La inseguridad y pésimas condiciones laborales volvieron a provocar la muerte de un compañero en la industria automotriz, ahora fue en la planta autopartista Hella Automotive.
Domingo 27 de agosto de 2023
De acuerdo a los testimonios, el compañero Víctor se encontraba haciendo horas extra para poder llevar mayor sustento a su familia, cuando desmayó y se golpeó la cabeza, por lo que sus compañeros lo llevaron al servicio médico en donde nadie los recibió, y como consecuencia de esta negligencia el compañero no pudo salvar la vida. Es lo que se llama homicidio industrial que tanto sucede en las empresas, donde las ganancias para los patrones, valen más que las vidas obreras. Este lamentable hecho fue más significativo porque, horas más tarde llegó el gerente quien les advirtió a los trabajadores que debían guardar silencio y diciendo que “no pasó nada”.
De esta manera, los patrones encubren las muertes y/o enfermedades que suceden en las plantas. La negligencia es algo que se ha naturalizado en las empresas: no hay personal capacitado para seguridad ni para servicios médicos. Esta no es la primera vez que pasa, en la industria, miles de personas contraen enfermedades cardio vasculares, mentales, digestivas, auditivas - entre otras-, por la inhumana presión y fatiga que representa para el cuerpo y mente por permanecer tantas horas en los puestos de trabajo. Y es que la jornada de trabajo (cuya finalidad es hacer que las y los trabajadores produzcan al máximo durante las horas laborales), destruye la vida humana.
Debido a la sobre explotación, el horario laboral común en la industria automotriz oscila entre las 12 y las 10 horas diarias, horario que viola la ley que marca un horario máximo de 8 horas al día, situación que es tolerada por la Secretaría del Trabajo.
Pero que también cuenta con la complicidad del charrismo sindical y la política criminal de las empresas, que han logrado evadir la ley y obligar a que la base trabajadora acepte estos horarios. Así pasó en General Motors Silao, donde fueron engañados las y los trabajadores diciendo que trabajar 12 horas por 4 días permitiría que pasaran más tiempo con su familia, pero en los hechos solo logran llegar devastados física y mentalmente a sus casas, enfermos, para dormir todo un día, ver a la familia otro, y alistarse para la jornada al día siguiente.
Los capitalistas están normalizando la idea de que, la vida de los trabajadores debe ser así, como algo natural, si es que quieren conservar el trabajo.
Basta de muertes y enfermedades, organicémonos por reparto de horas de trabajo
Tenemos que rechazar esta “normalización” deterioro de las vidas obreras. Para poder enfrentar estos graves problemas, debemos auto organizarnos y movilizarnos para obligar al gobierno de la 4T y a los empresarios, repartir las horas de trabajo entre todas las manos disponibles - con todo igual- para reducir las jornadas extenuantes. Esto, además garantiza duplicar los puestos de trabajo en la industria sin afectar al salario.
Las empresas redujeron en un porcentaje muy bajo sus ventas en pandemia, desde hace dos años se están recuperando, y por si fuera poco, el costo de la crisis la cargaron y siguen cargando sobre las espaldas de miles de trabajadores que, recibieron únicamente la mitad de su sueldo por cada Paro Técnico (obligatorio) que hace la empresa, haciendo que el otro 50% del salario, que debía servir para pagar a las familias, funcione como un fondo empresarial para enfrentar la crisis de semiconductores. De esta forma, las empresas han perdido prácticamente nada, mientras que el poder adquisitivo de las y los trabajadores se ha hundido a la miseria. Haciendo que los ricos sigan siendo ricos y los trabajadores se hicieran más pobres; esto, pese al aumento del salario mínimo que se anuncia como el vencedor de la pobreza.
Es por esto que, además de las 48 horas “legales”, la mayoría de los asalariados queda a hacer horas extra o buscan otro ingreso de manera informal, teniendo como resultado jornadas laborales que van de las 60 a las 80 horas de trabajo semanales (en algunos casos más), con los consabidos accidentes laborales.
Para los patrones, una muerte obrera en la planta es un “no pasa nada”, pero para nosotros, es un compañero o compañera que, al igual que todos, sale a buscar sustento en lugares de trabajo donde se supone que tienen protección laboral, y la dirección del sindicato supervisa que la Comisión de Seguridad y Higiene, garantice realmente la seguridad de quienes están laborando.
Por eso, desde La Izquierda Diario decimos que hay que poner un alto a esta política criminal de los empresarios, y sus cómplices, los dirigentes sindicales charros. Por lo que debemos organizarnos desde la base para que no pueden seguir estos horarios extenuantes ni la impunidad en los centros de trabajo.
Debemos exigir 6 horas de trabajo por 5 días a la semana sin afectar al salario, y un aumento de emergencia salarial que supere la inflación y que mínimamente sirva para cubrir los precios de la canasta básica.