Michel Temer, recientemente asumido como mandatario de facto en Brasil, visitará el mes próximo nuestro país para reunirse con Macri y relanzar las relaciones bilaterales.
Juan Baleno @Jota_eMe1917
Martes 20 de septiembre de 2016
Fotografía: www.reformapolitica.org.br
Este 3 de octubre el presidente Mauricio Macri recibirá en una visita no oficial al recientemente asumido presidente de Brasil mediante un golpe de Estado institucional.
La visita es catalogada como no oficial porque ni Temer ni el Gobierno argentino quieren que el mandatario brasileño pase por el Congreso Nacional, por miedo al repudio que pueda generar en una gran mayoría de legisladores opositores, entre los cuales destacan los del Frente de Izquierda y el FpV.
La idea de ambos mandatarios es "darle un nuevo impulso a las relaciones de Brasil y Argentina para fortalecer el vínculo y darle fuerza a los acuerdos del Mercosur".
Brasil continúa aún con una crisis política y económica importante, que arrastra desde hace varios años y que la misma Dilma Rousseff intentó resolver aplicando un ajuste contra la clase trabajadora. Al fracasar ese intento desde el punto de vista del empresariado, fue destituida por sus propio vicepresidente con ayuda de los medios masivos y la derecha golpista de ese país, que busca profundizar las medidas de ataque al pueblo.
Argentina por su lado, está sumergida en un enfriamiento de su económica debido a la brutal transferencia de ingresos hacia los empresarios y el ajuste que llevó a cabo el Gobierno de Mauricio Macri apenas asumió en diciembre. Los efectos ya se empezaron a notar con más de 1 millón de personas que ingresaron en la pobreza y cientos de miles de puestos de trabajo perdidos en 10 meses.
Es importante recordar que apenas consumado el golpe institucional contra Rousseff a fines del mes pasado, Macri fue uno de los primeros presidentes en salir a respaldar a Temer y su giro a derecha legitimando así una medida que pasó por encima de millones de personas que habían votado a Dilma Rousseff el año pasado.
Esta visita se gestó en el G20 celebrado en China, donde ambos mandatarios coincidieron y se confirmó este lunes cuando los dos también se encontraron en Nueva York para la cumbre de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
Se espera un amplio repudio a la visita del presidente de facto brasilero y seguramente movilizaciones a lo largo del país en su rechazo.
