Con nerviosismo tras el vacunagate, el presidente inauguró las sesiones ordinarias. Culpó del ajuste a la pandemia y a la herencia recibida. Y en tono de campaña, buscó demostrar que con Juntos por el Cambio sería peor.
Lunes 1ro de marzo de 2021 15:37
Foto Presidencia
Según un diario porteño que, desde el 10 de diciembre de 2019, hace las veces de “boletín oficial”, Alberto Fernández el domingo a la noche se abocó en Olivos “a sumar, sacar, corregir y afinar cada detalle” del borrador de su discurso. Según se difundió, la base del texto se la escribió el asesor presidencial y antropólogo Alejandro Grimson, que fue a su vez revisada por el Secretario de Asuntos Estratégicos Gustavo Beliz antes de que el presidente la viera.
Este lunes, con la versión final en mano, el presidente se sentó ante la Asamblea Legislativa. Pasadas las 12 arrancó diciendo que llegaba “a este honorable Congreso con las convicciones intactas, mi corazón abierto para hablarles con la humildad de quien puede reconocer errores, con la satisfacción de quien puede compartir logros colectivos, con la certeza de que unidos y unidas pudimos dar pasos históricos para mitigar los efectos negativos de la pandemia que aún nos asola”.
Tras esas primera palabras, inició su discurso de apertura del 139° año legislativo. Lo hizo con un recorrido sobre el fenómeno de la pandemia de coronavirus a nivel mundial. “No estábamos en una situación cómoda, arrastrábamos una sociedad debilitada por el hambre y la pobreza, una economía escuálida y endeudada como antes jamás lo había estado”, fue su primera justificación.
Luego aprovechó las diferentes movidas de la oposición de derecha con sus marchas contra la cuarentena, incluyendo las expresiones antivacunas, que llegan hasta hoy con la última movilización del sábado con la excusa del vacunatorio vip destapado en los últimos días.
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Enseguida pasó a detallar los “logros” de su gestión, haciendo foco en la cuarentena obligatoria y las medidas tomadas durante 2020. Medidas que, en rigor, buscaron impedir la expansión de los contagios a costa de controlar y reprimir a la población y de paralizar la economía con un costo muy grande para las condiciones de existencia de millones de trabajadoras y trabajadores.
Obviamente no habló el presidente de esas represiones. En lugar de eso prefirió mencionar la "histórica actuación" de las Fuerzas Armadas y las policías a lo largo y ancho de todo el país. Tampoco habló de que no todos perdieron con la pandemia, empezando por el puñado de empresarios nacionales y multinacionales que lucran con la salud, con los alimentos y demás bienes esenciales.
“Puede resultar difícil valorar aquello que no sucedió, las consecuencias más graves que evitamos no se ven. Para todos estos argentinos que han desplegado su corazón al servicio de los demás, por favor pongámonos de pie y brindemos un sostenido aplauso”, pidió Fernández. Y muchas y muchos aplaudieron.
Pobreza
“Durante el primer trimestre de 2020 la pobreza aumentó 5,4 %, de 35,5 a 40,9. Es una situación grave que vamos a revertir. En esta crisis inmensa la pobreza creció menos que entre 2017 y 2019, cuando subió de 25,7 a 35,5”, dijo el presidente buscando polarizar con Macri. Algo así como una competencia a ver quién generó más pobres con sus políticas.
A renglón seguido mencionó una serie de medidas paliativas que tomó para los sectores populares, buscando demostrar que sin esas medidas (que fueron pocas, limitadas e insuficientes) la cosa hubiera sido mucho peor para la población. Sin embargo, no mencionó qué medidas concretas tomará en el próximo período para revertir en serio la grave situación que él mismo describió.
¿Alguna "amenaza" concreta a los empresarios que, vía el aumento constante de los precios sus productos, colaboran a que los pobres sean cada vez más pobres y los ricos cada vez más ricos? No, claro que no. ¿Y de los bancos y terratenientes que parasitan a la población sin escrúpulos? Nada de nada.
VIP
Fernández hizo mención al escándalo del “vacunatorio vip”, obviamente sin llamarlo de esa manera. Dijo que “cuando se denunció que las reglas habían sido transgredidas, me he encargado de recabar la información pertinente. Aún cuando en lo personal me causaran mucho dolor, tomé las decisiones que correspondía”.
Así buscó transmitir la convicción de que realmente él no estuvo para anda al tanto de nada. A lo que le agregó una maniobra muy simple: polarizar con Juntos por el Cambio, destacando lo impresentables que son al criticar habiendo sido parte generadora directa del desastre que vive el país.
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Deuda
Fernández destacó que “con firmeza y esfuerzo” su Gobierno ha “logrado la renegociación de la tóxica deuda privada”. Y que “es voluntad terminante e imperiosa que afirmemos el compromiso de no permitir nunca más que se genere un endeudamiento asfixiante a partir de la toma de créditos irresponsables”.
