En un acto de entrega de viviendas en Merlo el Presidente realizó un discurso polarizando con el macrismo de cara a las elecciones de septiembre. El Frente de Todos busca mostrarse como el garante de los derechos de las grandes mayorías, pero más de tres millones de familias trabajadoras no cuentan con una vivienda digna.

Matías Hof @HofMatias
Lunes 26 de julio de 2021 21:47
Victoria Toloza Paz, Alberto Fernández y Axel Kicillof
El presidente Alberto Fernández encabezó, este lunes, un acto de entrega de viviendas en Merlo que fue difícil de diferenciar de un evento de campaña electoral pura. A pocos días del cierre de las listas estuvo acompañado por el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, y los principales candidatos a diputados nacionales del Frente de Todos para la Provincia de Buenos Aires, Victoria Tolosa Paz y Daniel Gollan. Allí Fernández afirmó que: “El Estado tiene que acompañar a los que necesitan una casa porque en los tiempos en los que vivimos tener un techo es un derecho válido que todos tienen y merecen”. La realidad es que bajo su Gobierno el presupuesto ejecutado para vivienda se encuentra entre los más bajos de la década y millones de familias sufren la crisis habitacional.
El presidente centró su discurso en criticar la gestión macrista, planteando preguntas retóricas como si quieren un Estado que se "enamora de los funcionarios" del FMI (en referencia a los elogios que había dedicado Macri a Christine Lagarde) o el que se "planta" para que "no se haga sufrir más" al pueblo. En otra de ellas Fernández interrogó: “cuál es la vida que vamos a querer: una vida con un Estado que a todos cuide, un Estado que a todos ampare; o vamos a tener la vida que nos proponen otros que dicen que sobran 20 millones de argentinos en el país, vamos a querer la vida de un Estado que entre los bancos y la gente elige a la gente, o la que elige a los bancos".
Entre abril de 2020 y abril de 2021 los bancos ganaron $142.000 millones, son $13.000 millones más que el presupuesto nacional vigente para vivienda y urbanismo para este año. El Gobierno viene destinando fondos muy escasos, en 2020 la categoría, vivienda y urbanismo, recibió la menor cantidad de recursos de al menos la última década, un 0,11 % del PBI. Podrán poner de excusa la cuarentena, pero en el Presupuesto 2021 tampoco es una prioridad la vivienda, lo adjudicado para ese fin es apenas un cuarto (en términos reales) de lo que fue ejecutado en 2015, el año en que finalizó la presidencia de Cristina Kirchner. ¿A quién están eligiendo en realidad?
Otro de los ejes de Alberto Fernández fue la salud, al convocar a sumarse “a la épica de las vacunas porque estamos vacunando a todos y a todas” y enfatizó: "Como decíamos con Cristina no todo es lo mismo. Están los que creen que el Estado no está para hacer hospitales”. La vacunación llegó tarde y sumada una cuarentena sin testeos masivos para evitar los contagios, llevó a que el país supere los 100.000 fallecidos por coronavirus. La prioridad del presupuesto tampoco está en los hospitales, con un sistema sanitario periódicamente al borde del colapso y los médicos y enfermeros cobrando salarios que no llegan a la canasta básica calculada por el Indec. Así lo vienen denunciando los trabajadores del hospital Garrahan que se encuentran en lucha por un aumento del 50% y mejores condiciones laborales.
Con poco para reivindicar, el centro de la campaña parece estar en recurrir a la polarización para mantener a sus votantes. No dio explicaciones por el duro ajuste en curso que implica la eliminación del IFE, el recorte de las jubilaciones, de los salarios de los empleados públicos y las prestaciones sociales. Tampoco se refirió a la inflación que a nivel interanual se ubica por encima del 50 %, haciendo cada vez más difícil llegar a fin de mes con los salarios creciendo por debajo de esa cifra. Además si bien Alberto no llegó a enamorarse de Kristalina Georgieva (actual directora del FMI), en enero de este año había dicho: "me siento muy correspondido en mis diálogos con Kristalina. Ella y yo tenemos la misma mirada sobre lo que pasa en el mundo".
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Durante 2020 más de 3,2 millones de personas se encontraban en una vivienda sin tener título de propiedad o pagar un alquiler, según los últimos datos del Indec (segundo semestre del 2020) que las califica como “ocupantes”; en 2019 no llegaban a las 2,6 millones. Los precios de los terrenos son cada vez más imposibles de pagar para aquellos que no tienen trabajo o cobran salarios miserables y se ven obligados a construir sus viviendas en los espacios que encuentran a su alcance. El Estado no está revirtiendo esta tendencia con los limitados planes de vivienda propuestos por el Frente de Todos.
Los datos del Indec son parciales, solamente toman en cuenta los 31 aglomerados urbanos relevados por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), según el Censo Nacional de 2010 (último dato completo disponible), el déficit habitacional alcanza 3,5 millones de viviendas: comprende a 1,3 millones de viviendas faltantes y 2,2 millones de viviendas que no proveen a quien la habita las condiciones mínimas para mantener un nivel de vida digno. Estas cifras reflejan un problema estructural que lleva décadas sin intentar resolverse por los distintos gobiernos.
El Presidente advirtió que la administración de Mauricio Macri le dejó al país una deuda "cercana a los 70 mil millones de dólares" que su Gobierno negoció "con firmeza". Pese a que la deuda fue destinada en su mayoría a la fuga de capitales y pagar préstamos anteriores, sin otorgar ningún beneficio a las familias trabajadoras, el Frente de Todos optó por reconocerla y lleva pagados más de US$ 6.500 millones al FMI, otros organismos internacionales y Estados. El acuerdo con los fondos de inversión está muy lejos de haber liberado al país de compromisos impagables sin atacar las condiciones de vida de la mayoría de la población y la negociación con el Fondo que todavía sigue abierta implicará una profundización del ajuste. Nada bueno puede ocurrir por ese camino, es fundamental realizar un desconocimiento soberano de la deuda externa para poder redireccionar los recursos y combatir la grave crisis habitacional.
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