Con exitosa actividad se dio cierre a la tercera versión del Festival. En Confederación Nacional Gráfica se reunieron artistas, trabajadoras y trabajadores.
Domingo 7 de mayo de 2017
Muy positivo fue el balance que hizo la organización de Escena Obrera este año. Fueron siete jornadas, en un periodo de un poco más de un mes, las que se tomaron distintos espacios de organización de los trabajadores y trabajadoras.
Todas las jornadas tuvieron un carácter único y aportaron a la reflexión de qué papel tiene el arte en nuestra sociedad y cómo puede aportar a la organización y el avance de conciencia de la clase trabajadora. Jornadas como la del Sindicato Nacional de Carteros, con un marcado carácter de género, supieron plantarse en un espacio donde tradicionalmente se desenvuelven hombres. O como en Lo Espejo, donde se le enrostró al alcalde Bruna y sus dictatoriales métodos que mediante la organización los profesores pueden hacerle frente a cualquier ataque.
Los artistas también demostraron estar en sintonía con el espíritu de Escena Obrera. El director de la obra “Casino: expectativas laborales” rescató el carácter del festival, que le da vital importancia al aspecto laboral y cómo la obra de arte dialoga con el espectador, en este caso los trabajadores de manera fluida y natural.
Importante también es destacar lo poco tradicional de los espacios en donde se realiza el festival y el escenario que se tiene que enfrentar para poner en pie cada una de las jornadas. Estamos en un contexto en el que la clase trabajadora se encuentra golpeada, atomizada y desorganizada, debido a las nefastas políticas que se sostienen desde el final de la dictadura. La tradición obrera, que aún se reivindica en algunos espacios como el sindicato de carteros, se ha perdido. De ahí surge la importancia de Escena Obrera, que busca insertarse en lugares de organización de nuestra clase, que se vuelva a reflexionar en los lugares de trabajo para que volvamos a organizarnos políticamente, que vuelva la visión crítica de la realidad.
El balance es claro, Escena Obrera no puede quedar solamente en un festival. Es necesario que desde los lugares de trabajo y de organización, se vuelva a levantar el arte. Necesitamos trabajadoras, trabajadores y artistas comprometidos con la construcción de una cultura creada por nosotras y nosotros. Un arte que se plantee derribar el arte de mercado y que esté al servicio de todas y todos los trabajadores.