Este viernes las negociaciones organizadas por la petrolera francesa con los sindicatos dieron como resultado un acuerdo alejado de las demandas de los huelguistas. Quieren desmoralizar a los trabajadores que culminan su segunda semana de paralización y cuentan con fuerte respaldo popular.
Sábado 15 de octubre de 2022 02:13
El Gobierno de Emmanuel Macrón está desesperado por poner fin a la gran huelga que llevan adelante los trabajadores de las refinerías francesas. A la enorme campaña de desprestigio que montó con la ayuda de los grandes medios de comunicación, la compra de combustible a la sancionada Rusia, y la aplicación de leyes de la Segunda Guerra Mundial para forzar a los trabajadores a garantizar servicios mínimos, ahora suma intento de debilitar y quebrar la huelga con un vergonzoso acuerdo a la baja firmado con la burocracia sindical oficialista.
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El jueves por la noche, todos los sindicatos de Total fueron finalmente recibidos para negociaciones salariales, mientras continúa la huelga en las principales plantas petroleras de la empresa. Para estas negociaciones, la dirección de Total había decidido nuevamente invitar a las "organizaciones sindicales representativas dentro de los límites de la Base Social Común", un marco de negociación sesgado que otorga peso mayoritario a los sindicatos que no participan en el movimiento huelguístico.
Las conducciones de las centrales obreras CFDT y CFE-CGC no son parte del movimiento huelguístico que recorre las refinerías por toda Francia reclamando no perder frente a la inflación. Sin embargo, las burocracias se arrogaron el derecho de firmar este acuerdo que está muy lejos de las reivindicaciones obreras. Los trabajadores exigen un aumento del 10% para 2022 y estos “dirigentes” acaban de arreglar por alrededor del 5% para 2022 y 2023. Una verdadera hipocresía en vista de las ganancias millonarias de Total.
El acuerdo es una maniobra de la patronal y el Gobierno con el fin de reproducir el “método ExxonMobil”, empresa donde con la burocracia traidora firmó un acuerdo similar sobre salarios para 2023 que representa migajas en comparación con los beneficios que obtiene la multinacional. Peor aún, ante la inflación, avala una caída de los salarios reales. Con el “acuerdo”, negociado a espaldas de los trabajadores, el Gobierno intenta justificar la represión del movimiento y desmoralizar a los huelguistas.
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Como en Exxon, este nuevo “acuerdo” con Total se utilizará para reprimir a los huelguistas, justificar nuevas “requisas” (obligación de garantizar servicios mínimos) y tratar de deslegitimar la lucha en las refinerías. Un proceso ya iniciado en la mañana de este viernes, mientras los medios intentan tergiversar favorablemente las propuestas de Total para atacar la huelga.
Al mismo tiempo, la energía de los trabajadores no parece menguar. Por el contrario, la huelga se renovó en asambleas en todas las instalaciones de Total este mismo viernes. Así mismo, desde el martes se vienen multiplicando los llamados a apoyar a los huelguistas y sumarse a la dinámica que han puesto en marcha. En este contexto, es esencial que los trabajadores de base de la CFDT y más en general todos los empleados de Total, denuncien urgentemente esta traición de la conducción de la central obrera.
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Frente a la ofensiva que se prepara contra los trabajadores, debemos ayudar a los refinadores a resistir y a luchar por extender el movimiento a partir del 18 de octubre, día en que la CGT ha convocado a un paro general (interprofesional).
En ese contexto, todavía todo es posible para las refinerías, que han abierto una nueva situación en el país. Mientras distintos sectores del movimiento obrero se plantean ir a la huelga por salarios, debemos denunciar las maniobras de Total, oponernos con firmeza a las requisas y mantenernos firmes en el bloqueo de las refinerías, que constituye la punta de lanza de la dinámica actual. Pese al traicionero acuerdo, tras dos semanas de huelga, el equilibrio de poder puede multiplicarse la próxima semana con la extensión a nuevos sectores.
En ese sentido, es hora de que todo el movimiento obrero se ponga en orden de batalla junto a los refinadores, a quienes debemos rodear con solidaridad pero sobre todo sumarnos a la lucha. Mientras los ferroviarios de Landy, "inspirados" por las refinerías, votaron a partir del lunes una huelga renovable (que se va extendiendo en el tiempo mediante asambleas) y los trabajadores de las centrales nucleares están de paro, la huelga interprofesional del 18 de octubre puede ser la ocasión no sólo de una auténtica jornada de paralización de la economía sino también un punto de apoyo para dar continuidad a la medida de fuerza.
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Comenzar a construir esta perspectiva ahora, como lo hacen los trabajadores del transporte, desde la base pero también desafiando a sus líderes sindicales, será clave para ganar a las empresas petroleras y arrebatarles conquistas para todo el mundo del trabajo. Para ello, trabajar en la unificación de las demandas de nuestra clase es central, por ejemplo, exigiendo la indexación de los salarios según la inflación, así como un aumento inmediato de todos los salarios de 400 euros.
El gobierno está desesperado, y mientras Total maniobra para romper la huelga desde adentro mediante la burocracia traidora, la consigna de "huelga general" se extiende en sectores estratégicos del movimiento obrero. Hay mucho en juego y se puede ganar.