Luego de la jura, el nuevo presidente pronunció un largo discurso ante la Asamblea Legislativa. Con un tono conciliador, y con pocos anuncios concretos, sobre todo para los sectores más empobrecidos, criticó la "herencia recibida" y apeló a la construcción de un pacto social con todos. Aunque habló de las demandas de las mujeres, el derecho al aborto estuvo ausente.
Martes 10 de diciembre de 2019 13:17
Luego de jurar como flamante presidente, Alberto Fernández emitió un largo discurso ante la Asamblea Legislativa. En alrededor de una hora de discurso, planteó algunos de los lineamientos generales de su gobierno, aunque no adelantó qué medidas inmediatas y concretas tomará para aliviar la situación de aquellos sectores de la población más afectados por la actual crisis económica.
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Entre la ruta del Pacto Social y los problemas más urgentes
Uno de los ejes más claros de su discurso fue la necesidad de un contrato o acuerdo social, que antes había presentado como "pacto social". Varias de las propuestas que recorrieron sus palabras quedaron sujetas a ese acuerdo.
“Vengo a convocar a la unidad de toda la Argentina en pos de la construcción de un Nuevo Contrato de Ciudadanía Social. Un contrato social que sea Fraterno y Solidario. Fraterno, porque ha llegado la hora de abrazar al diferente", dijo Fernández.
Más tarde plantearía el mecanismo con el que el nuevo gobierno peronista intentará llevar adelante su plan: “vamos a impulsar un conjunto de medidas económicas y sociales de distinta naturaleza, estaremos convocando a los trabajadores, empresarios, representante del campo para la puesta en marcha de acuerdos básicos de solidaridad en emergencia, para volver a encender los motores de nuestra economía”, dijo Fernández.
En la mesa del "acuerdo social" dijo que se discutirán "todas las variables del plan -precios, salarios, tarifas, tipo de cambio, aspectos monetarios, fiscales y sociales-, y serán explicitadas en los próximos días, convocando a todos los sectores involucrados".
Como ya había adelantado en la campaña, ese acuerdo o pacto social será uno de los pilares de la gestión. Desde la izquierda esa propuesta fue criticada desde un principio: ¿Cómo se pueden conciliar los intereses de los mismos empresarios que despiden, suspenden y benefician con el aumento de los productos básicos y de los trabajadores y sectores populares afectados por el ajuste?
Sin embargo, no hubo mayores precisiones ni anuncios concretos ante las expectativas de millones de recuperar lo perdido. No hubo precisiones de medidas para una recuperación inmediata de las jubilaciones, asignaciones, así como también como un aumento de salarios como vía de enfrentar la inflación y la pérdida del poder adquisitivo de los haberes. Tampoco qué sucederá con los insoportables aumentos de tarifas. En ese plano, Fernández se limitó a anunciar que convocará a una próxima reunión del Plan Integral Argentina Contra el Hambre de la que ya participaron empresarios, sindicalistas y figuras de distintos ámbitos.
Aunque la cuestión del hambre atravesó varios pasajes del discurso, para los trabajadores registrados no hubo anuncios. El presidente electo confirmó, eso sí, que "el movimiento obrero organizado será columna vertebral del acuerdo social".
La herencia y la paciencia
A lo largo del discurso el nuevo presidente hizo referencia a la crisis económica y social del país. También marcó en un tramo de su discurso los crudos números del ajuste: pobreza, desocupación, trabajo no registrado, cierres de industrias, entre otros reflejos de la crisis. Buscó marcar así la "herencia recibida", aunque obviando la responsabilidad de gobernadores, sindicalistas y diputados del peronismo en que Cambiemos no encontrará mayor resistencia a su ajuste.
“Hoy más que nunca, es necesario poner a la Argentina de pie como condición necesaria para que vuelva a caminar. Ello supone, antes que nada, recuperar un conjunto de equilibrios sociales, económicos y productivos que hoy no tenemos”, dijo Fernández.
