Autor de más de una decena de libros, incursionó en el cine y televisión, tenía una participación donde contaba historias sobre la urbe se le recordará por su frase, ¿qué tanto es tantito?
Jueves 11 de julio de 2019
El escritor Armando Ramírez Rodríguez falleció este miércoles 10 de julio oriundo del Barrio Bravo de Tepito es recordado por ser un cronista de la Ciudad de México su novela más conocida Chin chin el Teporocho (1971) fue adaptada al cine.
Ramírez plasmó en su obra literaria la vida y forma de las clases populares, fundó el movimiento Tepito Arte Acá, empezó su trabajo periodístico publicando en revistas literarias, que lo acercó al mundo de las letras llegando a publicar más de una decena de libros, el último Déjame (2019) presentado el pasado febrero en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.
Las obras de Armando Ramírez hablan desde la cultura popular, esto los diferencia de la llamada Onda que a mediados de la década de los 60s del siglo pasado que se caracterizaba por jóvenes escritores de clase media que incluyen un lenguaje basado en la jerga que se usaba en la Ciudad de México.
Destacan de Ramírez las novelas; Crónica de los Chorrocientos mil días del barrio de Tepito (1973), Noche de califas (1983) y Quinceañera (1987). El escritor también colaboró en distintos medios impresos, participó en la televisión pública y privada, su ultima colaboración fue para el programa Matutino Express con su segmento ¿Qué tanto es tantito?
Cine
El filme Chin chin el teporocho (1975) le valió a Gabriel Retes ganar el Ariel como Mejor Opera Prima, Ismael Rodríguez rodó la película Ratero (1979) basado en un cuento de Armando Ramírez, y La noche de califas (1987) fue dirigida por José Luis García Agraz.
Ramírez obtuvo el premio Cabeza de Palenque (1987) por su guión cinematográfico Me llaman la Chata Aguayo, y en el 2011 la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México le otorgó Medalla al mérito ciudadano por su contribución cultural.
El escritor nació un 7 de abril de 1952 en la Ciudad de México, la urbe fue protagonista de sus historias, recorrió las calles y plazas, narrando la vida de los habitantes, plasmando su lenguaje, la ciudad perdió a uno de sus grandes narradores.