Este fin de semana se realizó el “Fin de semana de resistencia”, en el que participaron miles de personas de otras ciudades, reunidas en Ferguson y St. Louis, Missouri, para protestar por el asesinato del joven afroamericano Michael Brown, a manos del oficial de policía blanco Darren Wilson. Hubo acciones de solidaridad en varias ciudades de todo el país.
Martes 14 de octubre de 2014
El asesinato de Michael Brown se transformó en el grito de protesta de la comunidad negra, especialmente sus trabajadores y sectores más oprimidos. Los afroamericanos son asesinados cuatro veces más que los blancos, y esa desproporción se repite en el acoso, los ataques sexuales y la criminalización de la juventud, las mujeres, el movimiento LGTB y otros sectores oprimidos.
La represión policial y el asesinato de jóvenes negros son un indicativo del racismo propio del sistema capitalista. El poder político estadounidense desde sus comienzos ha apuntado violentamente contra los negros, económicamente con la esclavitud, y con la represión estatal. El racismo, en particular contra los negros, se mantiene entre las personas blancas de todas las clases, y es alimentado por las clases dominantes.
El grupo “Black LivesMatter” (Las vidas negras importan), junto con otros grupos, han llamado a la comunidad y las organizaciones que surgieron alrededor de Ferguson, han exigido la desmilitarización de la policía en el país, que se tomen medidas sobre los asesinatos de la policía y el enjuiciamiento de Darren Wilson. Sin embargo, no existe una dirección centralizada u organización que lidere el movimiento en Ferguson.
La militancia y la valentía de la juventud negra le ha dado energía a los oprimidos en Estados Unidos. Otro de los motores de este “Fin de semana de resistencia” fue un nuevo asesinato a manos de la policía de St. Louis (una gran ciudad muy cercana a Ferguson). La policía asesinó a un joven negro aduciendo que tenía un arma. Pero los testigos declararon que solo tenía ¡un sándwich! Los manifestantes en Ferguson han sufrido la crueldad de las fuerzas represivas, y han aprendido que no tiene límites.
En un primer momento, el gobierno intentó cooptar al movimiento al llevar al policía negro Ron Johnson para que “marche con los manifestantes”, y así hacer que la policía aparezca como amiga de la gente. La comunidad negra también tiene líderes que dicen hablar en nombre de la comunidad, como el Reverendo Jesse Jackson y el Reverendo Al Sharpton, que hacen discursos encendidos pero abogan por la respuesta pacífica de la gente que protesta y por el trabajo conjunto con la policía.
Tanto Sharpton como Jackson tuvieron dificultades para llevar adelante esta política, especialmente después de denunciar a la gente indignada con el asesinato de Brown como “manifestantes violentos”.
La burocracia sindical, como los dirigentes de la AFL-CIO (la central sindical de EE.UU), aunque aparece apoyando el movimiento, se limitan a hacer un llamado al FBI y el Departamento de Justicia a investigar el hecho. Existe solidaridad entre los trabajadores, pero se plantea la necesidad de la movilización de los trabajadores de base para unirse al reclamo de la comunidad negra, y desafiar a la burocracia.
Los sectores blancos reaccionarios han demostrado que tener un presidente negro no elimina el racismo. El racismo es sistémico. Los trabajadores y la clase media blanca, a menudo se hacen eco de los prejuicios instalados por la clase dominante. Esto no es diferente en Ferguson.
Muchos trabajadores y sectores de clase media blancos en Ferguson se pusieron del lado de la policía. Recientemente, durante un partido de baseball en St. Louis hubo blancos que cantaron apoyando al policía asesino Darren Wilson. La policía local de Ferguson empezó a utilizar brazaletes que apoyaban a Wilson; el departamento de Justicia se vio obligado a prohibir su uso.
Aunque los blancos en Ferguson tienden a apoyar a la policía, ha habido muestras de solidaridad de trabajadores, jóvenes y estudiantes blancos. Los sindicatos de la AFL-CIO enviaron delegados en apoyo al movimiento de Ferguson. Los manifestantes han invitado a los latinos, los inmigrantes, los asiáticos, y los pueblos originarios, a sumarse a las protestas. Para la comunidad no hay “gente de afuera”, la única división que existe es entre los que quieren fortalecer el movimiento y quienes quieren frenarlo.
Mientras Ferguson estuvo bajo el asedio de la policía local y de la Guardia Nacional, la comunidad recibió apoyo desde la Franja de Gaza, que también estaba bajo el ataque del imperialismo y el Estado de Israel. Los activistas de Gaza y Cisjordania, enviaron a los manifestantes de Ferguson consejos para contrarrestar los efectos de los gases lacrimógenos, por medio de las redes sociales. Los activistas turcos, también se contactaron con Ferguson y les enseñaron cómo recoger las bombas de gas y arrojarlas de vuelta hacia la policía.
Don't Keep much distance from the Police, if you're close to them they can't tear Gas. To #Ferguson from #Palestine
— Rajai abuKhalilرجائي (@Rajaiabukhalil) agosto 14, 2014
Los que protestan contra la violencia racista del Estado y las fuerzas represivas pueden fortalecer el movimiento si desarrollan una estrategia de autodefensa en las comunidades y lugares de trabajo. Los sindicatos pueden jugar un gran papel, si en lugar de solo enviar delegados, tuvieran la perspectiva de mostrar la fuerza de los trabajadores mediante acciones como la huelga contra la violencia policial.Si bien hay miembros de la comunidad en Ferguson que están armados y que enfrentó a la policía, se encuentran aislados y no representan un sector organizado.
Los trabajadores y la juventud de Ferguson tienen el potencial de galvanizar un movimiento político en Estados Unidos. Los miles de millones de dólares que financian la militarización de la policía es dinero necesario para crear empleo, vivienda y educación. Esto no sucederá a menos que una fuerza anticapitalista y socialista luche contra el estado y su policía racista y sexista.
La solidaridad que se estableció a nivel internacional entre Ferguson y Gaza es parte de la estrategia internacional que necesitamos para enfrentar la represión y los ataques tanto dentro como fuera de Estados Unidos.
Made in USA teargas canister was shot at us a few days ago in #Palestine by Israel, now they are used in #Ferguson. pic.twitter.com/y3co6DMFM6
— مريم البرغوثي (@MariamBarghouti) agosto 14, 2014
La juventud, las mujeres, y el movimiento LGTB están jugando un rol combativo en Ferguson, y deben estar al frente de un movimiento revolucionario que enfrente al capitalismo, al imperialismo y a los ultraconservadores.
No existe justicia en el sistema capitalista. El capitalismo es racista. El capitalismo alienta los prejuicios racistas entre los trabajadores. Los trabajadores blancos tienen que enfrentarlos y pelear contra su verdadero enemigo, la clase dominante, y unirse a la pelea por la verdadera liberación. El capitalismo se basa en la desigualdad y el racismo. Ambos deben ser enfrentados simultáneamente. Esta lucha incluye la pelea por demilitarizar a la policía.
El apasionante desarrollo de los hechos en Ferguson muestra el potencial de la clase trabajadora estadounidense, en particular de sus sectores más oprimidos, para impulsar una acción decidida contra el capitalismo y el racismo. El resultado del “Fin de semana de la resistencia” tiene el potencial de ser el catalizador de este movimiento.
(*) Es una activista afroamericana de Los Ángeles, es miembro de la organización sociales SULU / StrugglesUnited, Luchas Unidas.