Con una actuación deslucida, el River de Gallardo apenas pudo empatar 1 a 1 con Olimpo de Bahía Blanca. El Mellizo Funes Mori convirtió de cabeza pero luego falló en su área y le sirvió el empate a Borja. Racing acecha, Lanús puede alcanzarlo e Independiente renueva esperanzas.
Lunes 17 de noviembre de 2014 07:00
Foto: Télam
No fue buena la impresión que dejó el equipo del Muñeco. La parcialidad de River estaba acostumbrada a otra cosa. Pero el desgaste, producto de pelear dos competencias importantes, pese a alternar jugadores, le está costando caro. Todavía sus chances de bicampeonar están intactas y mantendrá el liderato aunque Lanús -de vencer esta noche a Independiente- pueda alcanzarlo.
Hasta el gol, a los 23 minutos del primer tiempo, no había demasiadas novedades. Pero en ese momento, de un tiro de esquina, el mellizo Ramiro Funes Mori se elevó con clase anticipando a toda la defensa aurinegra para estampar un frentazo que significó la ventaja 1 a 0 para el local.
Con esa ventaja, River se envalentonó y -a falta de mejores argumentos- pudo aumentar a partir del buen pie de Pisculichi que con un tiro libre probó a Nereo Champagne; el arquero ex-San Lorenzo respondió con reflejos tapando el pelotazo.
Pero River se fue diluyendo y Olimpo, con menor presión, fue tomando confianza.
En el segundo tiempo, los de Bahía estuvieron más atentos y concentrados. Así fue como, a los 25 minutos, una pelota que no logró dominar Borja iba a ser rechazada con toda la furia por Funes Mori. El mellizo cerró los ojos para reventar de un pelotazo, pero olvidó un detalle: pegarle a la pelota. Del grueso error, Borja sacó provecho y selló el empate 1 a 1.
A pesar de la expulsión de Parnisari por doble amarilla a los 31 minutos (que dejaba a Olimpo con uno menos) y de los ingresos de Gio Simeona, Kaprof y Tomás Martínez para ir a buscar el triunfo con mayor peso ofensivo (Mora y Boyé gravitaron poco), la historia no se pudo revertir porque River no se reencontró su fútbol.
Fue uno de los peores partidos del que -hasta el momento- era señalado como el mejor equipo del torneo. Ahora tiene dos obsesiones: la Copa Sudamericana y Boca Juniors. Ambas le quitan el sueño. ¿Será ese insomnio el que le hace olvidar su buen juego? Ahora es cuando el equipo del Muñeco, que empezó pidiendo párrafos para entrar en la historia de River, debe demostrar realmente cuál es su cara.
