los fusilamientos en los basurales de José León Suarez en 1956, que se transformaría luego en Operación Masacre (1957, primera edición). La publicación incluye otros documentos que la periodista conservó como cartas, papeles, poemas, cuentos (originales mecanografiados de Walsh) y una selección de fotos.

Participan de la edición el escritor Daniel Link (Prólogo) y el periodista Diego Igal (Introducción) anticipando la historia y los personajes que se están por descubrir, dando el contexto necesario para evitar cualquier fuga sustancial de detalles. La introducción de Igal recorre lo que llama “una vida brillante, solitaria y misteriosa” de la joven, y hasta este libro en verdad menos conocida, Enriqueta Muñiz, quien oriunda de España a poco de arribar al país se emplea en la prestigiosa editorial Hachette (filial argentina de la francesa) y un mediodía del jueves 20 de diciembre de 1956 escuchó a Walsh con quien trabajaba decir tres cosas inolvidables: “Encontré al hombre que mordió al perro”, “¡esto es dinamita!” y “puedes empezar a buscarme un refugio en Buenos Aires”. Traducido: había sobrevivientes de aquel fusilamiento, tenía en sus manos la denuncia (la tentativa de homicidio) de uno de los ellos (Juan Carlos Livraga) y estaba decidido a jugársela con ella, “me metí con la misma alegre inconsciencia que impulsó a Walsh a ofrecerme mi parte de aventura, una aventura llena de riesgos y emociones” escribió en su cuaderno.

Las anotaciones de Muñiz hablan del día a día de la investigación, la búsqueda, las encrucijadas que afrontaron, las operaciones políticas, los “modos” y la personalidad de los involucrados, incluyendo la del mismo Walsh a quien Enriqueta admira y admite… casi siempre tiene razón. Sus apuntes no son solo un documento histórico, político y personal, como escribe, sino reveladores de otro registro no explícito que atraviesa implacable también a los dos investigadores: el arraigo popular del peronismo, aún luego del golpe gorila del 55 con el que sus ejecutores creyeron, una vez depuesto Perón, despejaban el camino hacia su disolución: “mientras esperamos que nos abran, Walsh me dice: ¡Y luego quieren que dejen de ser peronistas!” ¡Si Perón les dio una casita con flores, y estos vienen a sacarlos de ella para llevarlos a un baldío y matarlos como a perros por la espalda!, transcribe.

Los cuadernos de Enriqueta también pueden ser leídos como parte del archivo histórico de la barbarie de José León Suarez. Una mirada crítica periodística que pone en primer plano la relevancia de las fuentes, las relaciones de los comprometidos en el caso, reparar datos erróneos, descifrar lo que permanece oscuro y las pequeñas grandes astucias que la causa ignoró. A través de la investigación de alguna forma se convierten en testigos de lo ocurrido o tal vez, la escritura de Enriqueta provoque que así los imaginemos.

Para quienes leyeron Operación Masacre, hacerse de este libro provoca anticipadamente una especie de cercanía, próxima al género de los afectos. Es que Walsh siempre evoca el compromiso político y una intraducible sensibilidad, suele decirse, por los vencidos. También supone revivir la trágica trama de la obra, como escribe Link, bajo el impulso rítmico de la prosa de Walsh, seca, firme y de un lirismo desbocado, y el talento divulgador de su extraordinaria escritura. Y seguramente entre quienes aún no lo han hecho, Historia de una investigación… despierte un interés vivo por aquel libro y no esperen más para empezar a devorarlo.

👉🏼 Pasada más de una década de su publicación original, La Prensa Obrera de Mirta Zaida Lobato (Edhasa, 2009) sigue vigente como referencia necesaria para aquellos que quieran conocer e investigar el mundo de la prensa obrera de Buenos Aires y Montevideo de finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX. Desde la Introducción, a lo largo de cuatro capítulos y un Apéndice de listados de periódicos gremiales de cada una de las ciudades, la autora establece distintos nudos de análisis con los cuales da forma a una de sus definiciones centrales: la prensa obrera es inseparable de toda historia social y política que considere la experiencia de las clases trabajadoras un factor central en el proceso de su formación.

Articulando distintos enfoques, comienza analizando las características de aquellas dos “ciudades proletarias”, dentro de “un orden político y de una economía capitalista” que se consolida y expande en ambos países, en el que los trabajadores “se constituyeron en la fuerza productora de las áreas urbanas y rurales” avanzando en su organización sindical y política. Estas ciudades proletarias asistieron no solo a la emergencia y expansión de la prensa obrera (gremial y política) sino también de publicaciones, libros y folletos, destinados a un público amplio formado también por las clases populares, al que define como el “trabajador-lector”. Continúa su trabajo en el análisis del periódico gremial, al que distingue conceptualmente del periódico obrero (ligado a las corrientes políticas), que no tiene un objetivo lucrativo y es “realizado por los asalariados de una rama de la producción industrial o del sector servicios, y expresaba las aspiraciones de sus organizaciones” más allá de sus diferencias ideológicas. Aparece la figura del “obrero periodista”, que confrontaba con el resto de la prensa “para incidir en la formación de una opinión pública proletaria”. Más allá de la variedad de los nombres de estos ejemplares, emparentados con la rama productiva que los edita (“El obrero del puerto”, “El constructor naval”, “El cinematografista”, “El obrero panadero”, entre muchos otros), todos se hacen eco de un tema central: el mundo del trabajo y sus condiciones tratados por Lobato como “el infierno”, inspirada en la Divina Comedia del poeta italiano, a modo de anillos van ocupándose de distintas problemáticas como los salarios, las jornadas laborales, las enfermedades, la explotación y la relación capital-trabajo y el trabajo femenino, aspectos tratados en el tercer capítulo. En el siguiente, Lobato trabaja cómo explican y se difunden en la prensa las propuestas de salida de aquel infierno, resumidos en dos pilares: la organización, vía para el desarrollo y reconocimiento de los intereses comunes de la clase trabajadora, y la acción colectiva, herramienta para la transformación social.

En este caso, las huelgas, manifestaciones y represiones ocupaban en sus páginas un lugar destacado, incluyendo aquellas de carácter internacional. Así ocurrió, tanto en Montevideo como en Buenos Aires, ante sucesos como el proceso de Montjuich y el fusilamiento del pedagogo anarquista Francisco Ferrer en 1909, la campaña por la libertad de Sacco y Vanzetti de 1921, la solidaridad con los sucesos de la Revolución rusa de 1917 o unos años más tarde el apoyo al frente republicano durante la Guerra civil española. En cuanto a las propuestas de transformación social, en la relación trabajadores y política, campo que la autora no profundiza pues “no busca examinar las tensiones de este tipo”, los posicionamientos de las prensa variaban según la influencia de las corrientes anarquistas, socialistas, comunistas, que oscilaban entre la impugnación al orden social, al régimen político o de prescindencia política para recuperar conquistas en lo social. El desarrollo capitalista y la mayor injerencia estatal desde mediados de los 40 sobre los sindicatos, abrió un nuevo ámbito de problemas sobre la relación de estas organizaciones y la prensa gremial, particularmente frente al peronismo, “rearticularon la noción de prescindencia y la convirtieron en apoyo al líder del justicialismo”. La investigación se detiene en esta etapa, en la que se replantean las estrategias políticas y deja ganas de seguir el rastro. Sin embargo, el trabajo de Lobato es ya un clásico, que de forma accesible, breve y documentada indaga en torno a estas experiencias iniciales de periodismo obrero.

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Liliana O. Calo

Nació en la ciudad de Bs. As. Historiadora.

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