En ese sentido anunció que impulsará una "querella criminal" contra el Gobierno de Macri, para determinar "quiénes fueron los autores de la mayor administración fraudulenta y malversación de caudales públicos de la historia". Sin embargo, lejos de terminar con el pago de la deuda con el FMI, tal como correspondería hacer con una deuda que el mismo calificó de fraudulenta, el Presidente determinó su voluntad de "liberarnos de la deuda", a fuerza de seguir pagando.
Sin ir más lejos, comentó que las negociaciones con el FMI “seguirán adelante en un marco de respeto” y que ese diálogo “ha sido hasta aquí muy constructivo”, con “muestras de apoyo tanto de la comunidad internacional como de los miembros del G20”.
Mientras da cuenta de una pobreza que no paró de crecer en su primer año de mandato, enormes recursos que servirían para paliar esa situación se seguirán yendo del país para afrontar esa deuda odiosa.
Economía
Con la pandemia y la pesada herencia como excusas, el presidente habló de sus apuestas y “propuestas” para superar la crisis económica. En ese sentido, hizo hincapié en el Plan de Desarrollo Federal, impulsando obra pública para mejorar la exportación de materias primas, reforzando el Acuerdo Federal Minero y Vaca Muerta (donde gravitan las multinacionales extrativistas y contaminantes), expandiendo las tierras para el cultivo (centralmente de las commodities) fomentando la expansión portuaria (sin cuestionar su apropiación en manos de pulpos exportadores).
Precios y salarios
En ese sentido habló de salarios y precios, donde reiteró su “plan” de equilibrar el aumento de ambos (dando por hecho que lo perdido ya no se recuperará) a partir de acuerdos entre empresarios y sindicatos. “Cada sector debe estar dispuesto a contribuir, nadie se salva solo, es central coordinar esfuerzos para que el salario le gane a la inflación”, afirmó.
Pero vale decir que todo lo que el mismo Gobierno viene realizando desde que asumió derivó en un constante aumento de la inflación, con formadores de precios que hacen lo que quieren (aún a costa de pagar algunas multas) mientras los salarios de millones de personas se encuentran atenazados por la acción decidida de esos formadores de precios y la complicidad de las conducciones sindicales que se acoplan al plan oficial sin reparos.
Como si lanzara una cruzada revolucionaria, el presidente planteó al Congreso que trate cuanto antes el proyecto para que un porcentaje de asalariados que pagan el impuesto a las Ganancias dejen de hacerlo. Un reclamo que lleva años y del que su vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner se negó a satisfacer cuando gobernó.
A su vez dijo que procurará que los próximos aumentos de tarifas sean acordes a los incrementos en los ingresos. Es decir, por un lado da por incuestionables los tarifazos ya realizados, tanto en el macrismo como en algunos segmentos durante su propia gestión, a la vez que da por finalizado todo congelamiento de tarifas.
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Educación
Fernández llamó a la “construcción de un gran acuerdo federal por la igualdad educativa, para mostrar nuestro futuro y ponerlo en mejores condiciones que lo que hoy estamos”.
Planteó que este año se produjo “uno de los más significativos incrementos presupuestarios de la educación argentina en estos casi cuarenta años de vida democrática”. Según dijo, su objetivo es al final de su mandato lograr el “cumplimiento de la meta de la Ley de Financiamiento Educativo”. Curiosa definición, cuando en el presupuesto votado para este año el propio Gobierno diseñó un importante recorte en áreas como Educación y Salud a pedido del FMI.
“Seguridad”
“La seguridad es un derecho democrático”, dijo Fernández al tiempo que aseguró que la mejor forma de atacar la inseguridad es “perseguir con firmeza el crimen organizado”. Sin embargo mostró algunos “logros”, sobre todo de desarticulación de bandas de narcotraficantes, basados en el mejoramiento permanente y con recursos multimillonarios de las fuerzas represivas del Estado, las mismas que gerencian el crimen organizado al que denuncia.
Complementariamente, respecto al accionar criminal de policías, gendarmes y prefectos, Fernández fue provocador. “Hemos sido inflexibles ante los casos de violencia institucional y hemos devuelto a las fuerzas federales el paradigma de derechos que le corresponde a nuestra democracia”, afirmó sin ruborizarse.
Vale recordar que durante todo 2020, con el DNU que habilitaba a la Policía a hacer prácticamente lo que quisiera en las calles con la excusa de hacer respetar la cuarentena, se produjeron verdaderos picos de casos de gatillo fácil y hasta desapariciones forzadas de personas (como Facundo Castro en Buenos Aires y Luis Espinoza en Tucumán), todos crímenes impunes.
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Mujeres y diversidades
Apelando a uno de los aspectos más "progresistas" de su discurso, el presidente afirmó que “en todo el proceso de ampliación de derechos hemos dado prioridad a los derechos de las mujeres y las diversidades. Para reducir desigualdades económicas y salariales hemos impulsado distintas iniciativas para el desarrollo profesional de las mujeres y diversidades, apuntando a la igualdad en al ámbito productivo”.
