Las elecciones federales en Canadá, el último 19 de octubre, dieron por ganador con un 40% del voto, y ante la sorpresa de todos, al joven Justin Trudeau 43 años de edad, ahora primer ministro designado del país y jefe del PLC (Partido Liberal Canadiense).
Miércoles 28 de octubre de 2015
Las encuestas pronosticaban una elección muy peleada sin un ganador mayoritario entre los tres más fuertes: el saliente partido conservador de Stephen Harper (PCC) en el poder durante casi diez años (representante de la derecha evangelista); el NPD (Nuevo partido democrático) del candidato Thomas Mulclair, más a la izquierda que los dos anteriores y el que se creía que ganaría las elecciones1cuando empezó la campaña electoral en agosto.
Un sistema electoral calcado de los británicos
El sistema de elección canadiense es uninominal mayoritario de una sola vuelta, no es obligatorio votar y la tasa de participación ha bajado desde los años 90 a un 60%; luego de la Segunda Guerra mundial era del 75%. Las campañas electorales de Canadá no son largas como en Argentina o en EEUU pero esta vez todos comenzamos a ver por televisión a los candidatos desde el 2 de agosto, es decir que la campaña duró unos 78 días hasta este último fin de semana.
Las numerosas promesas de Trudeau junior
Se dice que para los jóvenes de Canadá es más fácil comprar marihuana que alcohol. Esta larga campaña favoreció el debate sobre varios temas, incluso el del cannabis. Trudeau aseguró que legalizaría la droga. Por otro lado, también anunció a Obama que tiene la intención de poner fin a la contribución canadiense en la campaña de bombardeos aéreos contra el grupo islámico armado E.I. en el Medio Oriente.
Este próximo 4 de noviembre formará su gabinete con un 50% de mujeres, lo que se llama la paridad. Él podrá elegir 189 diputados; entre los cuales ocho diputados serán de las primeras naciones (autóctonos), un record histórico. También fueron elegidos dos autóctonos del NPD.
Trudeau, la victoria del mal menor
La idea del mal menor flota entre el electorado debido al enorme desgaste que produjo el reino conservador de Harper y eso es en parte lo que llevó al poder a Trudeau, una forma de asegurarse la salida de líder conservador y el deseo de cambio del país. Contrariamente a Harper, el hijo de Pierre Elliot Trudeau, o PET (1919-2000) en esta elección, se vio con mucha energía, sin autoritarismo en su estilo y comunicando con la prensa. Prometiendo un compromiso con el medio ambiente, dijo que irá con representantes de las provincias a la cumbre de París sobre el clima el próximo diciembre.
Re-PET, como se apoda al hijo Trudeau, se atrevió a romper el consenso afirmando que una vez en el poder invertirá en infraestructura, ya que su propuesta más audaz habrá sido darle la espalda al dogma del déficit cero, yendo a predecir tres años de déficit.
Los trabajos de Justin
Durante la campaña, Trudeau hizo tantas promesas, que se numeran a 167 en total, y deberá cumplir. Cabe recordar el pasado de corrupción de su partido, entre los cuales el célebre escándalo de las Commandites, cuando el PLC estaba en el poder entre 1993 y 20062. Es así que deberá ser irreprochable en el plano de la ética. A su vez, su comportamiento distinto al de Harper ante los grupos de interés, como la industria petrolera estará vigilado.
Hay mucha expectativa alrededor de su figura, tal vez su pasado de profesor de arte dramático sea su mejor arma ya que nada se puede esperar de las democracias burguesas y menos que hagan pagarle a los poderosos y no al pueblo los costos de crisis que se están haciendo sentir.
En una sociedad apática y harta de los gobiernos que no hacen nada más que enriquecerse, la sensación que deja es que en las democracias burguesas existe la idea del voto por el mal menor y así también la miseria de lo posible, ante la falta de una alternativa por izquierda y con independencia de clase.
Fracaso del favorito
Por su parte el jefe del partido NPD, favorito de las encuestas , Thomas Mulclair debería analizar cómo pasó del primer lugar en las encuestas en el inicio de la campaña al tercer lugar, la noche de la elección.
Algunos se preguntan si no fue él mismo quien llevó a su partido al hundimiento queriendo mostrarse más de centro, con el fin de seducir nuevos electores, lo que se tradujo en su gran torpeza, dado el resultado del último lunes.