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Red Internacional
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Europa. Francia: Macron intenta fijar condiciones para el nombramiento del próximo Primer Ministro

Después del triunfo del Nuevo Frente Popular, en una carta enviada a la prensa, el presidente fija las condiciones para el nombramiento de un nuevo primer ministro, que según él debe proceder de una coalición mayoritaria. Una maniobra totalmente antidemocrática para volver a situarse en el centro del juego.

Jueves 11 de julio de 2024 01:59

En los últimos días, la cuestión de la composición del próximo gobierno ha agitado el debate político en Francia. Después de unas elecciones legislativas ganadas por la centro izquierda, sin que ésta consiguiera la mayoría absoluta, el Nuevo Frente Popular (NFP) pidió gobernar. Por el contrario, el macronismo y la derecha intentan trazar escenarios alternativos, entre el proyecto de gran coalición y el proyecto de alianza Juntos-Los Republicanos (la coalición liderada por Macron y otro partido de derecha del cual es miembro el ex presidente Nicolás Sarkozy). Una situación de indeterminación en la que Emmanuel Macron decidió intervenir este miércoles en una carta enviada al PQR (grupo de medios locales y regionales de Francia).

A pesar de la derrota de su bando en las elecciones legislativas -salió segundo-, explica que "nadie ganó" y pide un acuerdo entre "todas las fuerzas políticas que se reconocen en las instituciones republicanas, el Estado de derecho, el parlamentarismo, una orientación europea y la defensa de la independencia francesa". para “construir una mayoría sólida, necesariamente plural”. Macron, en minoría, hace de esta perspectiva la condición para el nombramiento del próximo Primer Ministro, imponiendo así su voluntad de forma totalmente bonapartista y antidemocrática. Una posición que llega incluso a interferir en el programa del futuro gobierno, explicando -el último domingo- que éste “debe construirse en torno a algunos principios importantes para el país, valores republicanos claros y compartidos, un proyecto pragmático y legible y tener en cuenta las preocupaciones de ustedes”.

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El anuncio pretende no sólo bloquear un gobierno del Nuevo Frente Popular, exigido por la izquierda institucional, sino también mantener al gobierno actual en el poder hasta que surja una coalición. Se trata de una maniobra del poder que debe ser ampliamente denunciada. Más debilitado que nunca, Macron sigue queriendo dictar quién puede gobernar, apoyándose para ello en el funcionamiento antidemocrático de la Quinta República y en los poderes que ésta confiere al Presidente de la República.

Sin embargo, si esta política es posible, es también gracias a la política de retiro sistemático de candidaturas, entre las dos rondas electorales, en nombre de la lucha contra la extrema derecha, en beneficio de figuras tan reaccionarias como Elisabeth Borne (ex primera ministra de Macron) o Gérald Darmanin (actual ministro del Interior), ahora enemigos número uno del NFP según sus propias declaraciones televisivas.

Elogiado por todas las fuerzas de izquierda, este “frente republicano” permitió a Macron, a pesar del odio que suscita en el país, salvar las ropas en las elecciones legislativas, conservando una base de 163 diputados que le sitúa en el centro de las posibles coaliciones. A partir de ahora, el Presidente explica que "ninguna fuerza política obtiene por sí sola una mayoría suficiente y los bloques o coaliciones que surjan de estas elecciones son todos minoritarios", y pide ampliar la lógica del "frente republicano en un sentido de gobierno".

La decisión de Macron pone así de manifiesto los profundos límites de la izquierda institucional. En los últimos días, Jean-Luc Mélenchon y el NFP se han limitado a exigir una "cohabitación" con Macron y han mostrado su total adaptación al marco totalmente antidemocrático de la V República. La amenaza de pedir la renuncia de Macron expresada entre las dos rondas de elecciones parlamentarias (30 de junio y 7 de julio) ha sido sustituida por la petición de que acepte nombrar a un primer ministro de centro izquierda. Esta estrategia institucional no solo es impotente, sino que abre la vía a los peores compromisos y traiciones, con el riesgo real de que una parte de la izquierda acabe aceptando trabajar con Macron, como algunos preveían muy concretamente antes del 7 de julio.

Si bien el futuro gobierno será, en cualquier caso, frágil y sujeto a los caprichos de una situación eruptiva, esta observación recuerda una vez más que los trabajadores, los jóvenes y los barrios obreros no deben hacerse ilusiones sobre la capacidad de un posible gobierno de la izquierda institucional para conseguir demandas que coincidan con sus aspiraciones. Ya se trate de salarios, pensiones o endurecimiento autoritario del régimen, en la actual situación de crisis internacional y decadencia del capitalismo francés, es más que nunca en nuestras propias fuerzas y en las armas del mundo del trabajo donde debemos colocar nuestra confianza.