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Red Internacional
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POLÍTICA Y MEDIOAMBIENTE. Foro de Davos: los CEO de las empresas más contaminantes quieren poner “verde” su agenda

Tras una década, por vez primera las amenazas al medioambiente dominan los cinco principales riesgos a largo plazo. Así, el sistema busca seguir generando mayores tasas de ganancia disfrazando de “sustentables” a corporaciones y gobiernos.

Lunes 20 de enero de 2020

En Davos, una apartada localidad de los Alpes suizos, se llevará a cabo el Foro Económico Mundial donde estarán los responsables de las firmas que generan el 70 % del volumen de negocio de las cien compañías más grandes del planeta, más delegados de ocho de las diez multinacionales de mayor valor del mercado.

Este año, seguramente, el centro de atención se pondrá en la participación del presidente estadounidense Donald Trump, negacionista del cambio climático, y la activista climática Greta Thunberg, que llegará, lo más seguro, con un mensaje de confrontación ante las grandes multinacionales.

Días atrás se conoció el Informe de Riesgos Globales, donde cerca de ochocientos expertos y tomadores de decisiones a nivel mundial señalan ante la consulta del foro los peligros más probables y de mayor impacto para 2020, ofreciendo una perspectiva sobre las principales amenazas en la próxima década, en su mayoría medioambientales.

El Informe de Riesgos Globales pronostica un año de mayores divisiones nacionales e internacionales con el riesgo adicional de desaceleración económica. El 78 % de los encuestados dijo que esperan que las “confrontaciones económicas” y la “polarización política interna” aumenten en 2020. También ven aumentar el riesgo de olas de calor extremas y la destrucción de los ecosistemas naturales, así como un aumento en las operaciones de ataques cibernéticos, Infraestructura y robo de datos o dinero.

Las preocupaciones sobre los riesgos ambientales han aumentado en la última década. Por primera vez en los diez años de la encuesta, las amenazas al medioambiente dominan los cinco principales riesgos a largo plazo por probabilidad y ocupan tres de los cinco primeros lugares por impacto. Dos de ellas son las deficiencias de respuesta climática o la pérdida de bio-diversidad.

Este gráfico incluye la estimación del impacto que supondría el evento y el nivel de probabilidad que se le asigna.

Probables y de mayor impacto son los "verdes", es decir, los medioambientales. Por separado sería:

Con este panorama se puede ver que el foro estará centrado en el papel de las compañías en el cambio climático y la degradación del medioambiente.

Ricos y poderosos del Foro de Davos ahora dicen que quieren “salvar el mundo” de la crisis que crearon

Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial (FEM) y creador del Foro de Davos, dijo recientemente que “muchos se dan cuenta ahora de que esta forma de capitalismo ya no es sostenible para este mundo”. Pero ¿quién, o qué, llevó a que esto ya no sea sostenible para el mundo? ¿Y por qué lo reconocen recién ahora?

Davos se desarrolló y desarrolla como un ámbito en el que los CEO se encuentran con los principales políticos del mundo para discutir una agenda a futuro. Su misma creación respondió a la necesidad de que «el mundo de los negocios» tenía de discutir con «el mundo de la política» sobre un nuevo orden. El foro acompañó paso a paso la proyección del neoliberalismo como nuevo modelo económico y apostó por la liberalización de los flujos de capitales y el comercio como dogmas de la “buena gobernanza” mundial.

La fórmula de “CEO + líderes políticos” se fundamentó en la creencia de que en las empresas estaba la llave para el progreso y de que todo se circunscribía a crear un ambiente de confianza para los inversionistas. Entonces, un conjunto de instituciones que estaban fuera del control democrático y el voto ciudadano pasarían a tutelar la política económica. Se trataba de los bancos centrales independientes, el Fondo Monetario Internacional (FMI), las agencias calificadoras de riesgo y la Organización Mundial del Comercio, entre otras.

¿Y qué han conseguido? Entre sus “éxitos” podemos señalar quiebres como el del gigantesco fondo Long Term Capital Management (LTCM, por sus siglas en inglés) en 1998 o el de Lehman Brothers en 2008, una crisis migratoria sin precedentes, el aumento de la brecha entre ricos y pobres y, como si fuera poco, que las emisiones de gases de dióxido de carbono (CO2) han aumentado a nivel global, alcanzando 2018 el récord de 407,8 partes por millón (ppm), rompiendo el de 2017 de 405,5 ppm.

Ahora el capitalismo verde con su hipocresía quiere entrar como alternativa

En el marco de una crisis del capitalismo sin precedentes y tras la enorme movilización juvenil con las huelgas climáticas globales en 2019, no es de extrañar que el sistema busque seguir generando mayores tasas de ganancias disfrazando de “sustentables” a corporaciones y Gobiernos que llevaron a la crisis climática y ecológica. No por nada el Informe de Riesgos Globales fue hecho por Marsh & McLennan, una consultora de seguros y administración de riesgos a nivel global, algo así como una calificadora de riesgo que asesora sobre la posibilidad de un buen negocio. Uno de tantos podría ser la venta de seguros contra catástrofes, ya que se espera que haya más eventos meteorológicos extremos al compás de la crisis climática mundial.

La industria de las energías limpias y renovables aún no es muy redituable para el capitalismo, que no la abraza por preocupación por la crisis climática ni con la idea de una transición energética hacia una matriz sostenible y diversificada. Sin embargo, el negocio puede estar en los sobreprecios que vendan a los Estados que deban invertir en plantas y parques de energías renovables, donde aquellos se endeudan, mientras los bancos siguen ganando. Algo similar se vio en Jujuy con la creación del parque solar de inversión millonaria por parte de una empresa de un familiar del ex presidente Macri, que dejó una enorme deuda en la provincia.

El capitalismo, empujado por la movilización climática, quiere llamar “sustentable” a todo para encubrir su misma política de ajuste de siempre: pasó con la rebelión de los Chalecos Amarillos en Francia, donde justificaban el aumento del combustible como forma de “cuidar” el medioambiente, ya que al elevar el costo de la gasolina la gente cuidaría más y derrocharía menos.

Está claro que las corporaciones y los Gobiernos que nos condujeron a esta crisis no están dispuestos a afectar sus ganancias y que querrán que la pague el pueblo trabajador, las comunidades originarias y las futuras generaciones, que sufrirán los daños que sus empresas contaminantes generan.

Cambiar el sistema y terminar con el capitalismo es la solución

Ninguna solución podemos esperar del Foro de Davos, donde se juntan los multimillonarios que destruyen el medioambiente. El desafío es avanzar hacia una nueva reorganización social donde no sean los CEO los que decidan las políticas económicas de los Estados, sino que trabajadores, científicos y técnicos de universidades decidamos sobre todos los sectores estratégicos de generación de energía cómo planificar otra matriz económica, productiva y de consumo que esté en armonía con la naturaleza, cuide los recursos y bienes comunes, no amenace nuestro planeta y acabe con las desigualdades existentes mediante, por ejemplo, el reparto de las horas de trabajo.

Por eso, para luchar por un nuevo modelo de desarrollo ecológico es necesario también enfrentar el modo de producción capitalista y no solo modificar su forma de desarrollo actual. Una pista, en ese sentido, brindaron las enormes movilizaciones de 2019 que pusieron en el foco la responsabilidad de Estados y multinacionales en la actual crisis ecológica y climática.