Eso dijo el responsable del stand de una empresa, en el evento del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. La izquierda, la única salida realista al desempleo y la precarización.
Lunes 1ro de julio de 2019 20:36
Fotos: Estefanía Demarín - Enfoque Rojo
El sábado a la mañana en la puerta de la Rural, había un largo vallado pero no había cola. Capaz por el mal tiempo. Capaz Larreta agilizó la entrada para que no se vea la misma escena que años anteriores: cuadras de juventud desesperada por empleo.
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La situación es crítica: entre las mujeres menores de 29 años el desempleo es del 23,1% y entre los varones, del 18,5%. La juventud es la que más sufre la precarización, con un 50% más de probabilidades de tener accidentes laborales que la clase trabajadora adulta y un empleo no registrado que se clavó cerca del 60% desde 2006.
Me acerqué a la Expo a ver qué tenían el Gobierno de la Ciudad y las empresas para ofrecer.
Chamuyos subjetivos
En los stands de las empresas los o las "responsables" decían saraza empresarial, puro relato emprendedor, igual que el de Cambiemos. Así querían entusiasmarme en el de Mercado Libre, con una oferta para cargar cajas en un nuevo depósito que van a inaugurar, para “mejorar el sistema de envío”.
En el stand de Pedidos ya, la persona que me atendió venía embalada con su speech, hasta que le pregunté si los puestos que ofrecían eran en relación de dependencia o por monotributo, como quieren imponerles a sus repartidores. No puso la mejor cara pero dijo que ahí ofrecían todos puestos en relación de dependencia. Se refería a la parte administrativa, porque a los repartidores no los consideran como laburantes sino “colaboradores independientes”, con monotributo.
Tengo 22 años y trabajo en un Call Center. Cuando vi el stand de Cat Technologies me acerqué a preguntar cuánto ofrecían porque quisiera encontrar algo mejor.
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¿El aumento del alquiler y las tarifas también será subjetivo para él?
El secreto menos pensado
En una Expo organizada por el Estado no debería haber secretos. Sin embargo, cuando me acerqué a un puestito de panchos, pregunté a una piba cuánto le pagaban por los dos días completos de la Expo y su respuesta fue "no podemos decir eso".
En un kiosko los pibes me explicaron que eran trabajadores del predio de La Rural, no de la Expo y que laburaban bajo convenio gastronómico. Tampoco me podían decir su sueldo.
Que comiencen los juegos del Hambre
Según los organizadores, en la Expo encontrás un mar de oportunidades que te ofrecen. La realidad es que todo estaba armado para que miles fuéramos a vendernos por bajo precio.
Había decenas de cabinas, como garitas, donde podías participar del Pitch de Empleo: una entrevista laboral de apenas 60 segundos para decirles a las empresas por qué debían contratarte.
“Prueba de habilidades”, decía un cartel arriba de un escenario. Ahí las empresas te ponían a prueba para ver si aplicabas para sus ofertas. Por ejemplo, para el sector de gastronomía te observaban mientras hacías un bollo de pizza.
“Te hacen competir por puestos bastante mínimos, la mayoría de telemarketer o atención al cliente”, comentaba otro chico que conocí. “Si estudiás es muy difícil que consigas algo en donde estén interesados en apostar en vos. Tenés que ser graduado y tener experiencia de uno o dos años. Es más show que búsqueda de empleo”, resumió.
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Un pibe que me crucé en la cola del Pitch de Empleo es de Venezuela y hace seis meses está en Argentina buscando trabajo. Había muchos inmigrantes como él, que se les hace mucho más difícil todo.
Otra piba había venido desde Rosario. “Necesito laburar, el país está para atrás”. Hace un tiempo está desempleada y no quiere dejar de estudiar. “En Rosario la gente está desesperada por trabajo”, decía. Tiene 24 y trabaja desde los 18, jamás en blanco. Es parte de ese 60 % que todos los gobiernos mantuvieron “sin registrar”.
Debate a la salida
Si el empleo no registrado ronda el 60 % desde 2006, cuando estábamos en una mejor situación económica, ¿cómo piensan terminar con la precarización ahora? Además, ¿qué políticas públicas se podrían implementar en un país endeudado, gobernado por el FMI, que pide más ajuste y una reforma laboral?
No nos pusimos de acuerdo con el voto. Yo lo haré por Nicolás Del Caño y Myriam Bregman del Frente de Izquierda Unidad. A las y los pibes que tenemos que dejar de estudiar para ir a laburar, o que ayudamos a bancar nuestras casas, no nos pueden engañar quienes no cambiaron nuestra realidad o la empeoraron. Las consecuencias de la crisis económica que vivimos por las políticas de Macri y el FMI, son también producto de las bases del país que sostuvieron los gobiernos anteriores. Además, el peronismo de los gobernadores y del Congreso también fue clave para que el ajuste macrista avance.
Desde los 90 hasta ahora, no cambió la realidad de millones de jóvenes que nos obligan a cambiar de trabajo cada tres meses, o que nos rompen el cuerpo y la cabeza. Nunca cobramos ni cerca de un salario mínimo.
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Cambiar esto implica invertir la fórmula actual, donde cada vez laburamos más horas para llegar a fin de mes, mientras más de 2 millones de personas están desocupadas. Se podrían repartir las horas de trabajo entre todas las manos disponibles, con un salario igual a la canasta familiar, para terminar con la precariedad y la desocupación.
La única forma de poder hacerlo, es afectar las ganancias de los empresarios que nos quieren pagar cada vez menos o dejarnos en la calle. La izquierda es la única fuerza que plantea esto. Los empresarios tienen sus opciones: están los que les arman ferias para rifarnos y maximizar sus ganancias, o los que hablan de políticas públicas en campaña, pero cuando gobernaron les permitieron precarizarnos. Si no queremos pagar la crisis no podemos comernos ningún chamuyo. Son ellos o nosotros.