Comenzó el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y se puede ver online una muy buena parte de la programación, en esta nota algunas recomendaciones
Violeta Bruck @Violeta_Bk
Jueves 18 de noviembre de 2021 21:26
La 36 edición de Festival Internacional de Cine de Mar del Plata permite acceder a una importante parte de la programación de manera online. Con sus distintas secciones y competencias una amplia variedad de títulos, estéticas, temáticas y autores estarán disponibles para ver de forma gratuita y en todo el país.
Para acceder a las películas se debe entrar a la programación en el sitio del Festival, ahí seleccionar la que se quiere ver, hacer click en “ver película” que redirecciona a una plataforma de visualización en donde hay que registrarse la primera vez que se accede y confirmar la cuenta en la casilla de mail. Las películas están disponibles desde la primer función de estreno presencial y por 72 hs, funciona con “ticket virtuales” que son limitados, por lo que se recomienda reservar los primeros días de visualización.
Algunas recomendaciones para este fin de semana (que surgen de leer el catálogo y unas pocas visualizaciones):
Viernes 19 (continua 20 y 21)
Matar a la Bestia, de Agustina San Martín (Competencia Argentina)
Arrastrando su valija por un camino de tierra roja, Emilia llega al albergue que regentea su tía, en la frontera entre Argentina y Brasil. Su madre ha muerto y su hermano, de quien hace rato no hay noticias, está por ahí en algún lugar. Nadie le da la bienvenida: a su tía no le interesa la familia, y se dice que en el pueblo acecha una bestia terrible que podría ser la encarnación de un hombre maligno que se ensaña en particular con las mujeres. Los hombres se arman para ir a buscarla. Pero las mujeres no parecen asustadas: en ellas se percibe,una fuerza subterránea que late al calor pegajoso de la selva. Una frontera no es más que una línea que cualquiera puede cruzar. En Matar a la bestia, esta idea no es solo geográfica: fantasía y realidad, adolescencia y adultez (y, en otro orden, narración y experimentación) se mezclan. Creando un espesor sonoro y visual extraordinario, Agustina San Martín le da forma a un mundo misterioso donde el deseo femenino quizás pueda vencer al miedo.
Sábado 20 (continua 21 y 22)
Estrella Roja, de Sofía Bordenave (Competencia Argentina)
El festejo por el centenario de la Revolución rusa no fue el esperado: el gobierno optó por no realizar actos oficiales y limitar los homenajes al ámbito de las instituciones y, sobre todo, a los museos estatales. A partir de testimonios y sin apelar al tentador material de archivo, Sofía Bordenave se propone desconfinar los recuerdos y devolvérselos a los habitantes. Katya, quien vivió los últimos esbozos del acontecimiento, recorre los espacios claves en el proceso revolucionario y rescata a partícipes como el científico Aleksandr Bogdánov, autor de un utópico libro de ciencia ficción anterior a la Revolución, que le da el nombre al largometraje. Nikita y Karl, dos jóvenes cuya pasión es pasear por los techos de la ciudad e inspeccionar edificios abandonados, se convierten en antropólogos para localizar pistas de una Rusia que ya no existe pero que resuena en el presente. Estrella roja advierte sobre los riesgos de invisibilizar la historia, mientras inspecciona esa zona donde la memoria personal y la colectiva empiezan a volverse una.
El perro que no calla, de Ana Katz, (Competencia Latinoamericana) solo en sala
Hartos de los llantos de su perro, los vecinos le exigen a Sebastián que no lo deje solo por las tardes. Sin otra opción, se lo lleva a la oficina, de donde rápidamente lo despiden. A partir de allí su vida atraviesa diferentes etapas de empleo, subempleo y desempleo, a la vez que construye una familia y sobrevive a los inesperados efectos que un meteorito provoca en la Tierra. En 73 minutos, la película conecta momentos distantes y disímiles con una sutileza que nos permite ver aquello que permanece entre tanto cambio. Y, con la misma serenidad con la que Sebastián cultiva vínculos con parejas, compañeros y perros en los intersticios que permiten la precariedad laboral y un mundo al borde del colapso, la película sale a la búsqueda de esa belleza que aparece en lo imprevisto, en los giros sutiles –y no tanto– que pega la vida, mientras se persigue ese anhelo de amor o simplemente de calidez que, como el perro de Sebastián, quizás no se oye, pero nunca se calla.
