"Porota", como la llamaban sus compañeras, murió en su casa del barrio porteño de Villa Devoto. Su única hija, Alicia Meroño, fue secuestrada y desaparecida por la dictadura el 5 de enero de 1978 en una vivienda de la calle Benito Juárez cuando tenía 31 años. Desde ese momento comenzó su lucha junto a otras mujeres por encontrarla.
Jueves 22 de abril de 2021 10:33
La triste noticia del fallecimiento de Mercedes Colás de Meroño se conoció hace unas horas. Nació en Argentina en 1925 pero emigró a España en 1931, con su padre José María Colás, quien era albañil y anarquista, su madre y su hermano. Durante la Guerra Civil española, José fue fusilado por grupos fascistas en el pueblo de Tudela, Navarra.
En ese momento Mercedes tenía 11 años, pero a pesar de ser una niña, eso no impidió que los fascistas la raparan a la fuerza en escarmiento por ser la hija de un “fusilado por rojo”. Ella recordó con precisión ese día a pesar del paso de los años: “Lo fusilaron un jueves a las tres y media de la tarde”.
Tras el asesinato de su padre, “Porota” y su familia regresaron a Argentina y cuando tenía 14, conoció a Francisco Meroño, trabajador textil en la empresa Grafa, con quien luego se casaría y tendría a su hija Alicia.
La lucha colectiva
Mercedes contó en varias oportunidades como fue la primera vez que llegó a Plaza de Mayo en plena dictadura, para sumarse a las otras mujeres que reclamaban por la aparición de sus hijos e hijas. En ese momento compró “un pañuelo de los que se usan para bailar”, se lo puso en la cabeza y se sentó en un banco.
En ese momento se acercó una mujer que participaba de la manifestación y le preguntó: “¿A vos quién te falta?”. “Yo lloraba y le contesté ‘mi hija’” y ella me dijo ‘acá no se viene a llorar, se viene a luchar, así que levántate y vamos. Nunca más la vi ni supe quién era”.
Su historia, como la de tantas otras mujeres que salieron a luchar por encontrar a sus hijos e hijas y a los de sus compañeras emociona enormemente, pero sobre todo compromete a continuarla en forma independiente del Estado, exigiendo el juico y castigo en cárcel común para todos los genocidas.