Las jornadas del 22 de marzo vieron emerger un movimiento, liderado por los trabajadores ferroviarios, uno de los sectores estratégicos del movimiento obrero, que se han mostrado decididos a participar en la lucha contra Macron.
Domingo 25 de marzo de 2018 15:08
La jornada de movilización del 22 de marzo en Francia fue un éxito. Sin embargo, Macron continuó sin ver la “ira” contenida. Empleados de los servicios públicos, estudiantes universitarios y secundarios, empleados del sector privado, un movimiento masivo de trabajadores ferroviarios, no solo se manifestaron sino que llevaron adelante una huelga para desafiar a Macron.
Un día después del 22 de marzo, ya estaba claro que la movilización había cumplido todos sus objetivos. Desde París a Marsella y a través de muchas ciudades “medianas”, las calles se llenaron el último jueves. Al final, las cifras de movilización son similares a las del 9 de marzo de 2016, la jornada que inició la batalla contra la reforma laboral. Con el detalle de que la versión 2018 tiene un activo adicional: el de ver emerger un movimiento global, liderado por los trabajadores ferroviarios, uno de los sectores estratégicos del movimiento obrero, que se han mostrado decididos a participar en la lucha contra Macron.
Habiendo terminado ya la famosa “luna de miel presidencial”, que tradicionalmente acompaña los primeros meses del quinquenio del recién elegido presidente, Emmanuel Macron se enfrenta a su primera pelea social, 65.000 manifestantes en París, 55.000 en Marsella, 25.000 en Toulouse, para un total de 480.000 manifestantes en todo el país. Las cifras hablan por si solas, similares a las protestas del 9 de marzo de 2016 que comenzaron la primavera contra la ley laboral de El Khomri. Sin embargo, este 22 de marzo tiene un activo cualitativo adicional, mas allá de las cifras. Si la primavera de 2016 fue dirigida principalmente por los jóvenes, la versión de 2018 esta marcada por la entrada inmediata en la batalla de importantes sectores de la clase trabajadora, con los trabajadores de ferrocarriles a la cabeza. Un día convocado por la administración pública que sirvió como un empalme para toda la “ira” contenida, en particular por sectores de la juventud, de los trabajadores de la salud, los controladores aéreos, trabajadores del transporte, etc.
De parte de los trabajadores ferroviarios, se trata de un movimiento masivo que ha respondido a Macron y su plan de privatización de la Sociedad Nacional de Ferrocarriles de Francia. Los principales medios de comunicación no ignoraron este hecho. De modo que el diario Les Echos habla de una “advertencia a Macron”. Estas inesperadas altas tasas de huelguistas no atendían a la estrategia propuesta de un mero acto central en París. Los trabajadores ferroviarios tomaron esta huelga masivamente. Mejor aún, el día 22 de marzo surgió así también como “punta de lanza” de la lucha de los ferrocarriles. Con mas de 500 trabajadores ferroviarios en la asamblea general del norte de París abriendo claramente una alternativa a un plan de batalla de “2 días de huelga cada 5 días” ampliamente rechazado. Por lo tanto, los trabajadores ferroviarios votaron a favor de la huelga reconductible (prorrogable) a partir del 3 de abril y la retirada sin negociación del plan ferroviario del gobierno. Otro de los elementos que tuvo un gran valor, no solo simbólico, es que junto a los ferroviarios de la Estación Norte estuvieron acompañados por los trabajadores precarizados de limpieza de la empresa Onet, que llevaron adelante una lucha ejemplar y exitosa de 45 días entre noviembre y diciembre, y que se movilizaron por sus propias demandas y en solidaridad con los ferroviarios. Un ejemplo de la convergencia de las luchas que debe servir para todo el movimiento a escala nacional, para unificar las fuerzas en la batalla que nos enfrenta hoy a Macron y su gobierno.
