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Red Internacional
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Economía. FMI alerta caída de un 7,5% de la economía chilena: La mayor en 35 años

Los anuncios del organismo internacional encienden las alarmas, pues supera en un 2% las estimaciones realizadas en abril. Se trataría de la mayor contracción de la economía en los últimos 35 años.

Sábado 27 de junio de 2020

Un escenario económico desalentador anuncia el Fondo Monetario Internacional para el país. Si en abril las alarmas de los economistas, de los empresarios y el gobierno se encendían cuando el organismo anunciaba una caída del 4,5% del Producto Interno Bruto (PIB), hoy no paran de sonar, pues las estimaciones de la contracción económica alcanzan un 7,5%.

Se trata de cifras que desde el gobierno no se barajaban, pues desde la cartera de Hacienda se proyectaba una contracción del 6,5%, mientras que el Banco Central estimaba un rango de entre 5,5% a 7,5%.

En medio del clamor de la contracción, desde el FMI intentan calmar los ánimos, afirmando que "se espera que la recuperación de la actividad comience en el tercer trimestre y continúe en 2021, respaldada por medidas fiscales, monetarias y financieras sin precedentes". Sin embargo, se trata de una “recuperación” de un 5%, es decir, 2,5% menos que el PIB actual, en donde las cifras de desempleados alcanzan ya los 2 millones de personas, aproximadamente, y más de 600 mil quienes han sido suspendidos de sus trabajos y sus remuneraciones.

Sobre esta situación, Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental, al presentar el informe regional, declaró que “la pandemia todavía se está expandiendo con rapidez, lo que indica que las medidas de distanciamiento social se necesitará que se mantengan en vigor durante un mayor tiempo, lo que deprimirá la actividad económica en la segunda mitad de 2020 y dejará aún más cicatrices”.

Cicatrices y mochilas: La farsa de que no hay plata

Los anuncios del FMI sobre las cicatrices que dejará la contracción económica no pueden entenderse de manera general, pues no son “cicatrices” con las que tendrán que lidiar los grandes dueños del país, que se dan el privilegio de comer caviar y paté de jabalí.

Mientras aumentan los despidos, las suspensiones de contrato y sueldo, y aumentan los contagios de las familias pobres y trabajadoras, el gobierno dice que hay que potenciar la reactivación económica, y poner a funcionar los trabajos no esenciales en medio del invierno y en medio de uno de los puntos más altos de la curva de contagios, con la excusa de que no hay dinero por la crisis.

Sin embargo, ¿esto es así?

Sin ir más lejos, Sebastián Piñera, según la revista Forbes, ha superado la riqueza que acumula Donald Trump, con una riqueza avaluada de $2,6 mil millones de dólares, es decir, $2.135.900 millones de pesos. Una cifra inimaginable e incluso completamente complicada de leer, con la que se podrían entregar rentas básicas de emergencia de $500.000 a 4 millones 271 mil personas y sus familias.

Por otra parte, el grupo Luksic recibe inversiones por $5.656 millones de dólares de las AFP de sus trabajadores de 8 de sus empresas, como CCU, Banco de Chile, Quiñenco, entre otras. Esta cifra corresponde aproximadamente a $4.646.404 millones de pesos, lo que equivale a 464.640 ventiladores mecánicos de $10 millones cada uno. O incluso, costearles rentas básicas de emergencia a 9 millones 291 mil 808 personas.

A esto se le debe añadir las utilidades percibidas por Minera Escondida Limitada, una de las principales mineras del país, la cual este año incrementó su producción en un 11%, pese a la pandemia y contar con menor dotación de turnos de 14 días, reportando utilidades por US$1.116 millones de dólares, cerca del 10% del total del plan del Gobierno. Esta cifra a pesos chilenos es aproximadamente de un $916.794 millones, con lo que se podrían construir 4 hospitales como el Hospital Regional de Antofagasta, considerando que su consto de inversión fue de 247 millones de dólares.

Pese a todo este dinero que se esconde a los ojos de las familias trabajadoras y pobres del país en los bolsillos de los más ricos y poderosos, desde el Gobierno afirman que el pueblo tiene que prepararse para tiempos peores, y ponerse la mochila del endeudamiento, tal y como lo ha afirmado Briones, ministro de Hacienda: “El mayor endeudamiento que vamos a tener hoy día, es una mochila que le dejamos a las generaciones futuras. Para que sea bien absorbida necesitamos responsabilidad fiscal, una consolidación fiscal creíble y recuperar la capacidad de crecer económicamente”.

Hay una millonada de dinero que puede construir hospitales, que puede asegurar rentas para familias que no tienen ingresos en medio de la pandemia, o incluso para la compra de ventiladores mecánicos, y ellos siguen exponiendo a las familias al contagio en los trabajos, abriendo las áreas de la economía no esenciales, o manteniéndolas intactas, como ha pasado con la minería, y que hoy tiene a Calama como una verdadera zona de sacrificio del COVID-19 y la avaricia empresarial. Están asesinando al pueblo para engordar sus bolsillos y chequeras.

Que la mochila se la pongan ellos: Plata hay y nos la están robando

Hoy las medidas del gobierno, bajo su farsa de reactivación económica, lo único que está permitiendo es que los empresarios privados saqueen a un país que se encuentra profundamente afectado por la pandemia, por el hambre y la cesantía. Mienten cuando afirman que deben mantener en pie sectores de la economía como la minería para el sustento del país, cuando hay miles de millones de dólares que se fugan del país, mientras los hospitales se colapsan, como el Hospital San José de Santiago, en donde las y los pacientes deben esperar en carpas en medio de la calle porque las inmediaciones no dan abasto.

Frente a este montaje orquestado por el gobierno con sus cuarentenas de pantalla, es necesario organizar en la zona norte del país un paro regional minero, así como levantar y organizar un verdadero programa de emergencia para la población, que considere testeos masivos, la expropiación de viviendas que se encuentran vacías y hoteles para el uso gratuito de albergues y residencias sanitarias de calidad para el aislamiento de contagiados, sospechosos y contactos.

Así como la exigencia de insumos, junto a la prohibición de despidos, la derogación inmediata de la Ley de Protección del Empleo, y del artículo 161 del código del trabajo que permite despidos por “necesidades de la empresa”. Esto de la mano del cese temporal de empresas no esenciales, y un ingreso de emergencia de $500.000 con impuesto progresivo a los más ricos del país.

No te pierdas: Ante la emergencia sanitaria, los despidos y el hambre: ¡Paro regional! ¡Que la crisis la paguen los capitalistas y las grandes mineras!