Desde los atentados, los homenajes y la reacción de mucha gente han florecido en múltiples lugares, especialmente en las redes sociales. En Facebook, las fotos de perfil con los colores de la bandera de Francia (azul-blanca-roja) aparecieron y se multiplicaron. Una bandera que se puede encontrar de igual manera en lugares de recogimiento en honor de las víctimas, así como en nuestras pantallas de televisión.
Jueves 19 de noviembre de 2015
Tricolor ¿De qué unidad se habla?
Esta bandera y estos colores no tienen ciertamente el mismo significado para todos esos perfiles de Facebook. Para algunos, entre los más reaccionarios, la bandera significa la reivindicación de una nación mitificada, de "tradición judeo-cristiana", de blancos con ojos azules, excluyente y racista. Es la bandera de aquellos que se ha podido ver reaparecer en Lille durante las reuniones en homenaje a las víctimas. De aquellos que ya desde hace varios años atacan las mezquitas y a las mujeres cubiertas con un velo. De aquellos que han marchado en defensa de "la familia" durante las manifestaciones contra la igualdad de derechos y en apoyo a la autoridad patriarcal y homófoba.
Para otros, se trata de apoyar al Estado y al gobierno. Este apoyo busca mostrarse "fuerte", a toda costa, contra la guerra, que el mismo gobierno ha lanzado en Siria, Mali y otros lugares. Los colores de la bandera vienen entonces a mostrar un apoyo, inconsciente o no, al inmenso arsenal represivo que el jefe de estado está poniendo en pie, con un centenar de allanamientos, que han tenido lugar desde el viernes, y las prohibiciones de manifestaciones y de reunión, sin contar los rumores parlamentarios que hablan de una prórroga del estado de excepción durante tres meses. Y más aún, la bandera toma el color kaki de los soldados franceses que partieron a bombardear la ciudad de Raqqa en Siria, haciendo vivir a sus habitantes, islamistas o no, lo que nosotros vivimos en Paris durante unas horas, multiplicado al infinito.
Por otro lado, no podemos negar que el Facebook tricolor muestra un deseo de "unidad" contra el dolor que ha tocado directa o indirectamente a la población de la capital francesa. La bandera busca entonces jugar el rol unificador contra elementos "externos" que nos dividirían. Pero ¿De qué unidad se habla? ¿De la unidad con los militares franceses marchando hacia la guerra?
Una bandera que tiene los colores de la masacre desde hace bastante tiempo
Mali, República Centroafricana, Irak, Libia, Siria. Una guerra por año desde la elección de Hollande. Nosotros estamos en guerra, sí, y no hemos hecho más que cerrar los ojos demasiado tiempo frente a esta realidad. En todos estos países y muchos otros, el azul-blanco-rojo no es más que el color de los uniformes, los tanques y las ametralladoras. Su barniz "democrático" y "progresista", resalta en cada gran discurso de partida hacia la guerra para esconder mejor las intenciones geoestratégicas y económicas reales, nada de esto cambia.
De un gobierno al otro el Estado francés y su bandera son los mismos, los de la colonización (legalizada o no), de la explotación de las riquezas y de los pueblos, de la represión de las voluntades de independencia nacional. Dentro de la misma Francia, es el mismo Estado y la misma bandera del control por portación de cara, de la militarización de los suburbios, de la policía racista y de su justicia de clase.
La bandera francesa es una bandera de guerra, en lo interno contra aquellos que no se alinean y en lo externo para la defensa de nuestro status de potencia imperialista.
Y si bien no hemos hecho nada a favor de esto, sin embargo, no hemos luchado en contra de esto desde hace mucho tiempo.
Sus guerras, nuestros muertos: por un minuto de silencio con los colores del internacionalismo
Sin embargo, Paris no fue siempre la ciudad del azul-blanco-rojo y de la guerra. En los años 2000, en Francia y en otros países, un movimiento anti guerra vio la luz contra la intervención en Irak a continuación de los atentados del 11 de Septiembre en Nueva York. A diferencia de esta irrupción de la bandera francesa en Facebook, es de este tipo de movimientos de los que necesitamos hoy día. La sangre derramada la noche del viernes no tiene ni colores de piel, ni religión, ni bandera a pesar de la organización ultra reaccionaria que esté detrás. Es una sangre roja, como todas las otras, ni más ni menos civilizada, pero derramada y usada tanto por el Estado Islámico como por Francia. Nuestra respuesta debe ser, por lo tanto, la de la solidaridad y del homenaje a todas las víctimas de aquí o de otro lugar, que mueren bajos las balas "made in France", sean disparadas por los soldados franceses o por los del Estado Islámico. Es el espíritu del movimiento de Leonarda y de Khatchik(*), el de la solidaridad, el que es necesario relanzar.
Traducción: Pablo Gastaminza
(*) La estudiante gitana kosovar Leonarda Dibrani y el estudiante armenio Khatchik Kachatryan, fueron expulsados de Francia por el gobierno de Hollande a pesar de encontrarse escolarizados hacía años. La deportación de ambos fue repudiada por los estudiantes franceses que realizaron movilizaciones por su retorno.