Carajita, de Ulises Porra y Silvina Schnicer (Competencia Latinoamericana)
Entre los amplios salones de una gran casa a orillas del mar, Sara y su niñera, Yarisa, han construido una amistad tan intensa que parece de fantasía. Mientras Sara encuentra en Yarisa a la madre afectuosa que nunca tuvo, Yarisa encuentra en Sara no solo afecto sino la ilusión de una vida más cómoda, alejada de los dramas económicos de sus orígenes. La fantasía se resiente, aunque sin derrumbarse, cuando Yarisa se ve forzada a lidiar con su pasado y con su hija biológica, Mallory. Pero bastarán una noche lluviosa y un camino embarrado e invadido por los chivos para que se precipite el caos. Al igual que Yarisa, la película también se desdobla: entre lo policial y lo emocional, entre el mar y las rutas embarradas, entre la luz y la oscuridad, y entre quienes se rebelan y quienes aún sueñan con pertenecer. La ilusión de un amor por sobre toda diferencia social se rompe en mil pedazos y desnuda en un mismo movimiento las estructuras que lo vuelven imposible.
Sexo desafortunado y porno loco, de Radu Jude, (Competencia Estados Alterados)
La nueva película del inclasificable Radu Jude se divide en tres partes. La primera se centra en Emilia Cilibiu, una profesora de historia con serios problemas laborales tras filtrase un video porno casero de ella y su marido. El director rumano acompaña las impacientes caminatas de la protagonista hacia la casa de su jefa para darle forma a un diario sobre los humores y paranoias de la aún reciente pandemia en Bucarest. El segundo bloque, en cambio, lo compone un lúcido y lúdico diccionario que le permite a Jude reflexionar sobre política, historia, actualidad, religión, violencia, sexismo y hasta el propio cine. De la A a la Z, pero a su manera. En el acto final, pone en escena una reunión de padres a la que, rápidamente, convierte en un excéntrico juicio en el que se discutirá no solo el futuro de la maestra sino su accionar dentro y fuera del aula. ¿El resultado de la conjunción de las tres piezas? Lo advierte la placa inicial: un boceto para una película popular.
Domingo 21 (continua 22 y 23)
Husek, de Daniela Seggiaro (Competencia Argentina)
El gobierno local planea un millonario proyecto de urbanización en el territorio indígena del Gran Chaco. El programa implica que las familias wichis abandonen sus tierras y modifiquen su ancestral estilo de vida. El niyat Valentino y su nieto buscan impedir que la construcción avance, mientras que, luego de conocerlos en una visita a la zona en disputa, Ana –la arquitecta de la obra– empieza a dudar del proyecto. La observación minuciosa hacia la comunidad y los conflictos tratados provocan que el segundo largometraje de Daniela Seggiaro –coguionado con el escritor wichi Osvaldo Villagra– se ubique cerca del límite entre el documental y la ficción. Sin temor de exponer la violencia tanto histórica como cotidiana y de coquetear con el género fantástico, la directora nos vuelve parte de un relato de disputas y tensiones no solo territoriales sino también lingüísticas. En este desencuentro cultural, la vivienda y el idioma son los dos refugios que la comunidad busca proteger.
Todos los textos corresponden al catálogo del Festival
Violeta Bruck
Nació en La Plata en abril de 1975. Prof en Comunicación Audiovisual (egresada UNLP). Miembro de Contraimagen, realizadora de los documentales Memoria para reincidentes y La internacional del fin del mundo