El movimiento de solidaridad con Palestina ha dado un salto adelante esta semana, tomando los aires de las movilizaciones espontáneas contra la reforma previsional y de las manifestaciones de «Black Lives Matter». Este impulso presiona al gobierno, en apuros ante las elecciones europeas.
Lunes 3 de junio 20:04
Cerca de Trang Bang en Vietnam del Sur, el 8 de junio de 1972, Kim Phuc, de 9 años, grita de dolor tras ser quemada con napalm. Estaba rodeada por sus hermanos y primos, y seguida por las fuerzas armadas survietnamitas. La «escena» fotografiada por Nick Ut tuvo un impacto espectacular en cuanto se publicó en la portada del New York Times el 9 de junio de 1972, y después en la prensa de todo el mundo. Unos meses más tarde, tras un auge sin precedentes del movimiento antibelicista, los Acuerdos de París, firmados en enero de 1973, declararon el alto el fuego (La paz no se restableció hasta el 30 de abril de 1975 con la caída de Saigón).
Domingo 26 de mayo de 2024, en un campo de refugiados de Rafah, Gaza. Un padre lleva alzando el cuerpo decapitado de su hijo. A su alrededor, cuerpos desmembrados por las bombas. El pánico que se apodera de los refugiados mientras corren en todas direcciones, mientras la noche misma parece estallar en llamas. Al día siguiente, el vídeo de la masacre recorre las redes sociales y el mundo. En los casi ocho meses transcurridos desde que comenzó el genocidio en Gaza, estas imágenes están lejos de ser la excepción. Esta vez, sin embargo, la reacción adquirió una dimensión totalmente distinta.
Esa misma noche, decenas de miles de manifestantes tomaron las calles de París. Hasta bien entrada la noche, en los alrededores de la Place de la République, Châtelet y Rivoli, el barrio de la Ópera y cerca del Elíseo, se formaron procesiones espontaneas que se descontrolaron. Al día siguiente, los manifestantes tomaron la carretera de circunvalación. Otra vez el miércoles. Y de nuevo el jueves frente a las oficinas del canal TF1, donde el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu estaba siendo entrevistado. Durante la semana también se produjeron manifestaciones en Lyon y Marsella.
El sábado, a convocatoria de la AFA Paris Banlieue (Acción Antifascista), las calles de la capital francesa se llenaron (más de 30.000 manifestantes según los organizadores) en homenaje a Clément Méric, contra la extrema derecha y por Palestina. Fue sin duda la mayor movilización desde el 7 de Octubre. Varios miles de manifestantes se movilizaron también en numerosas ciudades del país. En Lyon, Toulouse, Montpellier y Perpiñán hubo más de 2.000. Más de 1.000 en Rennes y más de 15.000 en Marsella. En muchos casos, las manifestaciones fueron las más numerosas desde Octubre, incluso en pequeñas ciudades como Saint-Brieuc y Morlaix, donde acudieron varios centenares de manifestantes.
En las manifestaciones del sábado, como en las marchas espontáneas, los jóvenes están en primera línea. En París, a los sectores que llevan varios meses movilizándose se une un gran número de nuevos manifestantes procedentes de los institutos y universidades de la región de Île-de-France, con una notable presencia de jóvenes de barrios populares. Estos perfiles recuerdan a los sectores movilizados en manifestaciones espontáneas en el momento de las movilizaciones de «Black Lives Matter» en Francia en el verano de 2020.
Un cambio cualitativo en la movilización, mientras que en los últimos meses, y desde la pérdida progresiva de impulso de las marchas semanales que siguieron al inicio de los bombardeos israelíes sobre Gaza después del 7 de Octubre, la solidaridad con Palestina se había expresado casi exclusivamente en los campus universitarios y a escala vanguardista. Las numerosas reacciones de personalidades influyentes que hasta entonces habían guardado silencio sobre la situación en Palestina dan una idea del cambio de estado de ánimo, que está contribuyendo a aflojar el dominio reaccionario de los últimos meses.
Esto intensificará la presión sobre el gobierno de Emmanuel Macron, que la semana pasada optó por distanciarse de la perspectiva de reconocer un Estado palestino y corre el riesgo de sufrir un enorme revés en las elecciones europeas, amenazando con reabrir una crisis política latente. En este contexto, tras haber hecho un primer «gesto» mínimo hacia los partidarios de la causa palestina anunciando la exclusión de las empresas israelíes de la feria de armamento Eurosatory, que se celebrará del 17 al 21 de Junio en la región parisina, el jefe del Estado anunció que hablaría el jueves en las «20 heures» de France 2 y TF1 sobre la «actualidad internacional».
Mientras los jóvenes salen a la calle, las direcciones sindicales también parecen haber cambiado algo su actitud: la dirección de la CGT (Confederación General de los Trabajadores) ha decidido llamar a la movilización a nivel confederal el 8 de Junio. Esta convocatoria debería servir para preparar un salto en la movilización de los dirigentes del movimiento obrero, que tienen un papel central que desempeñar para reforzar la relación de fuerzas en apoyo de Palestina y contra la complicidad del gobierno francés en el genocidio llevado adelante por Israel contra la población palestina en Gaza.
A una semana de las elecciones europeas, cuyo resultado parece globalmente reaccionario, la politización de amplios sectores de la juventud en solidaridad con Palestina es una oportunidad para empezar a cambiar la dinámica social en el país tras un "año negro" de ofensivas contra los derechos sociales. En un momento en que la extrema derecha podría triunfar en las elecciones, el movimiento obrero debe tratar de vincular las movilizaciones por Palestina a la construcción de una respuesta global a las ofensivas del gobierno contra los derechos de los trabajadores.
Más que nunca, el movimiento por Palestina debe ir más allá del desafío a las instituciones internacionales y desarrollar sus propias perspectivas y un programa claro contra el gobierno y el imperialismo. Para ello es necesario avanzar en la estructuración de la movilización desde abajo. Por el momento, en el espacio de una semana, la movilización en apoyo a Palestina ya habrá ayudado a aflojar parcialmente el dominio reaccionario sobre el país. ¿Quizás se consiga mucho más?