Publicamos a continuación la traducción de un artículo del economista marxista Michael Roberts, que puede ser de interes para nuestras y nuestros lectores.
Jueves 4 de mayo de 2023 20:29
El artículo original en ingles fue publicado el 2 de mayo en la web del autor: First Republic – the case for public ownership
El First Republic Bank es el tercer banco que quiebra en EE. UU. tras Silicon Valley Bank (SVB) y Signature. En total, 47.000 millones de dólares en activos bancarios se hicieron humo, pérdidas asumidas en parte por los accionistas y titulares de los bonos de estos bancos. Pero también tuvo un costo para los fondos públicos. La Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC) es un organismo público financiado por las contribuciones de todos los bancos. El costo de organizar y financiar estas quiebras y absorciones se estima en 20.000 millones de dólares (para SVB), 13.000 millones de dólares (para First Republic) y 2.500 millones de dólares (Signature). Así pues, aproximadamente tres cuartas partes de las pérdidas totales las asume la FDIC. La FDIC pedirá nuevos gravámenes a los bancos, por lo que la carga acabará repartiéndose, pero a costa de reducir el crédito bancario a hogares y empresas y de aumentar las tasas de interés.
Un banco que no va a perder es JP Morgan, que absorbió al First Republic. Un gran negocio considerando que pagará a la FDIC 10.600 millones de dólares, a cambio de los cuales obtiene 185.000 millones de dólares en préstamos y otros valores que devengan intereses. A su vez, JPM se hace cargo de los depósitos de First Republic y de los préstamos pendientes con la Fed. Pero la FDIC habilitó a JPM una línea de crédito de 50.000 millones de dólares a lo largo de cinco años, para que cubra cualquier nueva caída de los depósitos o impagos de los préstamos de First Republic. En otras palabras, JPM no tendrá que pedir préstamos caros de la Fed, ya que cuenta con un préstamo especial de la FDIC en condiciones más blandas. Está bien que los bancos pequeños se pregunten por qué el mayor banco de EE.UU. obtiene un préstamo especial barato.
JPM será ahora propietario de los activos de First Republic por 10.600 millones de dólares. Dimon, el jefe de JPM, dice que ganará unos 500 millones de dólares al año con estos activos, lo que se merece por asumir el riesgo de las deudas de First Republic, según él mismo. Pero eso es claramente una subestimación - es más probable que sea un beneficio de 1.000 millones de dólares al año a las tasas actuales de préstamos a las empresas y sobre todo la baja tasa que la FDIC ha dispuesto para que JPM pida prestado. Eso es lo que ganó First Republic en su último trimestre. Esto añadirá un 2% a los beneficios anuales de JPM. Además, ¡la FDIC ha acordado asumir el 80% de cualquier pérdida por impago de préstamos! El precio de las acciones de JPM subió 11.000 millones de dólares en un día al conocerse la noticia. Así que incluso el pago de JPM a la FDIC se ha cubierto inmediatamente.
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Estos colapsos bancarios ofrecen otro poderoso argumento a favor de la nacionalización de la banca. Si los tres bancos hubieran sido nacionalizados, los 35.000 millones de dólares gastados por la FDIC para ceder los activos de estos bancos a otros más grandes podrían haberse utilizado en su lugar para reestructurarlos como bancos públicos que, con el tiempo, habrían aportado ingresos suficientes para que el gobierno (FDIC) obtuviera beneficios, no para bancos como JPM.
La otra lección de esta crisis es el fracaso de la regulación como alternativa a la propiedad pública. En un informe especial encargado por la Fed sobre la debacle del SVB, se culpaba a la reducción de la regulación de los bancos más pequeños durante la administración Trump. A la administración demócrata le gusta esa conclusión, pero el informe no aportaba ninguna prueba de que los cambios de Trump hubieran supuesto alguna diferencia a la hora de evitar el colapso de alguno de esos bancos. La historia de las regulaciones, ya sea aplicada a bancos grandes o pequeños, ha demostrado ser un fracaso total.
Hubo tres grandes quiebras bancarias en EE. UU., dejando a JP Morgan en una posición aún más dominante en el sector, ahora con el 12% de todos los depósitos del pais. En el crack financiero de 2008, se decía que había muchos grandes bancos que eran "demasiado grandes para quebrar". Quince años después, los grandes bancos son aún más grandes, pero no demasiado grandes para quebrar, como demostró la quiebra y absorción del banco suizo Credit Suisse el mes pasado. De hecho, es ridículo que el ahora enorme banco suizo UBS siga siendo privado, subvencionado por el Estado, en lugar de ser público.
Y mientras la Reserva Federal y otros bancos centrales sigan subiendo sus tipos de interés "políticos", aumentando el costo de los préstamos y restringiendo el crédito, seguirá aumentando el peligro de nuevos colapsos bancarios.
Los argumentos a favor de la banca pública son abrumadores, no sólo de los bancos medianos como First Republic que tienen problemas, sino también de los grandes megabancos como JP Morgan, cada vez más convertidos en poderosos monopolios. La banca pública, gestionada democráticamente, acabaría con esa máquina de hacer dinero derrochadora, corrupta e inestable que paga grotescos sueldos, primas y bonos a una pequeña camarilla de especuladores superricos (que especulan con nuestros depósitos) y, en su lugar, la convertiría en un servicio público para sus clientes, hogares y empresas, cuyos beneficios irían a parar al conjunto del país.
Michael Roberts
Marxista británico, a través de su blog thenextrecession.wordpress.com discute aspectos teóricos que permiten explicar la crisis mundial y analiza las perspectivas económicas. Es autor de los libros La larga depresión y Marx 200.