El padre de Gonzalo Bonadeo falleció esta mañana a los 77 años. Trabajó en La Nación, El Gráfico y Sport 80 de Radio Mitre. Identificado con el “menottismo”, hizo escuela en el periodismo deportivo.

Augusto Dorado @AugustoDorado
Viernes 14 de octubre de 2016 18:37
Foto: sitio del Diario Los Andes
Esta mañana se fue un periodista de esos que dejan huella: Diego Bonadeo murió justo el día –quizá en señal de protesta- en que una triste figura de la industria del espectáculo deportivo como Fernando Niembro es premiado (a pedido de Mauricio Macri) con una vuelta a la pantalla (regresa esta noche a Fox Sports) tras un año de alejamiento por escándalos de corrupción.
De matriz “panzeriana” (por Dante Panzeri, el periodista más lúcido y agudo del siglo XX en el ámbito del deporte), Diego Bonadeo siempre fue de frente, fiel a sus convicciones, lo que le valió estar algo marginado en las últimas décadas de los grandes medios dominados por las cadenas como TyC Sports o Fox, a las que criticaba y enfrentaba sin pelos en la lengua. Seguramente por eso toda una generación de periodistas deportivos más jóvenes lo recuerda por su rol en el mítico programa “Fútbol Prohibido” que compartía junto a Carlos Juvenal, Diego Gvitz, Paulo Vilouta (en el rol de “bilardista” y abogado del diablo) y más adelante Norberto “El Ruso” Verea. Una última trinchera de resistencia en plenos años ´90 al “show deportivo” dominado por el grupo Clarín y corporaciones varias como la propia AFA de Grondona.
Sin embargo, luego de una larga trayectoria en medios como La Nación, El Gráfico y el recordado programa radial “Sport 80” por Radio Mitre, en los últimos años publicaba columnas esporádicas en Página 12. La última data del domingo 9 de octubre: allí señalaba que “por más que uno ejercite la memoria, difícilmente recordará algún partido de la selección nacional que, en tiempos más o menos cercanos, haya conformado en términos de disfrute” y que “lo último que uno rememora como muy cercano al placer es aquel equipo de Huracán de 2009”. Asombroso. Difícil no estar de acuerdo.
En aquella columna compartía una conclusión: “es en la Bundesliga alemana donde uno encuentra la mayor cantidad de momentos de buen fútbol”, revelándose así como un “mendigo del buen fútbol” como definió Eduardo Galeano a lo que muchos somos en relación al deporte rey. Aquellos que buscamos el arte, lo estético, el regocijo dentro de un perímetro de césped en el que 22 personas se disputan una pelota, la gran protagonista de todo.
Cubrió para Canal 7 los mundiales del ´74 y el del ´78 en Argentina, razón por la cual fue parte del documental de Sergio Renán “La fiesta de todos”, un film apologético de la dictadura militar y de su papel en ese primer logro de la Selección Argentina. Una mancha de la que le costó mucho desprenderse.
Independientemente de sus posiciones y posturas políticas (Diego Bonadeo además fue concejal de Vicente López por el Frente Grande, coalición que más adelante formaría el nefasto gobierno de la Alianza de De La Rúa; algunos años después integraría la Coalición Cívica-ARI de Elisa Carrió), el periodismo deportivo despide hoy a un emblema; uno de los últimos. Y los “mendigos del buen fútbol” despedimos a uno de los nuestros.