Un nuevo saqueo viviría el pueblo argentino ante la ofensiva del capital financiero y el acuerdo con el gobierno derechista de Mauricio Macri para profundizar el ajuste.
Sábado 9 de junio de 2018
La derecha argentina históricamente ha encontrado regocijo en el Fondo Monetario Internacional, esta vez de mano de Mauricio Macri acordaron un préstamo de US$ 50.000.000.000, sometiendo una vez más al país trasandino a las impopulares políticas del capital financiero.
El presidente empresario haciendo eco de su astucia, enarbolaba horas antes de hacer público el endeudamiento que esto sería “un gran acuerdo para los argentinos, para ayudar a la gente. Va a generar más oportunidades de desarrollo, ayudará a fortalecer el desarrollo y la creación de empleo", omitiendo lo respectivo a la otra cara de la moneda -igual de mala- la vergonzosa disminución del ya bajo gasto público.
Recordemos que como reconoce parte del gobierno patronal del país vecino, la deuda tragicómicamente será usada en mayor parte a pagar la misma deuda externa que se ha contraído en el pasado, por métodos como la estatización de la deuda, hecho durante dictadura y beneficiando a la misma familia Macri. Inclusive, la justicia argentina resolvió el año 2000 que la deuda externa era ilegítima, determinando que su crecimiento fue fraudulento y encontrando 470 actos ilegales en su conformación. Pasando por alto lo anterior, los gobiernos posteriores continuaron pagando la deuda desde Alfonsín hasta los Kirchner con un monto total de US$ 545.000.000.000, no obstante, se continúan debiendo US$ 320.000.000.000, un saqueo inaudito que ha sido normalizado por el peronismo y la derecha.
En el cuestionado pacto se encuentran:
El préstamo de 50 mil millones de dólares con una tasa del 5% que deberá pagarse en 36 meses, del cual un 30% ingresaría a Argentina el 20 de junio, tras aprobarse la carta de entendimiento, donde se fijan las metas cuantitativas y cualitativas que el FMI exige a Argentina.
Una nueva reducción del gasto público, significando un 2,7 % del PBI en 2018 (contra 3,2 % de las metas previas); 1,3 % en 2019 (antes era 2,2 %); 0 % en 2020 (contra un 1,2 % previo) y superávit de 0,5 % en 2021 (contra el 0% anterior).
El gobierno mantendrá la flotación del dólar sin intervención, prometiendo un tipo de cambio flexible. Es decir, ya no se contendrá el valor del dólar vendiéndolo el Banco Central de la República Argentina (BCRA) a 25 pesos argentinos en el mercado mayorista.
Cambiarían las metas de la inflación, pues en 2019 se proyectaba un 10%, sin embargo, ahora se encontrarían en un 17%, y un 13% y 9% para los años siguientes, respectivamente. Para 2018, Macri esperaba que hubiera una inflación del 15%, según las metas oficiales, pero contrario al panorama esperado, ésta se dispararía a un 27,1% según el Relevamiento de Expectativas de Mercados (REM) elaborado por un optimista Banco Central.
Se modificará la carta orgánica del BCRA, y no hará más transferencias al Tesoro, entre otros cambios.
La situación en Argentina está lejos de ser mejor para sus trabajadores y trabajadoras, puesto que, muchas de estas medidas implican que se profundice y aceleren los recortes, en la visión corporativa de verlos como simples cargas del Estado. Las causantes de la crisis que se vive en la actualidad son justamente el retiro de subsidios en las tarifas de los servicios públicos, el aumento estratosférico de los despidos, la constante baja en los sueldos a empleados públicos, el menor ingreso a las arcas fiscales luego de la reforma tributaria proempresarial. Ni las políticas de contención pueden ser fructíferas, ya que Macri hace unos días se dio el lujo de vetar la ley que limitaba el aumento de las tarifas.
Ante ello, el Frente de Izquierda y de los Trabajadores en Argentina, exige el no pago de la deuda externa usurera y el rechazo al acuerdo con el FMI.
Patricio Araneda
Economía.