Y agregó que por primera vez se elaboró “un presupuesto nacional con perspectiva de género” y se estableció “el cupo laboral travesti-trans en la administración pública. Avanzamos en la implementación de la Ley Micaela. Ratificamos el convenio 190 de la OIT contra la violencia laboral. Cumpliendo con la palabra que empeñé promulgué la ley que autoriza la interrupción voluntaria del embarazo y la ley de los 1.000 días”.
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En el marco de la escalada de femicidios en todo el país, con casos como los de Ursula Mohillo de Rojas y de Guadalupe Curual de Villa la Angostura, no tardaron en aparecer en las redes los cuestionamientos por parte de organizaciones y referentes del movimiento de mujeres.
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Finalmente el presidente habló de “la necesidad de modificar aspectos estructurales del sistema de justicia actual, que ha demostrado ser ineficaz para atender a las mujeres que se acercan a él en pedido de ayuda”
Reforma Judicial
“La reforma del Poder Judicial en su más amplia dimensión es una demanda impostergable de la sociedad en su conjunto”, afirmó Fernández. Y agregó que el Poder Judicial “está en crisis”, que “parece vivir en los márgenes del sistema republicano” y que sus miembros “disfrutan de privilegios de los que no goza ningún miembro de la sociedad”.
Particularmente se refirió a los miembros de la Corte Suprema, de quienes dijo que “acceder a la declaración jurada de sus bienes es virtualmente imposible”, que tienen una “relación corporativa” que los hace incluso permanecer “en sus cargos más allá del tope de edad que la Constitución impone”.
Acto seguido habló, sin mencionarlo, del lafware, con múltiples eventos judiciales que implican persecución a través de causas, extorsiones y espionaje ilegal. “Viendo todo esto, y con el sólo propósito de mejorar la calidad institucional de la república, quiero pedirle al Congreso nacional, con muchísimo respecto, que asuma el rol de control cruzado sobre el Poder Judicial”, dijo Fernández.
El presidente dijo que propiciará “el establecimiento de juicios por jurados para la sanción de aquellos delitos graves que se cometan en el ámbito federal. Estaremos cumpliendo así con una cláusula de la Constitución Nacional de 1853 que nunca se hizo operativa a nivel federal”.
De todos modos, no planteó la presentación de ningún nuevo proyecto oficial que apunte a terminar con esos privilegios de jueces y fiscales ni mucho menos para que se reviertan las condiciones en las que se desarrolla una verdadera justicia de clase en Argentina. Los proyectos que sí anunció de cara al futuro no pasan de meros retoques y maquillajes de un Poder Judicial totalmente antidemocrtático y clasista.
Defensa
Sobre el final de las enumeraciones de sus políticas el presidente buscó dejar por igual de contentos a quienes luchan por la defensa de los derechos humanos y a los miembros de las Fuerzas Armadas. “En 2020 recuperamos el rol de Estado en las políticas de Memoria, Verdad y Justicia y en las políticas reparatorias”, dijo.
Al minuto agregó que “las Fuerzas Armadas deben estar al servicio de la patria” y enumeró varias medidas tendientes a aumentar los sueldos militares y mejorar la tecnología del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. De la impunidad de la que aún goza una enorme mayoría de militares, policías y penitenciarios, ni una palabra. De los archivos del genocidio que el Estado aún mantiene bajo llave, menos.
Relaciones exteriores
La parte final del discurso presidencial estuvo dedicada a darle cierta “mística” a la política exterior implementada desde diciembre de 2019. El reclamo diplomático de soberanía sobre las Islas Malvinas, la solidaridad con Evo Morales y el rechazo al golpe de Estado que lo destituyó, el impulso a la Celac como política de bloque latinoamericano. “Nuestro presente y nuestro futuro es con la Patria Grande, queremos una América Latina unida”, sentenció.
“Un mundo con vacunas para pocos será un mundo más injusto y más violento”, afirmó Fernández. E insistió: “ningún país se salvará solo de la pandemia, construimos relaciones serias con las grandes potencias y bloques, como los Estados Unidos, China, la Federación Rusa, Medio Oriente y la Unión Europea, dejamos atrás la política de ‘sumisión y fotos’, consolidamos un idealismo realista y un pragmatismo que no olvida los valores”.
Tras una hora y cuarenta y cinco minutos de discurso, el presidente finalizó propagandizando el Consejo Económico y Social, el mismo que lanzó el viernes 19 de febrero y quedó opacado por el escándalo del vacunatorio VIP.
Antes de una despedida parafraseando al papa Francisco, Fernández sentenció: “Podemos elegir ser meros observadores de un mundo de lento crecimiento y creciente desigualdad, despreocupado del medioambiente, o podemos optar por actuar con valentía y decidir ser protagonistas en las tareas de sentar las nuevas bases de un enfoque innovador. De esta pandemia debe nacer un mundo mejor. De esta pandemia debe nacer una mejor Argentina”.
Demasiadas generalidades para un discurso en el que en teoría se deberían marcar las directrices de una política que resuelva en serio las penurias y padeceres de millones de personas.

Redacción
Redacción central La Izquierda Diario