Luego de pintar el complejo escenario, Fernández marcó otro de los mensajes claves de su discurso. Ante las expectativas del fin del macrismo y el inicio de un nuevo gobierno, pidió paciencia: "va a llevar algún tiempo lograr aquello que todos queremos". Como ya había quedado claro en la transición: no hay que "pedir tanto" ni "tan rápido".
En busca de una nueva épica
En una época marcada por la crisis social y económica local y el agitado clima internacional, Alberto buscó comenzar a construir la nueva épica de su gestión.
En lo social, recordó la situación de los sectores más castigados por la crisis, aunque no adelantó cómo millones recuperarán lo perdido. En lo político buscó mostrarse conciliador, tanto en la política nacional llamando a abandonar la "grieta", como en el plano internacional, con mensajes hacia Bolsonaro y Piñera.
Pero también se refirió a otros temas que generaron el aplauso de quienes lo acompañaban en el Congreso y del público que había colmado la Plaza de los Dos Congresos. Fernández hizo una fuerte crítico a la judicialición de la política, también a lo que llamó los "sotanos de la democracia": los servicios de inteligencia. El presidente anunció que enviará leyes para reformar tanto la justicia como la AFI, que será intervenida.
"He decidido que sea intervenida la Agencia Federal de Inteligencia, para impulsar así una reestructuración de todo el sistema de inteligencia e información estratégica del Estado". Y agregó que " también he tomado otra decisión: dichos fondos reservados, no sólo dejarán de ser secretos, sino que serán reasignados para financiar el presupuesto del Plan contra el Hambre en la Argentina".
También anunció medidas para los sectores de la "economía popular" y la juventud "ni-ni". Habrá que esperar los anuncios concretos y resultados. Fue el kirchnerismo quien instaló las cooperativas de trabajo como forma de precarización, con un salario social complementario que hoy no llega a 10 mil pesos. La juventud precarizada ha sido una de las grandes perdedores de los gobiernos de Macri pero también de los Kirchner.
Entre los momentos más aplaudidos por la militancia que se convocó en la Plaza, además de las críticas a la corporación judicial y los servicios, estuvieron cuestiones como el gatillo fácil, el medio ambiente, los medios de comunicación y los derechos humanos, donde Fernández apeló al discurso progresista sostenido por el kirchnerismo. Aún así, en redes sociales hubo críticas a algunos de esos anuncios: "¿Cómo cumplir esos compromisos con extracción masiva de gas vía #fracking en #VacaMuerta y litio en Jujuy?" se preguntaron ambientalistas.
El FMI y la deuda: relación constructiva y a pagar
En otro de los temas esperados, la relación con el FMI y la deuda, no hubo muchas novedades. Dijo que buscará "una relación constructiva y cooperativa con el Fondo Monetario Internacional y con nuestros acreedores. Resolver el problema de una deuda insostenible que hoy tiene Argentina no es una cuestión de ganarle una disputa a nadie. El país tiene la voluntad de pagar, pero carece de capacidad para hacerlo". Así, una vez más Fernández mostró voluntad de honrar una deuda ilegítima que todos saben se pagará a costa aumentar el hambre y la pobreza.
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El final del discurso estuvo reservado para uno de los temas también esperado, aunque en este caso miles de mujeres se quedaron con la incertidumbre: "Ni una Menos debe ser una bandera de toda la sociedad y de todos los poderes de la república. El Estado debe reducir drásticamente la violencia contra las mujeres hasta su total erradicación", expresó Fernández. También se refirió a la cuestión del trabajo doméstico, aunque no hizo mención a uno de los temas que ha atravesado la sociedad el último año: la legalización del aborto.
Seguramente ese punto del discurso alivió, por ahora, a la Iglesia. Alberto además mencionó al "querido Papa Francisco" en dos fragmentos de su discurso.
Esta tarde, en Plaza de Mayo, se espera que el presidente suba al escenario a hablarle la multitud. La novedad será, de cualquier manera, el que realizará la flamante vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.