Hace 85 años fue fusilado a manos de franquistas. Símbolo de todos los desaparecidos en la Guerra Civil española, es considerado uno de los poetas españoles más brillantes del siglo XX. Los invitamos a leer - o releer- algunos de sus versos y a disfrutarlos.
Martes 17 de agosto de 2021 10:40
-* «"Lo que más me importa es vivir"»
( Federico García Lorca)
El escritor andaluz falleció el 18 de agosto de 1936, en un escenario de revolución y contrarrevolución. La guerra civil española comenzaba con las sublevaciones militares en la madrugada del 17 y 18 de julio, donde militares bajo las órdenes de Francisco Franco encabezaban un alzamiento para derrocar al presidente del gobierno Santiago Casares Quiroga del Frente Popular. El mismo autor de innumerables poemas hacia la libertad, fue secuestrado por falangistas en la noche del 16 de agosto de 1936 en Granada y fusilado dos días después en Viznar.
En cada acento de su lírica resuena un suspiro de libertad. Elegimos recordar hoy un romance dedicado a los gitanos, quienes eran perseguidos y discriminados (siguen siéndolo) pero en quien Federico solo observa belleza y valía. La muerte de Antoñito el Camborio pertenece al Romancero Gitano escrito entre 1924 y 1927, y con él su imagen le convertiría prácticamente en el poeta de la gitanería y así hila lo que con toda justeza podrá definirse como el mito gitano.
Antonio Torres Heredia, "hijo y nieto de Camborio", es un gitano genuino, representa el instinto puro. Al identificarlo con un caballo de dura crin, García Lorca traslada al gitano el aroma de libertad que ese caballo simboliza, a la vez que acrecienta su propia pujanza vital.
Cerca del río Guadalquivir fue asesinado a manos de sus cuatro primos. Se defendió incluso a mordiscos, saltando casi como si bailara, como los delfines. Eran más que él y lo apuñalaron hasta morir. La estrella reflejada en el agua parece que clava sus puntas en el cuerpo de Antonio, como los navajazos que le infligieron. Era "moreno de verde luna / anda despacio y garboso./ Sus empavonados bucles /le brillan entre los ojos". Bello clavel varonil, que salpicó con su sangre valiente a sus asesinos.
A las nueve de la noche
lo llevan al calabozo,
mientras los guardias civiles
beben limonada todos.
Y a las nueve de la noche
le cierran el calabozo,
mientras el cielo reluce
como la grupa de un potro.
Voces de muerte sonaron
cerca del Guadalquivir.
Voces antiguas que cercan
voz de clavel varonil.
Les clavó sobre las botas
mordiscos de jabalí.
En la lucha daba saltos
jabonados de delfín.
Bañó con sangre enemiga
su corbata carmesí,
pero eran cuatro puñales
y tuvo que sucumbir.
Cuando las estrellas clavan
rejones al agua gris,
cuando los erales sueñan
verónicas de alhelí,
voces de muerte sonaron
cerca del Guadalquivir.
Antonio Torres Heredia,
Camborio de dura crin,
moreno de verde luna,
voz de clavel varonil.
¿Quién te ha quitado la vida
cerca del Guadalquivir?
Mis cuatro primos Heredias,
hijos de Benamejí.
Lo que en otros no envidiaban,
ya lo envidiaban en mí.
Zapatos color corinto,
medallones de marfil,
y este cutis amasado
con aceituna y jazmín.
¡Ay, Antoñito el Camborio,
digno de una emperatriz!
Acuérdate de la Virgen
porque te vas a morir.
¡Ay, Federico García,
llama a la Guardia Civil!
Ya mi talle se ha quebrado
como caña de maíz.
Tres golpes de sangre tuvo
y se murió de perfil.
Viva moneda que nunca
se volverá a repetir.
Un ángel marchoso pone
su cabeza en un cojín.
Otros de rubor cansado,
encendieron un candil.
Y cuando los cuatro primos
llegan a Benamejí,
voces de muerte cesaron
cerca del Guadalquivir.
Federico García Lorca - Muerte de Antoñito el Camborio [voz: Rafael de Penagos]
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