Los “puntos de avanzada” que deben involucrar a la juventud y a los trabajadores en esta batalla
En la juventud, no se puede excluir la entrada masiva de este sector en el actual proceso de lucha. Este 22 de marzo fue testigo de un posible inicio del movimiento en escuelas secundarias, con el bloqueo y la marcha masiva en la manifestación. En algunas universidades, las asambleas generales crecieron en los últimos días, como en Burdeos, Nantes, o Montpellier. Las asambleas de la universidad de Mirail en Toulouse, que oscilan entre 1500 y 3000 participantes, tuvieron una prueba real este 22 de marzo.
Si bien se ha logrado un gran avance en la demanda local contra el proyecto que fusiona las universidades de Toulouse, el nombramiento de un administrador provisional tras la expulsión del presidente de la Universidad y las amenazas de represión policial, la asamblea general de esta jornada sirvió para reavivar esta lucha, sino que también planteó la cuestión de la autogestión de la universidad por parte de los trabajadores y estudiantes. Agregase a esto la ola de solidaridad nacional luego del anuncio de la posible intervención de la Policía Nacional en el campus, este cóctel podría ser explosivo en los días venideros. Como tal, la organización de una Coordinación Nacional de Estudiantes en la Escuela de Mirail este fin de semana aparece como una fecha central, mientras que el “punto de avanzada” del desafío estudiantil ha experimentado con éxito durante mas de dos meses de movilización bajo el signo de la autoorganización de los trabajadores y estudiantes en lucha.
La autoorganización: una llave indispensable para abrir las puertas de la victoria
Hoy hay pocas dudas de que la batalla apenas comienza. La pregunta centras es: Qué estrategia para ganar?
La primera de las condiciones, mas allá de las preguntas eternas de la unidad y la convergencia de las luchas, radica en el rechazo de cualquier forma de consulta o negociación con el gobierno. Seamos claros, mientras que la base de los trabajadores, especialmente los ferroviarios, han expresado claramente en las calles sus intenciones de luchar, cualquier negociación con el gobierno puede ser una bocanada de aire fresco para Macron y sus secuaces. El gobierno lo ha entendido bien, anunciando, no sin cinismo, que abrirán “negociaciones reales”, validando, digamos, el hecho de que las anteriores solo fueron una farsa.
Esto conduce a la segunda condición primordial, la de la autoorganización del movimiento por parte de todos los trabajadores en lucha, a través de asambleas generales y sus variantes que garanticen el respeto democrático de las decisiones, así como el establecimiento de fondos de huelga o comités de huelga bajo el control directo de los trabajadores. Es, en cierto modo, la única manera de imponer, a través de la presión en la base, la unidad en la cima de las direcciones sindicales. En este sentido, el ejemplo de la asamblea general ferroviaria de la Estación del Norte es valioso y debe allanar el camino para su generalización, sirviendo como punto de apoyo para todos los sectores en lucha. También se plantea la cuestión de ampliar la movilización al sector privado para aumentar el equilibrio de poder a favor de los trabajadores contra Macron. Los trabajadores de la automotriz PSA Mulhouse respondieron a esta llamada, volviendo a ofrecer un ejemplo interesante que debe ser reclamado, masificado y exportado a todo el país.
Finalmente, la batalla contra Macron va de la mano con una lucha de naturaleza política. De hecho, la simple retirada de las reformas actuales en educación, ferrocarril o salud parece mínima, mientras que los accidentes de trabajo, los agotamientos, o los suicidios han aumentado a medida que avanzan las contrarreformas neoliberales. Es por eso por lo que es esencial hacer la pregunta sobre la naturaleza del servicio publico que queremos, y proporcionar a toda la movilización con un programa que pueda abrir una alternativa progresiva a la situación actual. En este contexto, la lucha por la opinión pública y la creación de vínculos con los usuarios, y la población en general, será decisiva para construir el equilibrio de poder para derrotar a Macron y sus políticas antisociales y antipopulares.